El quería vender la casa, ella se oponía, y ahí apuntan los investigadores del crimen de la calle Chacabuco 59

Lunes 05 de Junio de 2023, 07:15

EL EJE DE LA PESQUISA. Los investigadores se centran en la disputa por la venta de la propiedad entre Laura Gabriela Picciuto y su ex marido Luis Fumero.



Entre rumores, conjeturas y versiones, hay una hipótesis que cobra fuerza en la investigación por el crimen de Chacabuco 59:  se cree que el móvil sería el económico.

La dueña del inmueble Laura Gabriela Picciuto venía advirtiendo hace varios meses que recibía presiones para vender la propiedad, pero ella no quería desprenderse de esa propiedad.

El cuerpo de una mujer, que para los investigadores es Picciuto, desaparecida hace meses, fue encontrado el 12 de mayo en una cisterna de esa misms propiedad.

En ese inmueble, desde el 6 de marzo, sucedieron cosas extrañas o, por lo menos, que no son normales.

Lorena, una peluquera que rentaba uno de los dos locales comerciales de la planya baja, terminó marchándose del lugar porque había sufrido un robo.

Alfredo Socci, Natalia Liberman y Gabriel Quesada siguieron viviendo sin pagar el alquiler al menos dos meses de las habitaciones de la planta alta.

Sin que se supiera nada de la dueña de casa, a mediados de abril, se presentó la procuradora Luciana Marín avisándoles que iba a ocupar una de las habitaciones como oficina.

Dos semanas después, un hombre se presentó asegurando que había comprado parte de la propiedad de José Luis Fumero, ex marido de “Gaby”) y comenzó a hacer refacciones.

Esa persona, luego identificada como Walter Marchese, ofreció dinero a los inquilinos para que se retiraran y, días antes de que hallaran el cuerpo, terminó corriéndolos.

Antes, un grupo de personas había retirado las pertenencias de la propietaria ausente, cargándolas en un camión.

VICTIMA. Laura Gabriela Picciuto había asegurado antes de morir que estaba siendo presionada para vender la propiedad


El comprador de la vivienda confirmó que su intención era adquirir sólo la parte de Fumero, por $ 35 millones y que pretendía hacer el mismo negocio con Picciuto cuando se presentara.

En principio, de acuerdo a la cifra que se manejaba en la operación, la propiedad tendría un valor de $ 70 millones, pero agentes inmobiliarios consultados estimaron que no valdría menos de $ 90 millones.

Marchese, según confirmó, pagó una seña de $ 3 millones y entregó una moto Rouser (su valor en el mercado no supera los $ 600.000) para quedarse con una parte del inmueble que refaccionó y acondicionó en menos de tres semanas.

También se había comprometido a cancelar la deuda cuando Fumero le entregara todos los papeles. Parecía uno de esos negocios que sólo se presentan una vez en la vida.

Pero nadie esperaba que encontraran un cuerpo en el lugar. “Terminé comprándome un problema”, aseguró el hombre que tiene varias denuncias en la Justicia.

La principal duda que tienen los investigadores es determinar si Fumero estaba en condiciones de vender la casa.

“Estaba en regla, no había ningún impedimento para hacerlo”, explicó su defensor Ricardo Vernal. “Lo que estamos tratando de establecer es cómo fue la operación. Todo en este caso es muy raro”, amplió el profesional.

La familia de Picciuto aclaró un poco el panorama. Reconocieron que la casa se había construido con el dinero que había cobrado Fumero de una herencia y que estaba a nombre de ella.

No supieron dar mayores precisiones sobre el tema. Por esa razón, Sale tomó dos medidas. La primera, confirmar quién es el titular del inmueble (se da por descontado que es de Picciuto porque la boleta del impuesto Inmobiliario está a su nombre e impaga desde enero de 2018) de manera oficial.

Al mismo tiempo ofició a un juzgado civil para confirmar si es que hubo un acuerdo para la división de ese bien.

Se sabe que en 2008 se dictaminó el divorcio y que en 2018 se inició otro juicio para que se disolviera la sociedad conyugal, es decir, para ver qué parte de los bienes le correspondía a cada uno. Pero las respuestas, pese a haber sido solicitadas hace una semana, no llegaron.

Los parientes de “Gaby” también comentaron que ella les había dicho que desde octubre estaba siendo presionada para vender la casa. No trascendió quienes eran los que la presionaban, pero se sospecha que pudo haber sido Fumero.

Hay indicios que fortalecen esta teoría:

  • El ex marido necesitaba urgente de un capital para salvar su empresa de venta y reparación de ascensores.
  • Contrató a Luciana Marín para que iniciara un proceso de mediación para poder vender su parte.
  • En febrero o marzo, Fumero y su asesora, que además se dedica a los negocios inmobiliarios, habrían realizado trámites en una escribanía para buscar la documentación de la vivienda.
  • El ex marido, durante la audiencia en la que fue imputado, reconoció que no tenía ningún vínculo y que no hablaba con Picciuto, pero sí se sabe que personas (hasta hubo una intervención policial por esta situación) intentaron ingresar a la casa sin tener autorización.

“Todo esto es muy extraño. Acá no están las personas que deberían haber dado explicaciones”, se quejó José María Molina que, junto a Juan Pablo Bello, defienden a Socci y a Liberman.

Justamente los dos inquilinos que fueron acusados del homicidio y a los que se les dictó la prisión preventiva. “La venta es legal, pero hay que analizar cómo fue el proceso”, añadió Vernal.

“Hay muchos puntos oscuros que estamos tratando de analizar y eso lleva su tiempo”, comentó una fuente de la fiscalía. Uno de ellos es determinar cuál es el proceso de la venta de la vivienda.

Hasta aquí se cree que Luciana Marín asesoraba a Fumero para que vendiera la casa. La procuradora confirmó que ella conoció la vivienda porque fue a buscar a “Gaby” para comenzar con el proceso de mediación.

“¿Para qué iniciar una negociación si supuestamente él ya tenía asignada la parte de la vivienda que le correspondía?”, se preguntó Molina.

Tanto Socci como Liberman aportaron que un abogado, al que identificaron como Isaías Marín, acompañó a Fumero. El profesional es hermano de la procuradora. Esta dijo que ella le pidió que la acompañara porque les tenía miedo a los inquilinos.

Pero Marchese, dijo que conocía al letrado porque era su vecino y le había vendido una casa. “Estas tres personas deben ser investigadas”, sostuvo Vernal que dijo no saber cuál fue el proceso de la venta de la vivienda.

La aparición del nombre de Marchese en el caso activó el pasado del comprador que reconoció dedicarse a este tipo de negocios. Diferentes abogados se comunicaron con nuestro diario para informar las denuncias que realizaron en su contra. El modus operandi sería el mismo. Fue denunciado por apoderarse ilegalmente de viviendas y luego venderlas.

Incluso, un condenado por robo que se encuentra en Villa Urquiza contó que le habría entregado dos viviendas para que las vendiera y así hacerse de fondos para poder buscar una salida alternativa y no terminar en la cárcel.

Nunca recibió un centavo de esa operación, pese a que la habría vendido a tres personas diferentes, siempre según los dichos del reo.

El denunciado tiene numerosas causas radicadas en tribunales. “Doy la cara porque esto me está afectando. Pueden decir muchas cosas, pero nunca fui condenado”, señaló en su momento.