Los autos rurales enfrentan un futuro sombrío entre la baja de la demanda y la suba de costos

Lunes 15 de Julio de 2024, 07:13

ENCRUCIJADA. Cae la demanda y muchos de los que se dedicaban al transporte de pasajeros en auto en el interior tucumano debieron abandonar la actividad.



La crisis que se agudiza día a día, sin señales de la ansiada recuperación económica que no llega, se hace sentir en todas las actividades, incluso aquellas que hasta aquí habían logrado sortear con relativo éxito desde los más bravos bajones económicos hasta la mismísima pandemia, tal es el caso de los autos rurales, que ven como día a día se reduce la demanda de este medio de transporte propio del interior tucumano.

Manuel Gómez es uno de los conductores que buscan con esta modalidad de trabajo el sustento diario, en su caso en Concepción, apostado a diario en su parada de la esquina de España y Paseo del Bicentenario, de Concepción, donde con un gesto de preocupación da cuenta de que los seis viajes que realizaba a diario, llevando pasajeros desde la terminal hasta los barros de la periferia, se redujeron de seis a tres.

“Cuando trabajaba bien, arribaba y enseguida ya salía de nuevo repleto de pasajeros. Ahora estoy desde hace rato esperando que llegue alguno. La situación está muy difícil. La gente viaja menos. Mucha lo hace por cuestiones de suma necesidad. Otras hasta optan por caminar kilómetros para ahorrarse unos pesos”, describió el conductor. 

La realidad que describe Gómez, es en verdad el denominador común de todos los que como él, comenzaron esa actividad bautizados con el incómodo apelativo de “piratas” del interior tucumano.

“Cuesta más transportar a menos personas. En lo que va de un mes el costo del m³ de gas subió de $ 500 a $ 595, mientras que un pasaje cuesta $ 500. No se lo puede aumentar porque en el colectivo urbano hay promociones con las que no se puede competir. Ni hablar del precio de los repuestos. En esta actividad al que se le rompe su auto, se queda sin trabajo algunos definitivamente otros por meses, hasta lograrlo reparar”, detalló el conductor.

La crisis que ahoga al transporte rural llevó a cientos de trabajadores del sector a abandonar esa actividad, especialmente a aquellos que realizaban recorridos por caminos de tierra, lo que incide mucho en el costo de mantener el rodado en buenas condiciones.

En 2022 los dramas económicos del sector se reflejaban en el desborde de choferes -alrededor de 2.000-, que cubrían el déficit crónico que arrastran los servicios de colectivos locales e interurbanos. Esa cifra excedía cómodamente la cantidad de vehículos permitidos por la ley que trata de ordenar la actividad. 

Sólo entre Concepción y La Cocha los rurales movilizaban unos 65 mil personas cada día, aunque este año la cantidad de transportistas rurales cayó de 2.000 a 1.600, entre Concepción y La Cocha, tramo que se consideraba como el más importante en cuanto a movimiento.

“A pesar de que cobramos menos que el colectivo, la cantidad de gente que viajaba con nosotros disminuyó bastante. Desde Concepción hasta Alberdi nuestra tarifa es de $ 2.000, mientras que en el ómnibus sale $ 2.200”, contó Fernando Juárez, desde 24 de Setiembre y Heredia, de la Perla del Sur. 

En estas jornadas de vacaciones el movimiento de viajeros se reduce al nivel más bajo del año, circunstancia que acentúa la asfixia económica que amenaza a los choferes rurales.

“Uno trabaja para el día. Y hay que rogar que el coche no sufra ningún desperfecto. Si eso sucede y no tienes tarjeta de crédito, no lo vas a poder arreglar nunca. El precio de los repuestos se fue por las nubes. Tengo compañeros que tardaron meses en reparar su unidad. Y fue gracias a que algún pariente le prestó dinero”, apuntó el conductor.

Andrés Jiménez evoca que años atrás lograba sumar una reserva para atender alguna emergencia de su rodado, algo que ahora le resulta imposible. “El combustible aumenta todos los meses y nosotros no podemos aumentar la tarifa porque para trabajar tenemos que cobrar menos que el colectivo. La situación se nos complica mes a mes”, enumeró.

La aparición del “auto rural” o Servicio de Transporte Interdepartamental de Pasajeros, se blanqueó con la Ley N° 7.475, impuesta en 2004 por la Legislatura y promulgada un ño después. Hasta ese momento era un servicio clandestino o ilegal. 

El artículo 5° dice que la autoridad de aplicación es la Dirección de Transporte de la provincia, que debe disponer de un registro único en el que se pueden inscribir todas las personas formalmente constituidas e inscriptas, con domicilio en la provincia. Y fija la concesión de un permiso por cada 500 habitantes. También obliga a que los prestadores a estar agrupados en cooperativas matriculadas y con Certificado de Normal Funcionamiento.

Los coches deben estar identificados y no exceder los 10 años de antigüedad, condiciones que hoy muy pocos logran cumplir, dado que la crisis del sector no solo impide renovar unidades, sino también reparar y circular en condiciones óptimas. “Se trabaja apenas para sobrevivir”, concluyó Gómez.