El mítico hotel Edén en Córdoba: la niña fantasma, el reducto nazi y la pausa en cuarentena

Domingo 19 de Julio de 2020, 15:21

El hotel tenía luz eléctrica y servicio postal propios, lavandería diaria y máquinas para fabricar hielo y cremas heladas.



El hotel Edén está curado de espanto, pero tiene a los turistas y a sus fantasmas en cuarentena?. En lugar de iluminar las habituales visitas guiadas nocturnas, la luna se refleja en las puertas cerradas. No hay pisadas frescas en las escaleras. No se escuchan alaridos por los pasillos ni en las habitaciones. Nadie se saca fotos junto a los leones tallados y blancos de la entrada, rodeados por un bosque de eucaliptos negros. ¿A quiénes asustan los fantasmas si en las salas no hay turistas?

El aislamiento no es nuevo para el hotel que le dio origen a La Falda, en Córdoba, a principios del siglo XX. Cuando la tuberculosis era incurable, sus comodidades en las sierras fueron la opción de turismo salud preferida por las familias adineradas argentinas y europeas.

Antes de que surgiera el Tercer Reich y durante la Segunda Guerra Mundial, el Edén fue un reducto nazi y sus dueños (los Eichhorn) viajaban a Alemania con frecuencia para apoyar ideológica y económicamente a Hitler. Y después, por más de 40 años, el edificio estuvo abandonado y sus ruinas sufrían saqueos continuos.

Ante las "apariciones" y anécdotas extrañas comenzaron a realizarse visitas guiadas nocturnas (Gentileza Eden Hotel).
Ante las "apariciones" y anécdotas extrañas comenzaron a realizarse visitas guiadas nocturnas.


En estos días de aislamiento social, los vidrios de las ventanas se llenan de tierra y el agua se estanca en la fuente de mármol del Eden (originalmente sin tilde, pero con el uso se castellanizó). Los pájaros siguen cantando, mientras los humanos entristecen de encierro. ¿Cuánta paciencia será necesaria hasta el final de este silencio?

"Van a tener que esperar, no se sabe hasta cuándo", dicen los guías del hotel, que suspendieron las visitas por la cuarentena ante la pandemia del coronavirus. Después de todo, el Edén nunca fue el paraíso que prometió en diciembre de 1898, cuando fue inaugurado en el Valle de Punilla.

Por los salones del hotel de lujo y tecnología de avanzada pasaron personalidades como el poeta Rubén Darío, el científico Albert Einstein y el músico Arturo Toscanini. También se alojaron Eduardo de Windsor, Humberto II de Italia y los ex presidentes Julio Argentino Roca, José Figueroa Alcorta, Agustín P. Justo y Roberto Marcelino Ortiz. Y fueron huéspedes los artistas Berta Singerman, Hugo del Carril y Zully Moreno, entre muchos otros.

Entre las personalidades que pasaron por el Edén se destaca Einstein, con sombrero y bigotes en primera fila (Gentileza Eden Hotel).
Entre las personalidades que pasaron por el Edén se destaca Einstein, con sombrero y bigotes en primera fila.


Las familias de la aristocracia argentina y del mundo empezaron a frecuentar un hotel que tenía luz eléctrica y servicio postal propios, lavandería diaria y máquinas para fabricar hielo y cremas heladas. Pero el Edén no pudo saldar las deudas de sus orígenes. Y su "época dorada" fue la más oscura, al coincidir con el abierto apoyo al régimen nazi por parte de quienes fueron los dueños entre 1912 y 1947.

Con material como para filmar una miniserie, el hotel siempre despertó curiosidad y fascinación en los visitantes que llegaban solos o en tours. Desde hace 30 años, Ariel Mansani guía los recorridos en el Edén y, después de ciertas experiencias que su razón no puede explicar, comenzó a organizar las visitas nocturnas junto a Juan Pablo De Toni. Ambos son testigos de muchas anécdotas que dan escalofríos.


La Niña Fantasma y la Dama de Blanco

"¿Querés venir a jugar conmigo?". Una nena de 5 años visitaba el hotel con sus padres y, cuando estaban por ir a la planta baja, contó que otra niña le había hecho esa invitación desde una de las habitaciones.

Esto ocurrió en el verano de 2006 y el guía era Ariel Mansani: "Subimos hasta el cuarto señalado y sentimos un frío extremo, algo poco común. Como ella describía con tanto detalle la ropa y mencionó que la chica estaba muy enferma, le pedí que la dibujara. Grande fue mi sorpresa cuando vi que puso una cama y un balde".

–¿Por qué tiene eso? ¿Ella juega con el balde? –preguntó Mansani.

–No, ahí escupe –respondió la nena.

En sus comienzos, el hotel tenía 100 habitaciones (Gentileza Eden Hotel).
En sus comienzos, el hotel tenía 100 habitaciones.


Poco tiempo después, algo similar le pasó a otra compañera de trabajo con una nena de 6 años. Entonces Ariel Mansani y Juan Pablo De Toni buscaron en documentos históricos, hasta que descubrieron que la primera dueña del hotel, Maria Herbert de Kreautner, contaba en sus memorias: "A pocos días de abrir las puertas del Eden Hotel, la alegría duró poco porque murió una niña de 8 años".

Rastrearon en los avisos fúnebres de la época y encontraron que "la Niña Fantasma" era Ana Jaime de Abarca, la hija del médico del ex presidente Julio A. Roca, que murió de tuberculosis en el Edén en 1898.

La fecha oficial de apertura del Edén fue el 26 de diciembre de 1898 (Gentileza Eden Hotel).
La fecha oficial de apertura del Edén fue el 26 de diciembre de 1898.


En cuanto a la Dama de Blanco, se cree que se trata del fantasma de la señora Ida Bonfert de Eichhorn, a la que varios visitantes vieron asomada a las ventanas (dicen que medía cerca de 1,90). "Yo no la vi", aclara el guía.


Y señala que además de su experiencia con la nena que dibujó a Ana, lo más triste que le pasó fue escuchar una noche el llanto de una criatura, cuando se quedó a dormir en el Anexo. "Hasta pensé que alguien había abandonado a un recién nacido, salí a buscarlo y no había nada. Pero después me enteré que ahí había muerto un bebé de hipotermia".

El guía Ariel Mansani aclara: "El águila del techo estaba desde la inauguración de 1898, no era un símbolo nazi como se creyó" (Gentileza Eden Hotel).
El guía Ariel Mansani aclara: "El águila del techo estaba desde la inauguración de 1898, no era un símbolo nazi como se creyó".


En diálogo con Clarín, Ariel Mansani dice que lo más terrorífico que le pasó en el hotel fue hace unos diez años, en verano: "Se me apareció una figura negra muy alta y llevaba una capucha en la cabeza. Por las manos sé que era una mujer. Esos cinco segundos me parecieron una eternidad. Y esa noche le pedí a mi compañero que siguiera él con el grupo de visitas".

Miedo no, pero al lugar del hotel que "más respeto" le tiene Mansani es al pasillo donde está la habitación de Ana y se le apareció la figura. "No volví más ahí, ni de día ni de noche", confiesa.

El área de mantenimiento, de planchado y el taller mecánico son los sitios en los que varios visitantes comentaron: "Cuánto dolor, cuánto sufrimiento hubo acá".

La publicidad para atraer a familias adineradas (Gentileza Eden Hotel).
La publicidad para atraer a familias adineradas.


Los orígenes del Edén


"La Falda no existía como tal sin el Eden y sin el loteo de sus tierras", explica el historiador cordobés Alfredo Ferrarassi, autor del libro Eden Hotel y Pueblo La Falda, en referencia al caserío habitado por trabajadores rurales. Porque la ciudad de La Falda, y quizá el Valle de Punilla entero, deben su desarrollo turístico a este emprendimiento de fines del siglo XIX.

Una cabalgata por las sierras que dio en 1895 Roberto Bahlcke, ex oficial del ejército alemán, fue una bisagra en la historia de la región. Mientras se hospedaba en la casa de su amigo Juan Kurth, en Huerta Grande, le gustó tanto este paisaje que decidió vender el hotel que tenía en la ciudad de Córdoba para comprar la estancia La Falda.

Una vez concretada la operación, junto a Kurth y Maria Herbert de Kreautner (ex socia de Bahlcke en el hotel cordobés) ordenaron la construcción del Edén. Los tres le pidieron un crédito a Ernesto Tornquist, quien además de apoyarlos tenía contactos en las altas esferas y futuros huéspedes del nuevo proyecto. Nada podía salir mal.

El loteo de tierras del Hotel Edén dio origen a La Falda, en Córdoba (Gentileza Eden Hotel).
El loteo de tierras del Hotel Edén dio origen a La Falda, en Córdoba.


En 1897, Bahlcke y los otros empresarios alemanes comenzaron a levantar un verdadero edén en este rincón de Córdoba: adquirieron 900 hectáreas en la estancia La Falda, al pie de las sierras, para abrir un gran hotel con todo el lujo y el confort de la época, destinado a las familias más ricas y poderosas de la Argentina.

