Sufrieron cuatro asaltos en tres meses y ya piensan en irse del barrio por miedo

Jueves 20 de Septiembre de 2018, 05:41

EL LUGAR. Los asaltantes quisieron robar en el local de Warnes al 700, pero huyeron cuando se activó una alarma. La Gaceta / Foto de Franco Vera.



“Vinieron directamente a buscar plata. Si entraban, nos mataban. Estaban dispuestos a todo; esa es la sensación que tengo”, reconstruye Miguel Ángel Marchese después del robo que sufrió el martes en su despensa del barrio SEOC III, en Villa 9 de Julio. “Ahora, espero es que todo esto se termine y que los detengan para que mi familia pueda estar tranquila”, agregó.

El comerciante contó que hace tres meses comenzó a atender su local y que desde entonces ya sufrió cuatro robos. “Fueron dos en agosto, otro el lunes y el último ayer (por el martes). Comenzamos a trabajar para el Día del Padre. El dinero que ingresa lo reinvertimos todo en comprar mercadería y así vamos tirando. Casi no tenemos plata en el negocio”, señaló.

Sobre el asalto, contó: “después de uno de los robos instalé tres cámaras de seguridad. El monitor está en el comedor. Desde allí vemos cuando llega un cliente y salimos a atenderlo”. Agregó que el martes a la siesta vio cuando pasó uno de los asaltantes.

“Observó que estaba vacío y entonces entró. Vi que intentó agarrar la caja registradora y activé el botón antipánico. Creo que nos estuvieron estudiando y que nos salvó la alarma. Lo que no sabían era que los estaba viendo”, contó.

Los motochorros cubrieron su fuga a tiros. Los persiguió uno de los hijos de Marchese. Le dispararon en una pierna. También hirieron a Marcela, la esposa del comerciante.

“Yo disparé con un rifle de aire comprimido para que se fueran. Gracias a Dios no estaba mi hijo de ocho años, que siempre juega en el patio. Lo acababa de dejar en la escuela”, relató.

Los ladrones se movilizaban en una motocicleta de alta cilindrada. La habían dejado a media cuadra de la despensa. Como no pudieron hacerla arrancar, huyeron corriendo a través de un descampado, hacia el sur, en dirección a un asentamiento conocido como “El Papelito”.

“ ‘¡Papá, me han dado!’, gritó mi hijo. En ese momento, sentí una quemazón en la rodilla”, relató Marcela. “Si mi hijo no la cubre, la matan. Yo le hice presión en la herida. Sangraba mucho”, agregó su marido. Luego llegó una ambulancia del 107 que llevó a las víctimas hasta el Centro de Salud. Allí recibieron las primeras curaciones y fueron dadas de alta.

Bronca y miedo

Vecinos enfurecidos le prendieron fuego a la moto. “Estamos cansados, porque hay robos todo el tiempo
. Los vecinos tenemos que cuidarnos entre nosotros. Vivimos a la defensiva por culpa de la inseguridad”, dijo una vecina. Pidió que su nombre no transcienda por temor a represalias.

Como consecuencia del ataque, el comerciante y su familia no descartan mudarse: “Voy a tener que poner más rejas para reforzar la seguridad, pero la verdad es que nos queremos ir. Tenemos mucho miedo de que regresen”, aseguró.

Los habitantes del barrio ya habían dejado una nota en la despensa para juntar firmas. La idea es reunir las adhesiones para que se instale un destacamento policial en la zona. “Los hechos que se están produciendo en los últimos días nos están dando la razón. Estamos cansados de vivir presos de la inseguridad. No podemos vivir tranquilos”, aseguró Luciana Herrera.

Marcos García agregó: “necesitamos de una vez por todas que nos den respuestas. No sé qué están esperando. Acá la gente está cansada y se está armando. Cuando uno pretenda hacer justicia por mano propia, nadie deberá escandalizarse”.

La investigación del caso quedó en manos de la división Delitos Contra la Propiedad, al mando de los comisarios José Díaz y Carlos Álvarez. Los pesquisas tendrían identificados a los autores y en las próximas horas solicitarían medidas para concretar su detención.
 

Fuente: https://www.lagaceta.com.ar/nota/784129/actualidad/abrieron-despensa-hace-tres-meses-ya-sufrieron-cuatro-robos.html