El brutal crimen en 1996 en Mendoza de “Yoryi”, el “coloradito” de tres años al que todos amaban menos sus padres

Sábado 03 de Junio de 2023, 09:03

La única foto conocida de Ayrton Brian Godoy, el nene asesinado en Mendoza en 1996.



El lunes 13 de mayo de 1996 Ayrton Brian Godoy, “Yoryi”, tenía 3 años recién cumplidos. La noticia de su supuesto secuestro en la playa de estacionamiento de un supermercado conmocionó a Mendoza, pero, unas horas después, lo encontraron asesinado y enterrado en un pozo. La respuesta para explicar el misterio que significó su corta desaparición solo sumó más horror a la historia: el padre lo había matado a golpes “porque no lo saludaba”. El horror, con la complicidad de su mamá.

Jorge Godoy y Graciela Camargo, los padres de “Yoryi”, fueron condenados a perpetua un año después. Pasado un tiempo, también se divorciaron y, actualmente, la mujer ya recuperó la libertad y formó una nueva familia.

En la única entrevista que dio a los medios tras salir de la cárcel, el periodista de Diario Uno José Luis Verderico le preguntó si había ido alguna vez a visitar la tumba de su hijo al cementerio.

“Hace años que voy, pero nadie me reconoce. No quiero hablar de lo que pasó ni de nada que moleste a mis hijos y a mi nueva familia”, respondió la mujer. Entonces, Verderico quiso saber qué había sentido al estar allí, y Camargo manifestó: “Algo muy extraño: que los autitos de juguete se movían”.

La foto, ofrendas y hasta agradecimientos acompañan los restos de
La foto, ofrendas y hasta agradecimientos acompañan los restos de "Yoryi" Godoy.


La mentira

Hace 27 años y ante las cámaras, Godoy y Camargo se mostraban desesperados y entre lágrimas repetían una y otra vez la misma versión. Habían ido juntos al supermercado el sábado a la tarde, en un momento el nene se alejó unos metros y lo perdieron de vista. Después ya no pudieron volver a encontrarlo. Estaban seguros de que alguien lo había raptado.

La policía desplegó inmediatamente un importante operativo para dar con el chico de 3 años. Mientras tanto, los vecinos improvisaban rastrillajes en la zona para colaborar con la búsqueda y la foto de “Yoryi”, vestido con camisa blanca y corbata, se multiplicaba por las paredes del barrio. Toda la comunidad se había movilizado para encontrar con vida a ese nene pelirrojo de ojos grandes y oscuros, pero él ya estaba muerto.


La confesión

La noticia de la misteriosa desaparición de Yoryi había causado tal impacto que a los pocos días el propio Jorge Godoy, su papá, no pudo soportar ese nivel de atención y se presentó espontáneamente en una comisaría de Guaymallén para confesar el filicidio.

En palabras del asesino, el nene no lo había saludado cuando se fue a trabajar y por ese motivo lo había atacado a golpes y patadas. Más tarde, la autopsia expuso sin dejar lugar para las dudas el nivel de salvajismo que alcanzó la paliza.

De acuerdo a la conclusión de los forenses, el cuerpo de Yoryi presentaba varias costillas fracturadas, la rotura del bazo, daños en uno de sus testículos y un severo hematoma en la cara, el cuello y la cabeza.

No obstante, el dato más cruel que reveló la autopsia fue que la víctima había pasado nueve horas de agonía en su cama, sin recibir ninguna ayuda. “De haber actuado en ese tiempo, el niño podría haberse salvado”, apuntaron. La madre del nene no participó de la golpiza fatal, pero tampoco hizo nada para evitarla y salvar a su hijo. Por el contrario, ayudó después a su pareja a encubrir el crimen.


El juicio

Con el avance de la investigación, se supo que tras cometer el crimen Godoy envolvió el cuerpo del nene en una frazada, lo metió dentro de una bolsa y lo ató a la parrilla de la bicicleta que usó para llegar hasta un descampado ubicado a unos 10 kilómetros de su casa, donde finalmente lo enterró en un pozo que él mismo cavó esa noche con la pala que le había pedido prestada a un integrante de los Testigos de Jehová de Dorrego, grupo al que también pertenecía.

Todo había sido planeado con frialdad, menos la repercusión que generó la noticia del supuesto secuestro, que terminó por quebrar al filicida. Ya sin la coartada que habían inventado, un año después los padres de Yoryi enfrentaron a los jueces de la Quinta Cámara del Crimen y fueron condenados a perpetua: él a reclusión (la pena más grave del Código Penal) y ella a prisión.

La cobertura del juicio por el filicidio de
La cobertura del juicio por el filicidio de "Yoryi" en los medios locales.


Veintisiete años después

Tras el fallo de julio de 1997, Graciela Camargo fue alojada en la Unidad Carcelaria de Mujeres en El Borbollón y aprovechó esos años para estudiar la carrera de Letras en la UNCuyo. También conoció a otro hombre, por lo que en 2016 inició los trámites para divorciarse de Godoy, el papá de Yoryi.

Por esa época fue cuando obtuvo además la libertad condicional y la urgencia de ponerle un punto final a su matrimonio, poco tuvo que ver con la culpa o el arrepentimiento por el asesinato de su hijo, si no porque ya planeaba entonces casarse con su nuevo novio. En 2021, Camargo agotó su pena y desde entonces es una mujer libre.

Otra es la suerte que corrió Jorge Godoy, que trabaja como pintor, pero sigue preso en la cárcel de Boulogne Sur Mer. Si bien consiguió a través de su defensa beneficios progresivos, son varios todavía los años que le restan pasar tras las rejas.

Este año, Yoryi hubiera cumplido los 30. El desamor que recibió en su corta vida por parte de sus padres contrasta con el acompañamiento permanente que demuestran sus vecinos todavía hoy en el lugar donde descansan sus restos en el cementerio de Guayamallén. Su foto, flores y juguetes que deja la gente como ofrenda para el pequeño mantienen su memoria viva. /TN