El PRO se extingue y sus dirigentes buscan subirse a la ola Milei

Sábado 18 de Mayo de 2024, 10:13

Javier Milei y Patricia Bullrich



"El PRO, en peligro de extinción"
Por Juan Rubinacci /Letra P

Todos los caminos conducen a La Libertad Avanza. Al apoyo abierto a Javier Milei en el ballotage frente a Sergio Massa, le siguieron nombramientos de dirigentes del PRO en el gabinete libertario y, después, la alianza estratégica en el Congreso para respaldar al Gobierno. En el mediano plazo, todo eso podría derivar en la extinción del partido que fundó Mauricio Macri.

Si bien las relaciones carnales que mantienen violetas y amarillos les sirven hoy a ambos partidos, el 2025 marcará un antes y después en la vida del PRO. La fuerza, que nació hace 20 años en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, llegó a su esplendor diez años después, cuando Macri asumió la Presidencia y María Eugenia Vidal conquistó Buenos Aires, acompañada de una montaña de intendencias. Sin embargo, el cambio de era empieza a desteñir el color de las banderas macristas.

Casi todas las vertientes de la fuerza que salió tercera en las elecciones del año pasado, en sociedad con la UCR, comenzaron a colgarse del traje violeta que viste Milei, quien ahora representa el cambio que la sociedad eligió. La expresión más cabal de ello es el sector encabezado por Patricia Bullrich, ministra de Seguridad del libertario, que arenga a su tropa a alistarse en Las Fuerzas del Cielo y arma espacios entre cuadros técnicos y dirigentes territoriales pensando en las elecciones de medio término.

Este sábado, Bullrich participará de una actividad en la que, con el eje en seguridad, expondrán referentes de LLA y del PRO, algunos de ellos de relevancia. Por caso, el intendente amarillo de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y el armador bonaerense violeta, Sebastián Pareja, serán las caras del evento al que asistirán concejales, legisladores y militantes de ambos espacios, que alientan la fusión de los partidos.

De hecho, la ministra prolibertaria le disputa el liderazgo a su exjefe, Macri, a quien lo instó a no ser protagonista en la etapa que viene y le negoció quedarse con la Asamblea partidaria, tras finalizar su mandato como titular del PRO, sillón que en esta semana se volvió a sentar el expresidente. El cargo formal que ahora ocupa Bullrich en el partido es el que se encarga, entre otras cosas, de aprobar las alianzas electorales. Será por eso, acaso, que la funcionaria mileísta desafió el pacto entre otros dos dirigentes pesos pesado en Buenos Aires, que también se muestran cada vez más teñidos de violeta: Cristian Ritondo y Diego Santilli.

El presidente del bloque del PRO en Diputados decidió no volver a competir electoralmente en el corto plazo, aún herido por el paso al costado que debió dar en la carrera para protagonizar la primaria amarilla por la la gobernación, marquesina que finalmente quedó para Santilli y Néstor Grindetti en 2023. A cambio de ello, el exministro de Seguridad bonaerense pretende quedarse con la conducción del partido en la provincia en el corto plazo, aunque para ello deberá superar un escollo para nada sencillo.

Las intenciones de Ritondo llegaron a oídos de Daniela Reich, senadora provincial y titular del partido en Buenos Aires, que avisa que tiene mandato hasta febrero de 2026, junto a los estados contables al día y el consejo interno en funcionamiento permanente. Reich es esposa de Valenzuela, quien a su vez es amigo personal de Milei de época universitaria, y con quien ha almorzado en la Quinta de Olivos para hablar de temas económicos, fiscales e impositivos, además de abordar el plano territorial. En la sesión que la Cámara de Diputados de la provincia celebró el último miércoles, el presidente de la bancada de Unión por la Patria, Facundo Tignanelli, señaló a Valenzuela como “el primer intendente de La Libertad Avanza”. Un poco irónico, un poco en serio, el peronista alertó sobre la sintonía cada vez más fina del espacio bullrichista con Milei.

La otra parte del acuerdo entre Ritondo y Santilli también da señales de que el PRO está en peligro de extinción. El "Colo" pretende ser el candidato de la convergencia en 2025, en un rol tal vez menos explícito que Bullrich, pero demasiado colaboracionista con el Gobierno como para enfrentarlo siendo oposición el año próximo.

A pesar de ser el promotor inicial de la adhesión amarilla a LLA -cuando selló el Pacto de Acassuso en su casa- Macri ahora pone reparos y no quiere entregar su partido. Para evitarlo, propone dos ejes: uno electoral y el otro interno. El primero es un manual de convivencia para que ambas fuerzas sigan juntas, pero separadas, arribando a acuerdos en los distritos donde haya un dirigente que mida mejor que otro y disputar una primaria donde fuera necesario, pero sin golpes bajos.

Para bajarle línea a su propia tropa, el expresidente puso en la cancha a Grindetti, su hombre de confianza desde hace 40 años, para avisar que nadie se apure a cerrar tratos sin levantar un teléfono. El exintendente de Lanús se anotará en la carrera 2025 si Macri se lo pide.

La carta de Mauricio Macri

Cerca de actual jefe de Gabinete porteño advierten que “su nombre no salió solo”, en referencia al mojón que planta Macri para evitar que su partido se despedace por mil partes. En este campamento no están seguros de que la convergencia con LLA sea lo mejor, sobre todo porque la elección que viene “no es blanco o negro”, según le apuntaron a este medio. Allí advierten que Macri empezó a jugar de a poco, primero recuperando la conducción del partido y luego con la inclusión de Grindetti en la danza de nombres 2025.

Otra disputa se juega en la Legislatura bonaerense, donde buena parte del PRO en Diputados busca la conformación de un interbloque con la bancada libertaria pura sangre (hay otras tres versión blue). Es el sector que responde a Bullrich y que mantiene reuniones por fuera de las oficiales convocadas por el bloque. Sus dirigentes estarán este sábado en Esteban Echeverría escuchando a la ministra junto a Valenzuela y Pareja.

Sin embargo, fuentes legislativas de ambos espacios afirman que la confluencia de bancadas no será ahora, aunque reconocen la química que hay entre ambos espacios y no descartan que suceda dentro de unos meses. Antes, el PRO debe resolver qué hará con sus exsocios: la UCR y la Coalición Cívica. Resuelto eso, no son pocos los dirigentes que ven el acuerdo macro como una posibilidad concreta, aunque esperan que esa convergencia se cierre, primero, en las altas esferas de los partidos.

A pesar de que el macrismo puro desee ponerle un freno, la colaboración de gran parte de la dirigencia amarilla con el Gobierno no se detiene y esa sinergia empieza a poner en riesgo las estructuras territoriales. ¿Qué harán los intendentes del PRO en un armado de listas que podría terminar repartiendo el poder en los concejos deliberantes? ¿Cómo asociar la estrategia nacional, en la que LLA y el PRO comparten una administración, a Buenos Aires, donde ambos son oposición? Sin respuesta, la dirigencia amarilla diluye el amarillo nítido y brillante que reflejaba hace diez años y se convierte en una especie en peligro de extinción.