Quiso vender un motor y terminó con tres onerosos préstamos a su nombre

Sábado 12 de Junio de 2021, 07:52

ESTAFA. Mediante engaños, el supuesto comprador obtuvo los datos que le permitieron solicitar préstamos a nombre de quien intentaba vender un motor por Facebook.



La Policía y la Justicia santiagueñas investigan la denuncia de un joven que habría sido víctima de una estafa virtual a través de la cual extrajeron de su cuenta bancaria casi $250 mil. El damnificado había intentado concretar una venta electrónica y terminó siendo engañado.

El viernes, en horas de la tarde, un joven de 22 años de apellido Juárez domiciliado en Las Termas de Río Hondo, se presentó en la Comisaría 50 de esa ciudad para denunciar el hecho. La Fiscalía de turno ya dispuso que se dé intervención a la División Delitos Económicos.

De acuerdo con lo manifestado por fuentes policiales y judiciales, el estudiante de 22 años precisó que puso a la venta a través de una publicación en la red social Facebook, un motor de portón corredizo.

Entre las múltiples consultas de interesados que recibió a su número de celular a través de WhatsApp, ya que había dejado su número telefónico para potenciales compradores, hubo un hombre que se contactó y aceleró en su intención de adquirir el motor.

Según Juárez, el hombre al que no le preguntó su identidad, y sólo sabía que habría sido de Villa Ojo de Agua, le ghizo varias consultas sobre algunos detalles del motor en cuestión.

Finalmente, el damnificado acordó la venta por $10 mil con el “comprador” de Ojo de Agua, el cual le solicitó un número de CBU, que es un número específico que tiene cada cuenta, que permite realizar transacciones de dinero de forma virtual.

El hábil estafador se volvió a comunicar con el “vendedor”, diciéndole que tenía un problema y que necesitaba otro CBU aduciéndole que desde la cuenta que él tenía, no podía transferirle el dinero al primer CBU.

Juárez, sin imaginar lo que estaba sucediendo, le dio un número de otra cuenta para que le transfiriera los $10 mil.

Allí, el delincuente le pidió esta vez que se acercara a un cajero automático y mediante engaños, logró que el joven estudiante le revelara la clave Token (una clave de seguridad de los bancos, justamente para evitar estafas).

Con todos los datos en su poder, el estafador le dijo a Juárez que en unas horas impactaría el “depósito” del dinero. Sin embargo, cuando el muchacho regresó unas horas después al cajero automático, su tarjeta ya había sido bloqueada.

Inmediatamente llamó por teléfono a los números que figuraban detrás de la tarjeta y allí le informaron que se habían realizado operaciones en su cuenta en las últimas horas.

El delincuente habría solicitado una serie de préstamos a nombre de Juárez y luego realizó transferencias a otras cuentas. Según la denuncia, fueron dos transacciones de $99.000 y una tercera de $46.900.

Al advertir el engaño, se dirigió a la entidad bancaria y solicitó todos los registros de los últimos movimientos y las cuentas a las que fueron transferidos los montos, informes que fueron aportados en la denuncia. A partir de la denuncia, el caso recayó en manos del fiscal de turno, Rafael Zanni, que dispuso una serie de medidas.

Prima facie puede suponerse que el hecho de contar con un número telefónico desde donde se comunicó el estafador y el número de la cuenta hacia la que se giró el dinero sustraído al denunciante, puede resultar sencillo esclarecer este tipo de delitos, pero los investigadores indicaron que es mucho más complejo.

Los expertos advierten que este tipo de maniobras son cometidas por delincuentes que tienen estudiadas todas las alternativas y cualquier resquicio para vulnerar los sistemas de seguridad de los bancos, que en la mayoría de las veces es el propio damnificado el que les facilita lo necesario para hacerlo, al compartir sus claves personales sin darse cuenta.

El número telefónico puede ser rastreable, pero generalmente después de que cometen una estafa de este tipo, destruyen los chips o descartan los aparatos.

En cuanto a las cuentas a las que transfieren el dinero, suelen iniciar una cadena de movimientos diseminando los montos en diferentes transacciones u operaciones bancarias en distintas entidades y varios titulares, lo que hace muy complejo poder llegar a los autores de la maniobra. /El Liberal