Luego de un año y, con un estilo ecléctico ítalo-francés, el hotel tenía varias características que lo hacían único: la ausencia de competencia; la preocupación por enfermedades pulmonares -como la tuberculosis-, en una época sin antibióticos y en la que la prescripción médica consistía en el aislamiento y el aire puro y seco (el Edén era ideal); y el mito de la "eficiencia germana", ya que sus impulsores eran alemanes.

Como no había caminos, el problema era de qué manera iban a llegar los futuros turistas hasta el nuevo hotel, y también sus amistades los ayudaron en ese terreno: el Ferrocarril Córdoba N.O. estiró su recorrido hasta la Parada "Km 78", a unas 15 cuadras de la entrada del "Eden Hotel".

La fecha oficial de apertura del Edén fue el 26 de diciembre de 1898. Varias familias de la aristocracia argentina empezaron a frecuentar el hotel, como los Martínez de Hoz, Tornquist, Bianchi, Bunge, Anchorena, Blaquier y Peralta Ramos. Los argentinos se instalaban todo el verano para codearse con los turistas europeos que huían del invierno del Norte y de la tuberculosis.

Los turistas eran transportados en carros, reemplazados por los Ford T y otros autos en las décadas siguientes (Gentileza Eden Hotel).
Los turistas eran transportados en carros, reemplazados por los Ford T y otros autos en las décadas siguientes.

Corría enero de 1900 y los pasajeros se bajaban del tren, descansaban y comían algo en un nuevo restaurante y almacén de ramos generales al que le decían la Casa de las Columnas (una columnata rodeaba el edificio), para luego subirse a los carros que los conducirían hasta el hotel. Con los años, fueron reemplazados por los Ford T.

¿Qué comodidades disfrutaban los huéspedes en sus estadías de tres meses? Todo era poco común para la época. El hotel de 100 habitaciones (con baño compartido, en un principio) tenía luz eléctrica generada por una usina propia, cámara frigorífica, calefacción central y dos cocinas (una para comidas saladas y otra para dulces). A su vez, había huertas, frutales, animales de granja, tambo y hasta matadero propio.

El comedor era para 250 comensales, al que se sumaba el Salón Imperial (para fiestas, con orquesta en vivo) y una sala de juegos: ajedrez, ping-pong y billar. Los espacios lúdicos y de esparcimiento estaban bien distribuidos: canchas de tenis y de bochas; la terraza abierta donde los huéspedes charlaban y jugaban al dominó con vista a las sierras; el Patio de las Damas, a la sombra de los eucaliptos, para el té de la tarde de las señoras, y el Patio Cervecero dedicado a los hombres, debajo de una glorieta.

El comedor tenía capacidad para 250 comensales (Gentileza Eden Hotel).
El comedor tenía capacidad para 250 comensales.


Otros dos patios internos -con techos corredizos y sillones- se usaban para leer y charlar, mientras una cava con 10 mil botellas coleccionaba vinos finos europeos y una caballeriza tenía animales disponibles para dar paseos por las sierras.

Los 250 empleados se ocupaban de que el engranaje funcionara: la fuente de agua (de mármol de Carrara con dos leones tallados), el servicio postal propio y las tareas diarias de lavandería, con planchas eléctricas, secarropas y esterilizadores para combatir el bacilo de la tuberculosis.

Pero no todo lo que brilla es oro. El Edén no daba las ganancias necesarias para su mantenimiento. Los socios fueron abandonando el barco y en 1905 la sociedad se disolvió. Por ser acreedor del préstamo, Tornquist se quedó con la propiedad y las tierras pero le propuso a Maria Herbert de Kreautner que se hiciera cargo del hotel y las hipotecas. Su administración dio un giro en el rumbo del negocio y en la historia del edificio, cancelando la deuda y promocionando el hotel en el exterior.

Era un hotel de lujo y tecnología de avanzada  (Gentileza Eden Hotel).
Era un hotel de lujo y tecnología de avanzada.


Fue uno de los períodos más prósperos del Edén, pero ya cansada y mayor, Maria Herbert le vendió en 1912 la propiedad a los oscuros hermanos alemanes Walter y Bruno Eichhorn, quienes pidieron un crédito.


Los vínculos con el nazismo

Las primeras ganancias les demostraron a los Eichhorn que no iban a poder cumplir con las obligaciones contraídas al comprar el establecimiento turístico. Entonces, comenzaron a lotear la estancia, con la autorización de la señora de Kreautner: para 1914 se escrituró el primer terreno, vendido al señor Emilio Werner. El inicio del loteo de las tierras fue el origen de La Falda.

