Viernes 22 de Septiembre de 2023, 07:13

MULAS. El caso de la mujer que dijo haber sido usada para traer droga sin que ella lo supiera se llenó de versiones, incluida la del triángulo amoroso, y la sensación del descontrol que impera en algún sector de las filas policiales.
El extraño caso de la mula de droga que dijo que no sabía que lo era, denunciando un secuestro e involucrando a policías en un oscuro operativo en el que la substancia que transportaba habría sido robada, comenzó a revelar datos desconocidos sobre una actividad ilícita que no para de expandirse en Tucumán.
Nuevas vías ingreso y métodos de traslado de droga; la certeza de que cada vez son más los que eligen dedicarse a una tarea tan peligrosa como lucrativa; el perfeccionamiento del "arte" de la mexicaneada, el robo de droga entre traficantes; corrupción y señales inequívocas de una interna en la fuerza de seguridad, son teorías surgidas del escabroso relato de la mujer y que ahora están bajo investigación.
María Magdalena Zelarayán sorprendió a todos esta semana al denunciar que un tal Miguel la contactó para que trajera mercadería desde Salta para una pareja a la que identificó como Carlos Nadir Díaz y Yanina Coronel, a cambio de U$S 400.
Salió el jueves por la tarde y regresó el viernes por la noche. Cerca de las 21 de ese día comenzó a ser perseguida por personas de civil, que según afirmó, eran policías. Dejó el auto y escapó. Y jura que sólo después de ese raid supo que lo que trasladó en el era un alijo de al menos 10 kilos de cocaína.
Según la denuncia de la víctima, los propietarios de la droga no creyeron en su versión y comenzaron a buscarla desde esa noche. Díaz y Elbio Miguel Lobo (sería el contacto) fueron detenidos el sábado al mediodía por personal de la ex Brigada en Américo Vespucio al 1.800, muy cerca de la seccional 13ª, donde Zelarayán se presentaría minutos después a relatar parte de lo que le había sucedido en las últimas horas.
Los sospechosos recuperaron la libertad el lunes a la mañana y horas después, la mujer, que destapó todo, fue secuestrada y llevada hasta un domicilio del barrio Manantial Sur.
“Allí me agredieron y me dijeron que me cortarían los dedos de la mano y del pie si no les decía qué había pasado con la droga”, dijo la víctima. Pero la mayoría de sus dichos no se pudieron confirmar. El Chevrolet Onix en el que supuestamente llevaba la cocaína fue ubicado a varias cuadras donde ella había dicho que lo dejó. Fue hallado por el servicio 911 en la esquina de Jujuy y López Mañán.
En el informe policial se consignó que el vehículo tenía la ventanilla del acompañante rota y los paneles de las puertas laterales sobre los asientos. Los vecinos que denunciaron el hallazgo no quisieron identificarse por temor a sufrir represalias. Fue trasladado a la seccional 9ª, donde fue retirado esa misma noche por su titular,
Elena Yanina Cortez, sin que nadie le preguntara cómo había terminado abandonado ahí y si le habían robado algo.
“No hubo ningún secuestro. Sí la fui a buscar porque ella me hacía -hablando mal y pronto- aca con mi marido”, explicó Coronel, la mujer a la que Zelarayán denunció por haber participado en el secuestro. “También quiero aclarar dos cosas: el auto ese no es mío y que estoy a disposición de la Justicia para que sepan que no tengo nada que ver”, añadió.
La mujer dijo que Zelarayán hace bastante tiempo que se dedicaría al traslado de droga desde el norte del país. “Ella fue con una chica a comprar ropa. Pero la compañera me dijo que no compraron nada y que tampoco cargaron nada y que después se metieron por diferentes caminos para eludir los controles”, agregó.
Sobre el auto dio una llamativa versión. “Todo el mundo sabe que Cortez lo alquila para que la gente traiga mercadería de Bolivia. Ella lo usó para trasladar droga y ahora nos quiere perjudicar a toda una familia. Que diga la verdad, que todo esto es porque mi marido me hizo aca con ella”, indicó.
El mencionado Díaz aparece en una causa de drogas, aunque no trascendió cuál. Los investigadores señalaron que podría estar vinculado a una persona que perdió la vida en un accidente registrado en agosto en Colalao del Valle. Volcó con su vehículo después de escapar de un control de Gendarmería Nacional porque supuestamente, transportaba sustancias prohibidas. “No los conocemos, no tenemos nada que ver. Siempre nos persigue la Policía”, indicó la pareja.
Hace no mucho tiempo hubo un antecedente similar. Un tal “Ulises”, que también se dedica a comprar mercadería en Orán, denunció que desconocidos le robaron el auto en la zona del Cadillal. El vehículo fue encontrado en El Colmenar, totalmente desmantelado. La víctima dijo que buscaban los dólares que llevaba para comprar mercadería. Los investigadores sostienen que allí habría llevado droga. Esta persona también tendría contactos con la pareja denunciada.
En este polémico caso hay una sola cosa segura: Zelarayán trasladó 10 kilos de cocaína. Quién se apoderó de la carga es por ahora todo un misterio. Los pesquisas manejan dos líneas: la del robo y la de una supuesta traición. En ambas estarían involucrados miembros de la fuerza que formarían parte de la aún activa banda de “narcopolicías”.Los miembros de este grupo fueron condenados por secuestro extorsivo y por robo y hay otros procesados por el mismo delito. Las autoridades judiciales siguen sus pasos porque saben que aún están activos.
La primera teoría que manejan los investigadores es que Zelarayán le podría haber vendido información a los efectivos para que concretaran el robo y entregaran la mercadería a otra organización narco. La joven reconoció que los secuestradores, cuando la tenían cautiva, le exigían que le dijera a qué policía le había dado el dato.
La hipótesis de la traición involucra al proveedor de la sustancia. Este, por una deuda o por la falta de pago, se habría comunicado con los efectivos para que le quitaran la carga, lo que podría haber sucedido.
En medio de tantas versiones y especulaciones, una cosa es segura: el caso, cruzado de rumores y acusaciones de lo más variadas, tiene como trasfondo una fuerte interna enquistada dentro de las filas policiales, que seguramente está relacionada con la licuación del poder que genera el proceso de transición gubernamental, que concluirá el 29 de octubre.
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