Los familiares de los rugbiers cerraron sus redes, dejaron de trabajar y no hablan con nadie

Sábado 15 de Febrero de 2020, 18:58

El club Arsenal de Zárate, donde jugaban los rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa.



El country y la ciudad. Una dicotomía. De un lado, la sorpresa y el silencio. Del otro, la furia y el malestar por el violento accionar de los 10 rugbiers? imputados por el asesinato de Fernando Báez Sosa. En medio de todo esto, el ánimo de los habitantes de Zárate.

¿Cómo viven hoy las familias de los rugbiers imputados por el crimen? Las familias de Juan Guarino y Alejo Milanesi, los dos liberados por falta de certeza en las pruebas recolectadas, se refugian en sus barrios privados a la espera del proceso. Prefieren ser discretos y evitar declaraciones. Tan solo 800 metros de distancia separan El Casco Country Club de otro barrio, Altos del Casco. Los residentes no entienden y se muestran consternados. Muchos, les guardan respeto. Otros revelan su fastidio. Coinciden en que puertas adentro nunca sucedió un episodio fuera de lo regulado por las normas de convivencia.

“Es muy difícil todo esto. Tengo que ayudar a rearmar a mi hijo. Él no hizo nada, pero el golpe es muy grande. Está triste y desorientado”, le dijo el padre de Guarino a este diario cuando intentó contactarlo. Los vecinos cuentan que ya no salen tanto como antes.

“Era común verlos al menos tres veces al día. Iban a diferentes actividades”, señalan en el puesto de seguridad. La realidad cambió. Ahora, suelen abandonar su casa temprano y regresar luego de varias horas. No piensan en mudarse, a pesar de los rumores. Se dice que no hay aflicción más grande que recordar la felicidad en tiempos de miseria. Pero las fotos que muestran a Juan Pedro disfrutando con su entorno familiar, publicadas en su red social, causaron la indignación de sus pares. Y las redes sociales de varios de los involucrados, de buenas a primeras, fueron cerradas.

Las familias de los 8 rugbiers detenidos con prisión preventiva confirmada también conviven en una especie de Noveno Círculo del Infierno de La Divina Comedia. Arrastrados por las circunstancias, debieron cambiar sus rutinas. “Se los ve poco”, aseguran los comerciantes. Ya no toman el café que acostumbraban en la Costanera ni frecuentan los comercios donde se los veía a diario.

Rosalía Zárate, la madre de Máximo Thomsen, era hasta el viernes la secretaria de Obras Públicas del municipio de Zárate.
Rosalía Zárate, la madre de Máximo Thomsen, era hasta el viernes la secretaria de Obras Públicas del municipio de Zárate.


Los vecinos desconfían de que Rosalía, la madre de Máximo Thomsen, se haya desvinculado de su puesto en la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad. Trascendió que renunció a su cargo como funcionaria, pero hay quienes afirman que trabaja desde su casa hasta que la situación se normalice.

El padre de Máximo Thomsen enfrentó a la prensa hace dos semanas, después de la primera visita a la cárcel de Dolores, donde está su hijo preso.
El padre de Máximo Thomsen enfrentó a la prensa hace dos semanas, después de la primera visita a la cárcel de Dolores, donde está su hijo preso.


La escena fatal: Máximo Thomesen camina después de la golpiza salvaje a Fernando Báez Sosa.
La escena fatal: Máximo Thomesen camina después de la golpiza salvaje a Fernando Báez Sosa.


La familia Pertossi cerró sus talleres de autos y motos. En el barrio se comenta que el padre arregló una indemnización con la empresa Toyota para renunciar a su cargo. Varios familiares dieron de baja sus teléfonos fijos. Fuera de servicio anunció la operadora cuando Clarín intentó comunicarse. Los timbres de gran parte de sus domicilios tampoco funcionan. Fueron arrancados y pegados con cinta. Las persianas permanecen bajas.

Es un contraste abrumador: mientras los padres de Fernando Báez Sosa enfrentan el dolor con marchas y abrazos públicos, rodeados de los amigos del chico asesinado, los padres de los imputados se encierran cada vez más imposibilitados de explicar lo inexplicable.

La herida que lastima a la ciudad del noroeste bonaerense no cicatriza. Predomina el dolor ante la falta de respuestas por parte de la Municipalidad. No hubo comunicado ni condolencias para los padres de Fernando. “Dejan marcado a Zárate. Pero no somos todos iguales”, se queja un grupo de jóvenes mientras camina por la costanera.

Los boliches cerraron sus puertas desde hace tres semanas por disposición de la intendencia. Solo La Enamorada del Muro, ubicado en la calle San Martín al 150, permanece abierto al público. Se suspendieron las fiestas y la celebración de los corsos está en duda. “Se apuraron en no esperar”, se escucha en la mesa de un bar. “Si son responsables, tienen que pagar con todo el peso de la ley”, denuncian en la barra de enfrente. Opiniones dividas.

El fantasma del sospechoso número 11 no está instalado en las conversaciones, pero se habla de que se intentó involucrar a un tal Francisco, conocido de Lucas Pertossi. Los padres de Pablo Ventura, el joven acusado injustamente que fue sobreseído por la Justicia, retomaron sus hábitos. Son queridos en la ciudad. Manifiestan su enojo con los rugbiers liberados por no revelar la identidad de otro posible implicado.

La ciudad y el country intentan retomar su ritmo al compás de la rutina. Pero la tristeza es inevitable. El crimen de Fernando está instalado en cada rincón. Un reclamo de justicia latente. La potencia del dolor como un cross a la mandíbula.



Fuente: https://www.clarin.com/suscripciones/landing.html?apw-origin=https%3A%2F%2Fwww.clarin.com%2Fsociedad%2Fcrimen-fernando-familiares-rugbiers-cerraron-redes-dejaron-trabajar-hablan-nadie_0_Jw5q-n0w.html&wb=PW_general