Ante las crisis internacionales, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la psicosis colectiva que producía la tuberculosis en aquel contexto, la oligarquía argentina dejó sus viajes de vacaciones a Europa y se inclinó aún más al turismo salud y la tranquilidad del Edén. Por las características del clima de las sierras, esta fue la época de mayor esplendor y modernización del hotel.

Como en los comienzos, por los salones del Eden desfilaron celebridades, empresarios y mandatarios. Mientras el hotel ampliaba sus instalaciones, La Falda crecía y se transformaba en uno de los principales destinos turísticos del país.

La sociedad Eichhorn Hermanos prosperó y, a mediados de la década de 1920, Walter Eichhorn y su esposa Ida Bonfert viajaban a Alemania con frecuencia: no sólo conocieron a Adolf Hitler en persona, sino que adhirieron al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y lo apoyaron económicamente.

Por los salones del Eden desfilaron celebridades, empresarios y mandatarios (Gentileza Eden Hotel).
Por los salones del Eden desfilaron celebridades, empresarios y mandatarios.


Si bien no hay un documento que avale que Hitler haya estado físicamente en el hotel, se dice que lo vieron en las cercanías. Y Catalina Damero, que trabajaba en la casa de los Eichhorn y ya falleció, afirmaba que lo había visto en Córdoba por aquellos años.

Nazis confesos, los Eichhorn difundieron los lineamientos de la dictadura del autoproclamado Tercer Reich en la región y encontraron adeptos entre algunos huéspedes, con ideas racistas y nacionalistas y que veían al comunismo como una amenaza.

Invitados a la Cancillería del Reich en mayo de 1935, los Eichhorn fueron condecorados por el propio Hitler y recibieron un diploma, escrito por él, que decía: "Querido camarada Eichhorn: desde su ingreso en 1924 usted junto a su esposa ha apoyado al movimiento nacionalsocialista con enorme espíritu de sacrificio y acertada acción, y a mí personalmente, ya que fue su ayuda económica la que me permitió -en el verdadero significado de la palabra- seguir guiando la organización".

En el Anexo del Edén funciona (cerrado por la pandemia hasta nuevo aviso) un hotel boutique (Gentileza Eden Hotel).
En el Anexo del Edén funciona (cerrado por la pandemia hasta nuevo aviso) un hotel boutique.


El Edén se convirtió en un reducto nazi, donde se llegó a saludar con el brazo en alto y al grito de "Heil Hitler". Según se describe en el libro Eden Hotel. El nacimiento de un pueblo. Historia y cronología, de varios autores -entre los que figura Ariel Mansani-, en esos años se construyó un nuevo salón de fiestas, una pista de patinaje, un teatro al aire libre y un chalet anexo, además de aumentar el número de cuartos y baños. Actualmente (antes de la cuarentena, claro), ese Anexo funcionaba como un hotel boutique con 12 habitaciones.

El hotel tenía un teatro al aire libre, salón de fiestas y pista de patinaje, entre otras cosas  (Gentileza Eden Hotel).
El hotel tenía un teatro al aire libre, salón de fiestas y pista de patinaje, entre otras cosas.


Volvamos a la época de crecimiento furioso, a la sombra del nazismo. El Edén inauguró una pileta de natación, una cancha de golf y el Bar Chino, además de una antecocina, un taller mecánico, una sala de bridge y una peluquería. Los cambios también llegaron a la fachada: se reemplazó el estilo ítalo francés por uno colonial con techos de tejas en la década de 1930.

¿Qué más? Se modernizó la usina, se abrió una imprenta propia y se instalaron cabinas telefónicas, antenas de comunicaciones y radio receptores. Se cree que se podían escuchar los discursos de Hitler en directo, e incluso, mandar mensajes secretos a Alemania.

En su segunda gran ampliación, se construyó una pileta de natación y una cancha de golf (Gentileza Eden Hotel).
En su segunda gran ampliación, se construyó una pileta de natación y una cancha de golf.


Otros dos hechos vinculan a los dueños con los nazis. Después del hundimiento del acorazado alemán Admiral Graf Spee en el Río de la Plata, siete marineros viajaron a La Falda y empezaron a trabajar en el hotel.

Por otra parte, cuando el FBI desclasificó en 1995 documentos de la investigación sobre el matrimonio de Ida y Walter Eichhorn, hubo uno -fechado el 17 de septiembre de 1945- que reveló que Ida Bonfert afirmó en una fiesta en el Edén que"antes de que los nazis obtuvieran el poder, ella colocó íntegramente su cuenta bancaria (30.000 marcos) a disposición de Goebbels" y que "Hitler nunca olvidó este acto", entre otras cosas.

Por el hotel pasaron personalidades como Rubén Darío, Albert Einstein y Arturo Toscanini (Gentileza Eden Hotel).
Por el hotel pasaron personalidades como Rubén Darío, Albert Einstein y Arturo Toscanini.


Cuatro décadas de abandono

En 1945, la caída de Alemania arrastró al abismo al hotel. Justo unas semanas antes del fin de la SGM, Argentina le había declarado la guerra al Eje: por la adhesión al nazismo de los Eichhorn, el gobierno nacional incautó el Edén para transformarlo en una prisión lujosa para miembros del cuerpo diplomático japonés.

Sobre ese momento histórico, el guía Ariel Mansani aclara: "El águila del techo es derribada, supuestamente, a fines de 1945 por ser confundida con el símbolo nazi. Sin embargo, el águila de bronce del hotel estaba desde la inauguración de 1898".

El Edén siempre despertó curiosidad y fascinación en los visitantes que llegaban solos o en tours (Gentileza Eden Hotel).
El Edén siempre despertó curiosidad y fascinación en los visitantes que llegaban solos o en tours.


En 1947, el gobierno de Juan Domingo Perón le devolvió la propiedad a sus antiguos dueños, y los Eichhorn se lo vendieron de inmediato a una firma conocida como Tres K (los empresarios Kartulovich, Kamburis y Kutscher).

La coyuntura también llevó al hotel a la quiebra: la aparición del antibiótico para combatir la tuberculosis, por un lado, y las colonias de vacaciones de los sindicatos que fomentaron un turismo más popular, por el otro, hicieron que la oligarquía se alejara de las sierras cordobesas.

El hotel tenía luz eléctrica y servicio postal propios, lavandería diaria y máquinas para fabricar hielo y cremas heladas (Gentileza Eden Hotel).
El hotel tenía luz eléctrica y servicio postal propios, lavandería diaria y máquinas para fabricar hielo y cremas heladas.


La firma contrajo una deuda que no pudo levantar y, en 1953, se decidió rematar el hotel. En la década siguiente, pasó de mano en mano hasta el cierre definitivo, con reiterados robos. La última temporada del Edén fue la de 1965.

Con remodelaciones que quedaron por la mitad para instalar un casino en los 70, el edificio quedó en el abandono y los saqueos fueron continuos, hasta que en 1988 fue declarado Monumento Histórico Municipal y, un año más tarde, de Interés Provincial.

Tapado de basura y de deudas impositivas, el Edén fue llevado a remate público el 16 de diciembre de 1998. Pero recién en 2006, una iniciativa local privada licitó el edificio para "despertar el gigante dormido". ¿Qué pasó desde entonces? Emprendimientos Edén S.A. trabaja desde esa fecha para "recuperar y mejorar cada día lo que fue la belleza y majestuosidad de este hotel".

Aunque ahora suspendidas por la cuarentena, en el hotel se realizaban visitas guiadas diurnas y nocturnas (Gentileza Eden Hotel).
Aunque ahora suspendidas por la cuarentena, en el hotel se realizaban visitas guiadas diurnas y nocturnas.


Convertido en museo histórico, el lugar ofrecía (hasta que empezó la cuarentena) visitas diurnas y nocturnas, espectáculos y eventos en sus salones.

Por las noches, los guías recibían unas 200 personas en dos horas, la misma cantidad de visitantes que entraban a hacer la visita en una jornada completa habitual. Esa experiencia era completamente diferente porque se proyectaba un video para entrar en clima, y el recorrido por el edificio se realizaba a oscuras, con una linterna. Sugestiones mediante, a cada visitante se le aparecía el fantasma que podía o quería ver.

La Niña Fantasma y la Dama de Blanco son algunas de las presencias que algunos turistas afirman haber visto (Gentileza Eden Hotel).
La Niña Fantasma y la Dama de Blanco son algunas de las presencias que algunos turistas afirman haber visto.


El hotel Edén, que sabe de cuarentenas y de enfermedades incurables, de personajes históricos terroríficos y de fantasmas que asustan a los turistas, espera en silencio.

Algún día reabrirá sus puertas, sus leones serán fotografiados nuevamente y sus pasillos volverán a retumbar de alaridos junto a huellas invisibles. ¿Cuánta paciencia tendrán los fantasmas? /Clarín