Cuando la policía consiguió que el auto se detuviera, los agentes efectuaron “disparos con escopeta de postas de estruendo” para evitar que corrieran. Sin embargo, el conductor y el copiloto lograron escapar, solo fue detenido el ocupante del asiento trasero, identificado como Andrés Freddy Villarroel Yañez, de 49 años y nacionalidad chilena.
Además, las autoridades descubrieron durante la investigación que el auto tenía pedido de secuestro y que fue robado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El detenido fue acusado de encubrimiento y resistencia a la autoridad y quedó a disposición del fiscal Gastón Bianchi, encargado de la Fiscalía N.º 3 de La Matanza.
El obispado de San Justo emitió un comunicado en el que reclamó seguridad y repudió este incidente y otro similar que ocurrió el Domingo de Ramos en la Tablada, cuando una procesión tuvo que ser abortada por un tiroteo durante la mañana.
“Las acciones esporádicas no alcanzan. Cuando se revienta un búnker, aparecen cinco nuevos con más fuerza y protección. Cuando se desarma una banda, el aprendizaje del robo se diseminó por muchos otros lugares. No se trata de una decisión de seguridad que se limite solamente a agregar más efectivos policiales, se necesita una decisión política abarcativa, fuerte y sostenida en el tiempo donde las acciones no se dilaten por una burocracia social, policial y judicial empastada”, denuncia el monseñor Eduardo H. García. “¿Hasta cuándo? Si no hay respuestas que abran horizontes, corremos el riesgo de que la comunidad, que los familiares de todos aquellos que buscan una vida buena y digna decidan hacer justicia por sus propias manos, y que el cansancio de los buenos lleve a una guerra entre hermanos, una guerra entre pobres”, agrega. /
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