Originalmente fue diseñado como un puente de ferrocarril, como parte del proyecto Baikal-Amur, la cual tenia como propósito crear una vía de aproximadamente 4,324 km de longitud, la cual atravesara el este de Siberia y el Lejano Oriente de Rusia (Kalarsky), pero nunca fue inaugurado, por lo que la gente de Kuanda, un cercano pueblo de aproximadamente unos 1.500 habitantes, comenzó a usarlo para cruzar el río Vitim.
Por lo mismo su peligrosidad, ya que no es oficialmente un puente de transito vehicular, porque no cuenta con ningún tipo de reparaciones y/o mantenimiento durante las tres décadas desde que fue construido. El tiempo y las condiciones climáticas brutales han cobrado un alto precio en las traviesas de madera, que a menudo se rompen bajo el peso de los vehículos grandes, dejando agujeros que los propios conductores tienen que tapar o cubrir con tablones para poder cruzar.
Cruzar el puente de Kuandinsky a finales de la primavera y en verano es verdaderamente un gran reto, sobre todo para los camiones grandes, pero durante la llegada del invierno, cruzar el puente puede llega a ser verdaderamente aterrador, tomando en cuenta las adversidades que ya conocemos como anchura reducida, falta de barandas y la superficie de madera resbaladiza, agrégale a eso los fuertes vientos laterales los cuales te pondran los nervios de punta por no decir otra cosa. Incluso los conductores más experimentados que cruzan el puente con lo hacen con todas sus ventanas abajo para evitar que el viento empuje los coches a una tumba helada de agua.
Pero a pesar del desafío que esto plantea y de las fatales consecuencias, el Puente Kuandinky es más popular hoy en día de lo que ha sido siempre, ya que actualmente es una atracción para temerarios de todas partes de la región. Quienes al cruzar el puente lo celebran como un verdadero logro, inclusive muchos de los conductores graban esta experiencia y la hacen publica en línea y redes sociales como evidencia de ello: