Sin embargo, el negocio ubicado en 25 de Mayo al 700 cerró abruptamente sus puertas al terminar 2018.
Hoy, un cartel colgado en la entrada, promocionando el alquiler del local, es lo primero que se ve al observar aquel que fue un pintoresco salón de comida.
Lo llamativo es que desde la última vez que abrió sus puertas, en diciembre de año pasado, nadie supo más nada de sus dueños, y ni siquiera se conoció el motivo certero de su cierre definitivo.
El salón sigue tal cual fue cerrado por última vez por sus propietarios. Las mesas, sillas y el resto de los muebles siguen intactos en el orden que habitualmente lo encontraban quienes visitaban el lugar.
En comercios aledaños comentaron que los proveedores se acercaron a ellos para consultarles acerca de la decisión de cerrar el local, porque a ellos no se les había notificado y hasta aseguraron que los propietarios no atendían sus llamados.
En un principio, se barajó la posibilidad de que la franquicia Black Pan se mantuviera en la provincia, pero solo dedicada a realizar
food trucks para eventos, como ocurre en Córdoba. Sin embargo esto tampoco pudo ser confirmado desde aquella provincia, lugar de donde proviene la franquicia, ya que “por el momento, y por motivos contractuales, no pueden brindar mayores detalles acerca de la franquicia en Tucumán”.
Así de confuso y de extraño fue el fin de una hamburguesería que llegó predispuesta a brindar una ingeniosa y sabrosa alternativa a las hamburgueserías tradicionales de la provincia.
Habrá que esperar a saber si la firma cordobesa dispone nuevamente de una franquicia para estas tierras o si la relación de Black Pan con Tucumán llegó a su fin definitivamente.