Sábado 20 de Enero de 2024, 09:06
Rocío en Ezeiza, rumbo a Boston, Estados Unidos
En plena pandemia de coronavirus Rocío Jiménez empezó a buscar programas
virtuales de intercambio cultural en universidades de Estados Unidos.
Estaba cursando el último año del secundario y quería sumar
conocimientos antes de elegir una carrera.
Mientras esperaba la
respuesta a las aplicaciones intensificó sus estudios de inglés, porque
sabía que en caso de quedar seleccionada tendría que rendir un complejo
examen de comprensión de textos y otro de matemática. La joven de 18
años, oriunda de Famaillá, fue aceptada en dos
iniciativas que le abrieron las puertas a una beca completa en Harvard, y
a mediados de agosto viajó para comenzar un doble grado en Economía y
Ciencias Políticas.
Luego de tanto sacrificio
será la primera universitaria de su familia. Rocío pasó todo el 2021
preparándose para aplicar en Harvard, la prestigiosa universidad
estadounidense. Practicaba ejercicios de matemáticas con cronómetro para
el examen obligatorio y hablaba en inglés todo el tiempo para sentirse
más cómoda.
Durante la pandemia, comenzó a
buscar programas virtuales de intercambio cultural en universidades de
Estados Unidos y dio con EducationUSA Argentina mientras cursaba su
último año del secundario.
Los seguidores le
dejaron mensajes de éxito y apoyo cuando emprendió el viaje. “Qué
orgullo Rocío, te lo merecés”; “Muchos éxitos Ro, a seguir brillando”,
fueron algunos de los comentarios de los usuarios. Otros, pidieron
información de esta posibilidad de ir a estudiar en los Estados Unidos.
Esto demuestra que su logro fue un ejemplo a seguir.
“Nunca
pensé que iba a entrar, y creo que ninguno de los que entra lo puede
creer, porque hay muy pocas posibilidades”, contó emocionada en diálogo
con Infobae en marzo. Incluso sus padres lo veían como algo imposible, y
recién después de ver que aquello que pensaron que solo pasaba en las
películas norteamericanas, le estaba sucediendo a su hija, supieron que
la chance era concreta y real. Rocío vive con sus papás, su hermano de
15 años y sus abuelos paternos, y ella será la primera universitaria de
la familia.
“Me
interesaba mucho tener contacto con otra cultura, pero no sabía cómo
podía hacerlo de una forma que esté dentro de mis posibilidades, porque
en general los programas eran carísimos, y así empecé a buscar becas por
internet”, relata sobre el proceso que comenzó de manera autodidacta,
sin haber tenido contacto previo con alguien que hubiera logrado el
objetivo. Se acuerda que leyó que solo cuatro estudiantes argentinos son
elegidos cada año como becarios de “Oportunidades”, una iniciativa de
la que se enteró a través de una publicación de la cuenta de Instagram
de la Embajada de Estados Unidos en Argentina.
“Primero participe
en una una beca de intercambio virtual que se llamaba Jóvenes
Embajadores, y después hacen en Yale Young Global Scholars, hasta que vi
el posteo, los requisitos, y la beca Opportunity Funds me ayudó a
aplicar a las universidades, e incluso me cubrió todos los gastos del
proceso”, revela. Cada pequeño paso en la carga de datos implicaba una
mezcla de emociones, y una de las primeras sugerencias que le dieron las
“advisers” -asesoras con las que intercambia mails con consultas- fue
que tuviera más de un plan B, por si no aceptaban su solicitud de
ingreso. “Yo iba a estudiar en Tucumán, porque me gustaba la UBA, pero
me preocupaba la estadía en Buenos Aires, porque no tengo a nadie allá y
le iba a representar otro gasto a mis padres; así que busqué también
becas en universidades privadas que tuvieran un campus donde me pudiera
quedar mientras estudiaba, y había aplicado a la Universidad de San
Andrés”, explica sobre los recaudos que fue tomando para no ilusionarse
tanto con la posibilidad de viajar.
Para postularse escribió
varios ensayos cortos, y uno principal de 650 palabras donde contó qué
le apasiona, qué quiere hacer en el futuro, y también sobre sus
actividades extracurriculares. “Había un espacio para diez actividades, y
yo lo fui completando con todo lo que hago por fuera: bailo tango,
además de folclore, que he estado en varios grupos de danza; tengo una
cuenta de Instagram donde reseño libros que leo porque me gusta mucho
escribir; hice un proyecto que se llama ‘Tu Vocación’ para orientar a
otros chicos en qué estudiar a través de entrevistas; y tiempo atrás
ayudé a recaudar donaciones para un hogar donde viven 70 abuelas en el
marco de las iniciativas de mi escuela con el Centro de Estudiantes y el
Club de Ciencias Sociales”, enumera sobre el prolífico currículum
académico que rindió sus frutos.
Además de cargar su impecable
boletín de calificaciones desde primer año en adelante, le dedicó varias
líneas a la cultura de su familia, la vida de sus abuelos maternos, que
viven en Tafí del Valle, los valores que trascienden de generación en
generación, y las diferencias con la rutina en San Miguel de Tucumán. Al
ver que el veredicto de su sueño se acercaba, decidió armar una
presentación sobre la oportunidad a la que se iba a lanzar para
mostrársela a sus papás. “Les hice un Power Point cuando decidí aplicar
porque quería que entiendan cuál era el camino para intentar lograrlo,
que supieran que esto podía pasar, y que yo quería intentarlo”, expresa,
y recuerda las caras de asombro y escepticismo, que fue la primera
impresión que tuvieron, además del miedo a que no haya investigado lo
suficiente y se trate de una estafa que implique una pérdida de dinero.
“Pensaron
de todo, hasta que hablaron con las consejeras que organizan la beca;
tuvieron una reunión donde les sacaron todas las dudas y a partir de ahí
me empecé a preparar oficialmente”, reconoce. En julio viajó a Buenos
Aires para rendir presencial un examen de matemáticas y comprensión de
textos que era requisito obligatorio y la nota que se sacara era un
filtro importante en el proceso. Sus amigos también la apoyaron en el
camino, e incluso le tomaban el tiempo con un cronómetro mientras hacía
los ejercicios para que tuviera un estimativo de si llegaría a completar
todas las consignas. “Es todo inglés. y es el mismo formato que el que
le toman a los estudiantes de Estados Unidos; entonces está diseñado
para ellos, y si a ellos les resulta difícil, a nosotros que no es
nuestra lengua nativa, todavía más, pero con práctica se puede”,
asegura.
Aunque estudió en un instituto durante varios años para
mejorar su gramática, cuenta que el cambio radical fue cuando se propuso
hablar la mayor parte del tiempo posible en inglés, a pesar de que le
diera vergüenza. “Es uno de los pasos esenciales porque si te cuesta el
inglés va a ser difícil después escribir ensayos o tener una entrevista,
así que es necesario, y aunque todo el conjunto del esfuerzo que hice
fue pesado en un momento, siempre trataba de pensar en lo que había al
final del camino “, confiesa sobre la agitada agenda que tuvo en su
último año de secundaria.
Todo cobró sentido y mérito cuando
llegó el mail más esperado. “Cuando vi que habían aceptado es
indescriptible lo que sentí, fue increíble; yo de verdad pensaba que
estudiar en Estados Unidos era imposible, carísimo, y por eso pensaba
más en un intercambio de un año o algo así; pero me encontré con esta
beca que me dio el acceso y elegí Harvard, más allá de por su prestigio
inmenso, porque ellos cubren la totalidad de tus necesidades financieras
mientras seas becario”, revela. Y agrega: “La matrícula solamente
cuesta como 80.000 dólares al año, y en la aclaración te explican que te
van a cobrar lo que vos puedas pagar, que lo determinan en función de
los documentos que comprueban tu situación, como el recibo de sueldo de
mi papá, los gastos fijos, etc, y en este caso ellos me dieron la beca
completa”.
La entusiasma la idea de combinar dos pasiones en una,
porque cree que aprender sobre materia económica le servirá para
mejorar las condiciones de vida de otras personas, y en cuanto a la
política, considera que “es una herramienta de cambio, de transformación
y ayuda social”.
“Creo que es algo que
necesitamos en Argentina por más que a veces la política está mal vista,
o se piense que los políticos son malos y corruptos, pero también se
puede usar para el bien”, sentencia. Luego de las repercusiones le
llegaron muchos mensajes a través de las redes sociales, principalmente
con consultas sobre cómo hizo para inscribirse en cada programa, y como
recomendación general hace hincapié en que den el primer paso y se
anoten. “Busquen becas, busquen cualquier oportunidad que encuentren, y
si los rechazan en la primera, sigan intentando, porque no es imposible y
en algún momento se va a dar y van a poder cumplir con sus objetivos”,
aconseja.
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