La aparición de Miguel Grandi en una comisaría cuando debía estar en Villa Urquiza actualizó un grave problema

Miércoles 16 de Junio de 2021, 08:18

CRISIS. El motín en la Comisaría de Yerba Buena mostró que el problema de la falta de espacio en las cárceles se agravó.



El fallido intento de fuga en la Comisaría de Yerba Buena, que derivó en un violento amotinamiento, desnudó una verdad incómoda: un reo que por orden judicial debía estar en Villa Urquiza, se encontraba aún entre la veintena de detenidos alojados en esa dependencia.

Se trata nada menos que del empresario de la construcción Miguel de la Cruz Grandi, quien fue tomado de rehén por los revoltosos que hasta llegaron a simular un ahorcamiento para tratar de forzar la apertura del arresto.

El levantamiento de los detenidos duró varias horas e incluyó el incendio de algunos colchones, hasta que por fin pudo ser sofocado, pero dejó latente un problema mucho más grave, vigente hace ya tiempo y, desde siempre, sin solución.

Sucede que la presencia de Grandi en la seccional de Yerba Buena, que sorprendió a muchos, sobre todo al juez que en abril había ordenado su inmediato traslado al penal, fue explicada con el agotamiento de la capacidad del sistema carcelario de Tucumán para albergar a los delincuentes.

Oficialmente se informó que el empresario no fue derivado a la cárcel porque no había cupos. En cambio se quedó en la comisaría que, como tantas otras, alberga a muchos más detenidos de lo que permite la capacidad de su calabozo.

En promedio los arrestos en las dependencias policiales contienen a duras penas a tres veces más cantidad de personas, lo que en general deriva en un hacinamiento que se agrava por las precarias condicones de salubridad.

Ya se registraron brotes de coronavirus en distintas dependencias, que obligaron a tomar medidas excepcionales. También se hicieron obras de ampliación en algunas comisarías, pero no alcanzaror para aliviar una situación límite.

Y el caso de Grandi no es el único. La fuga de cuatro detenidos en la Comisaría 11 fue protagonizado por dos condenados por homicidio agravado, que también deberían estar hace ya tiempo en Villa Urquiza.

La evasión tuvo lugar en un arresto que, por orden judicial, debería estar clausurado, pero eso no se cumplió justamente porque no había donde trasladar a los detenidos.

El sistema carcelario tucumano, sumando los tres penales, tiene una capacidad de 1.083 personas, pero hoy alberga a 1.346. Cumplir con los traslados que impone la ley desde las comisarías, implicaría sumar unas 900 personas.