Miércoles 23 de Octubre de 2024, 09:00
Daniel Lucci
La Sala II de la Cámara Civil en Familia y Sucesiones revocó el bozal legal que el empresario Daniel Lucci, con el aval de una jueza en primera instancia, había logrado imponer para silenciar a su exesposa, Eliana Almirón, quien lo denunció en 2023 por violencia de género.Con el voto de los camaristas Andrea Fabiana Segura y Hugo Felipe Rojas (la jueza Eleonora Claudia Méndez votó en disidencia parcial), el tribunal hizo lugar al recurso de apelación que había impuesto la víctima y revocó el fallo dictado el 18 de marzo por la jueza María Celeste del Huerto Silva, por el cual le prohibía hablar mal públicamente Lucci. En concreto, la magistrada le ordenaba a la víctima que “se abstenga de realizar cualquier perturbación o intimidación directa o indirectamente, sea en forma presencial o vía mail, WhatsApp, redes sociales o cualquier medio de comunicación físico o electrónico” que involucre a su exesposo. Para sostener su sentencia, que ratificó el 4 de mayo último, cuando rechazó un primer recurso de apelación presentado por Almirón, la jueza Silva consideró que “el señor Lucci se vio afectado en su honor por las publicaciones de índole personal” reproducidas en medios de comunicación, atribuidas a la mujer.
Además, la jueza de primera instancia sostuvo que “el derecho de defensa de la recurrente no se halla menoscabado con el dictado de la sentencia protectoria, por cuanto la naturaleza de la misma no es declarar a alguien culpable como autor de los hechos que se le atribuyen, sino por el contrario, hacer cesar una situación actual de violencia, que posteriormente podrá ser revisada y hasta levantada si cambian las circunstancias que dieron origen a su dictado”.
Con el patrocinio de los abogados Patricia Neme y Juan Pablo Torres, Almirón apeló esa resolución ante la Cámara Civil en Familia y Sucesiones, que finalmente le dio la razón y dejó sin efecto el bozal legal solicitado por Lucci, quien está imputado por los presuntos delitos de amenaza de muerte y desobediencia judicial, ambos en un contexto de violencia doméstica.
Al argumentar su voto, la jueza Segura sostuvo que “imponer a la víctima de violencia de género una medida prohibitiva de la expresión, un ‘bozal legal’, es contraria a los deberes internacionales asumidos por el Estado Nacional y los operadores y funcionarios judiciales, en el corpus iuris internacional y ley nacional”. Advirtió que esa acción “además, vulnera derechos como la libertad de expresión y a la prohibición de censura previa”.Por esa razón, sostuvo que “la tutela del honor y la reputación personal deben ceder, ante la libertad de expresión y prohibición de censura previa en donde prima la perspectiva de género”.
La magistrada hizo especial hincapié en “el contexto de violencia de género en el que se halla inmersa la destinataria de la medida de prohibición de la expresión, y lo fundamental de su derecho”.
En este sentido, recordó que existen “principios constitucionales y convencionales, en virtud de los cuales siempre en que la afectada por una medida de prohibición de la expresión es una víctima de violencia de género debe primar el derecho a la libre expresión de ésta, por sobre el honor del denunciado”.
Además, Segura advirtió que “no se acreditó en autos los extremos que hagan inferir que la Sra. Almirón haya realizado las publicaciones que se le atribuyen, salvo la expresamente reconocida por esta, realizada el día 8 de marzo de 2024, en el día internacional de la mujer”.
Finalmente, la camarista preopinante remarcó que “en el presente caso prima el principio de libertad de expresión y la prohibición de la censura previa”, por lo cual aseguró que “el demandado no logra justificar acabadamente la conveniencia que lleve a limitar un derecho fundamental como la libertad de expresión”. Por ello, dictaminó que es necesario revocar la sentencia de la jueza Silva del 18 de marzo y rechazar la medida de protección de persona (el bozal legal) solicitada por Lucci en contra su expareja.
A su turno, el juez Rojas, quien acompañó el voto de la vocal preopinante, advirtió que la Justicia no puede “silenciar o amordazar a una víctima de violencia de género, pues esto terminaría por ‘desalentar’ su denuncia”. Y agregó: “Acá, nuestra obligación como operadores de esta rama sensible del derecho, es acompañar a la víctima. Remarco víctima, pues cada caso en concreto tiene sus aristas propias y particulares”.
El magistrado dijo que le llamó “la atención que el signado como agresor -quien además niega la violencia- no haya buscado, a lo largo de un año aproximadamente, levantar la medida o morigerarla”, sino que “tan sólo está preocupado por ‘acallar’ a una víctima de violencia de género, inculpándola de ser la generadora de las publicaciones que lo ‘hostigan y desprestigian’, según sus afirmaciones”. Y completó: “Para alguien que asegura que todo versa sobre una cuestión monetaria, su decir no va de la mano de su accionar”.
En su voto en minoría, la jueza Eleonora Méndez consideró oportuno “evitar los estallidos de violencia y proteger tanto a la actora, como al demandado de episodios de violencia familiar”. Por esa razón, opinó que en este caso resulta conveniente “exhortar a ambas partes para que eviten nombrarse, como así también eviten el uso de términos ofensivos o peyorativos el uno hacia el otro, o por intermedio de sus letrados, en ningún ámbito, no resultando apropiado desde ningún punto de vista su utilización para el ejercicio del derecho de defensa o para la libre expresión de las partes”.
Esta no es la primera causa penal por violencia de género que debe enfrentar Lucci, ya que sus anteriores exparejas, Luciana Martínez Giovo y Lisa Jorgelina Mema, lo acusaron por este tipo de hechos.
Daniel Lucci es uno de los herederos del imperio agroindustrial creado por su padre, Vicente Lucci, un hombre visionario y trabajador incansable, que con su sacrificio impulsó el posicionamiento de Tucumán como primera potencia mundial en la producción de limones. Actualmente, Citrusvil, la empresa insignia de la familia Lucci es uno de los principales proveedores globales de la multinacional Coca-Cola.
Además de la citrícola, la familia Lucci tiene otras importantes compañías, como Viluco, Engordar, El Pucará y Nueces de Catamarca. La firma se dedica a la citricultura y sus derivados, la producción de nogal, la ganadería, cultivos de caña de azúcar, cereales, legumbres y forrajes, entre otros productos agrícolas. Los Lucci también han incursionado en los biocombustibles, la construcción, el desarrollo de barrios privados y otros negocios inmobiliarios. /
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