Jueves 26 de Septiembre de 2024, 07:15
El jefe del Palacio de Hacienda estuvo en un concurrido almuerzo organizado por el banco J.P. Morgan, donde ratificó que el compromiso fiscal es inquebrantable, la salida del cepo no tiene fecha y no hay planes de regresar a los mercados de capitales
El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, arrancó el almuerzo organizado por el banco de inversión J.P. Morgan, que convocó a unos 60 ejecutivos de Wall Street en Nueva York, con una broma sobre su propio pasado y el de la Argentina: “Quédense tranquilos, esta vez no les voy a pedir plata”, les dijo.
Luego llegaron las definiciones: el compromiso fiscal del gobierno de Javier Milei es inquebrantable, la salida del cepo no tiene fecha y ocurrirá cuando estén dadas las condiciones; las próximas revisiones del acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se fusionarán para abrir el camino a la negociación de un nuevo programa, la tasa del “crawl” puede desacelerarse, y no hay planes de regresar a los mercados de capitales hasta 2026.
El almuerzo de Caputo y el discurso del Presidente Javier Milei en la Bolsa neoyorquina el lunes por la mañana fueron las dos oportunidades concretas que tuvo la comunidad inversora en Estados Unidos para escuchar de primera mano sobre los avances del programa económico, y los planes del Gobierno para terminar de encarrilar la economía.
El mundo de las finanzas se había quedado con ganas de escuchar más precisiones y detalles sobre el futuro del plan económico luego del discurso de Milei, y, sobre todo, de hacer preguntas para despejar dudas. Una de las principales: el futuro del cepo. Alberto Ades, un economista de larga trayectoria en Wall Street, que el domingo pasado se reunió con Milei, dijo que el discurso del Presidente había generado “un poco de confusión” sobre el cepo por las condiciones que fijó para terminar de levantar los controles de capitales.
“El speech generó un poco de confusión porque, si mirás en Twitter, estaba todo el mundo preguntando por el tema del cepo. Dio dos condiciones para eliminar el cepo, una sobre la inflación, otra del balance del Banco Central. El requisito de la inflación no quedó del todo claro, el wording [fraseo] no fue muy claro, y mucha gente quedó confundida”, afirmó.
La presentación de Caputo, según se pudo reconstruir a partir de tres fuentes que estuvieron en el almuerzo, dejó la impresión de que el Gobierno no está apurado por levantar las restricciones. Pragmático, Caputo indicó que no hay una fecha concreta para salir del cepo y que depende de que se den las condiciones y estén seguros de que pueden hacerlo sin tener problemas. Si hay dólares frescos, puede ocurrir antes, y si no, se hará gradualmente, de a poco, tal como ha ocurrido hasta ahora.
“A esta altura, el tema del cepo es cada vez más serio por cuestiones prácticas y por lo que representa, si tenés cepo es porque tenés miedo a seguir teniendo desequilibrios”, dijo Diego Ferro, de M2M Capital. “Me decís que tengo que invertir porque está todo bien; y si está todo bien, ¿por qué no sacás el cepo, y por qué si lo saco sería malo? La gente se da cuenta, o por lo menos los inversores, de que hay más problemas de los que admiten”, agregó.
Caputo sí fue mucho más categórico con el compromiso del Gobierno con el superávit fiscal y con la intención de mantener una política monetaria restrictiva para apuntalar la caída de la inflación. Ambos pilares de la política económica habían sido reafirmados el día anterior por el propio Milei en su discurso en la Bolsa.
El jefe del Palacio de Hacienda dijo además que el plan es esperar hasta enero de 2026 para volver a los mercados de deuda. Mientras tanto, Caputo igual busca dólares: el mercado espera que cierre una operación de recompra de deuda o “repo”, a la cual se sumaría una eventual inyección de fondos frescos provenientes del nuevo acuerdo con el Fondo, que vendría acompañado de más fondeo de otros organismos multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
El jefe del Palacio de Hacienda dijo que la nueva negociación con el Fondo arrancará cuando terminen las últimas revisiones del programa vigente, que se harán juntas, algo que ya había anticipado en Buenos Aires. Caputo y su equipo tienen preparado el programa que planean presentar al Fondo, y el tema es si el Fondo lo aceptará tal cual como fue diseñado en Buenos Aires, o si habrá un ida y vuelta que se extienda por unos meses.
Paradójicamente, el Gobierno podría obtener alrededor de US$500 millones anuales adicionales de prosperar una cruzada que inició el gobierno de Alberto Fernández durante la gestión de Martín Guzmán en Economía: la eliminación de los sobrecargos que cobra el FMI. El board del Fondo volverá a discutir el tema este año y Caputo dejó entrever que, esta vez, la reforma puede prosperar. Años anteriores, el Tesoro se había opuesto con el pretexto de que los sobrecargos ayudan a proteger los recursos del Fondo.
Pero ahora el Gobierno intuye que la reforma tiene más tracción y puede llegar a prosperar. Y hay un nuevo acreedor: el gobierno de Volodimir Zelensky en Ucrania, aliado crítico de Washington en su puja global con Rusia. /La Nación
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