Domingo 20 de Marzo de 2022, 10:58
Como suele suceder en los grandes dramas, todo habría comenzado con un gesto o una mirada malinterpretados en dirección de la persona equivocada, suficientes como para desencadenar una espiral de violencia que terminaría poco tiempo después, como la muerte absurda de Federico Martín Aramburú, en pleno corazón de París. El ex rugbier argentino parece haber encontrado esa noche en su camino a un grupo de matones de extrema derecha varias veces procesados y encarcelados por feroces agresiones políticas, escribe la corresponsal de La Nación en Francia.
Era todavía de noche el viernes pasado cuando Federico y su amigo y socio, Shawn Hegarty, estaban sentados en las mesas externas del bar Le Mabillon, en uno de lo barrios más elegantes de París, cuando estalló un primer entredicho entre unos individuos, sentados en otra mesa, y una joven mujer.“Aramburú se acercó y dándole un tirón a la capucha de uno de los individuos, lo hizo caer al piso. Antes de que el incidente pasara a mayores, el responsable de la seguridad se apresuró a separarlos”, relata un funcionario. ¿Qué sucedió después? Todo es confuso. Un testigo evoca la existencia de un protagonista que habría mostrado un revolver. Según el testimonio recogido por un periodista del semanario Le Point, el barman del Mabillon habría visto al individuo de la capucha exhibir fugazmente un brazalete de la policía francesa.
En todo caso, unos minutos después, alrededor de las 6h15 de la mañana, Federico y Shawn caminaban por el boulevard Saint-Germain, hacia Saint-Michel, en pleno corazón del Barrio Latino cuando, llegados a la altura del número 146, un hombre rubio -muy probablemente Loik Le Priol- los pasó corriendo, al tiempo que un Jeep conducido por una mujer se detuvo a la misma altura.
“Otra pelea comenzó entre el deportista y ese hombre. Ambos cayeron delante de la boutique de zapatos Geox. Una tercera persona vino en refuerzo del agresor y alguien abrió fuego desde el Jeep, antes de que uno de los agresores también disparara contra el rugbier”, relatan varios testigos, entre ellos una vecina que vio todo desde su balcón y llamó de inmediato a la policía.
Según la policía fueron disparados cinco o seis balazos. Aramburú recibió cuatro de ellos. Un proyectil tocó la columna vertebral, el segundo el cuello, el tercero entró en el muslo y el cuarto le atravesó el costado izquierdo. El argentino se desmoronó frente al negocio, mientras el grupo de agresores se desbandó en varias direcciones.
“El Jeep no estaba bien iluminado y las imágenes de video-seguridad no permiten distinguir la gente en el interior”, precisa una fuente cercana a la investigación. Cuando la policía llegó, Shawn Hegarty intentaba dar un masaje cardíaco a su amigo, ya inconsciente. Los bomberos y el Samu, llegados rápidamente, también intentaron mantener en vida a Federico, en vano.
Federico Martín Aramburu, 42 años, 1,92m. de estatura, ex internacional de rugby argentino, casado y padre de tres hijos, residente en la ciudad francesa de Biarritz, murió en brazos de los socorristas. En estado de shock, su amigo Shawn, neozelandés de 38 años, otro ex internacional del rugby que jugó con Aramburu en Biarritz, se negó sin embargo a ser trasladado al hospital.
El tribunal de París abrió de inmediato una investigación por asesinato, poniéndola en manos de la brigada criminal de la Dirección Regional de la policía judicial. Y la policía no necesitó demasiado tiempo para identificar al presunto agresor de Federico Aramburu.
Se trataría de Loik Le Priol, siniestro personaje de la nebulosa ideológica extremista, ex comando militar de marina, varias veces procesado y encarcelado por hechos de violencia, y tristemente conocido por ser un miembro activo del GUD (Grupo Unión Defensa), un sindicato de extrema derecha. En enero de 2021, fue juzgado por “violencias agravadas” cometidas en reunión, un hecho asimilado a una “sesión de tortura” infligida a un ex miembro del grupo. /La Nación