Martes 08 de Octubre de 2024, 23:23
El caso de Sean “Diddy” Combs parece abrir la puerta a muchos más escándalos judiciales si se concreta lo que anticipó una de las partes involucradas en la megacausa que se tramita en la Justicia. El abogado de cientos de las víctimas que acusan al rapero adelantó que demandará a varios de los famosos top que iban a las fiestas salvajes que organizaba el músico. Entre los más conocidos están Leonardo DiCaprio y Ashton Kutcher, por ejemplo.
Se trata del mediático Tony Buzbee, que representa a varias de las decenas de personas que aseguran haber sido víctimas de las aberrantes acciones del productor, que ocurrían en sus mansiones de Los Hamptons y de Miami.
“Voy a dejar que las demandas hablen por sí solas. Todos están concentrados en qué otras celebridades estuvieron involucradas o quiénes serán nombrados, pero eso no pasará ya. Espero presentar algunas demandas más esta semana”, aseguró el letrado en diálogo con TMZ.
Durante la entrevista, Buzbee aclaró que en la lista de personas involucradas aparecen cada una de las figuras que participaron de las agresiones, pero también las que ayudaron que ocurrieran o encubrieron, fueron a fiestas donde había gente a la que drogaban o fueron testigos de crímenes sexuales.
Aunque Buzbee tiene la representación de 120 clientes, en las últimas horas aseguró que recibió miles de llamados de otras personas que aseguraron ser víctimas de Diddy.
Entre la lista de personalidades que asistía a los descontrolados eventos de Diddy se suman los de Ashton Kutcher, Demi Moore, Jennifer Lopez, Leonardo DiCaprio, Will Smith, Mariah Carey, Paris Hilton, Beyoncé, Jay-Z, entre otros.
Así eran las fiestas salvajes de Diddy
La semana pasada trascendió cuánto dinero costaban las celebraciones que quedaron en el ojo de la tormenta luego de la detención del rapero acusado de tráfico sexual de personas y abuso. El sitio The Hollywood Reporter publicó un informe sobre la manera en la que la sociedad de principios de 2000 tomaba esas fiestas. En el artículo deslizó un dato contundente sobre el valor de aquellos eventos descontrolados.
De acuerdo a lo que se publicó en un viejo número de la revista Ebony, dato tomado por el sitio especializado en Hollywood, Jessica Rosenbloom, la productora principal de las Fiestas Blancas -así se las llamaba-, calculó a mediados de los 2000 que cada una, hasta ese momento, habían salido un millón de dólares.
Además, varios sitios especializados en Hollywood como US Weekly y Page Six indagaron en cómo se diseñaban estas fiestas que, en la mayoría de los casos, eran anuales y muy reconocidas: los participantes, como un código secreto, debían ir vestidos de blanco siempre. Mientras que muchos de ellos solo estaban en la celebración “oficial”, había una oculta en la que, presuntamente, ocurrían las aberraciones por las que se lo acusa al músico.
Muchos creen que varias de estas fiestas que organizaba anualmente en su mansión de Los Hamptons eran una fachada para dar una “buena imagen” dentro del mundo del espectáculo. Eso le permitía obtener poder y más fama, que, a su vez, le generaba impunidad para cometer otros delitos.
Además, los investigadores suponen que, al mismo tiempo, estas celebraciones eran parte del sistema que Diddy montó para cometer los crímenes sexuales. El productor quedó detenido acusado de haber usado su “poder y prestigio” para “tráfico sexual, trabajo forzado, transporte interestatal con fines de prostitución, delitos de drogas, secuestro, incendio provocado, soborno y obstrucción de la justicia”.
Las aberraciones que, aseguran, cometía, quedaron registradas en múltiples videos prohibidos que las fuerzas policiales descubrieron cuando allanaron, a principios de año, su lujosa casa en Miami. El caso es similar al de Jeffrey Epstein, el magnate que se suicidó en la cárcel cuando estaba a punto de enfrentar un juicio por tráfico y abuso sexual.
En la acusación se describe que Diddy obligaba a las mujeres y hombres a cometer, mientras estaban drogados, actos sexuales conocidos como Freak Offs, que quedaban registrados en videos. Las torturas duraban días y las víctimas recibían medicación intravenosa para recuperarse. Los investigadores sostuvieron que el rapero grababa los actos sexuales para, luego, mostrarle a las personas que eran víctimas de los abusos y chantajearlos con hacer circular ese material con el objetivo de que no hablaran.
En los allanamientos, la policía encontró drogas, cientos de videos, miles de botellas de aceite y lubricante para bebés, además de armas de fuego y municiones. Diddy enfrenta varias penas que van desde los 15 años hasta la cadena perpetua.