Martes 12 de Noviembre de 2024, 07:51
El número de animales reproductivos disminuyó en más del 50% en las zonas de alta densidad en Chubut.
Todos los científicos e investigadores que
presenciaron la mortandad de elefantes marinos por gripe aviar del año
pasado la describen como una escena dantesca: miles de ejemplares
muertos junto a sus crías regando las costas de la Península Valdés, las
gaviotas picando sus restos, los turistas tirando piedras para intentar
que se muevan.
En 2023, un brote de gripe aviar muy virulento mató al 97% de las crías de los elefantes marinos (17.000 animales) y a una cantidad significativa de las madres.
Ocurrió
en plena temporada reproductiva y de nacimientos, un momento en el que
el animal ayuna y está muy vulnerable (entre agosto y octubre).
La
novedad, además, es que la gripe aviar, que se transmite a través de
pájaros, en este caso se contagió también entre los mamíferos.
Un año después, científicos realizaron un censo en la misma población para tratar de determinar el impacto del virus.
Participaron
de la tarea, que se realizó de forma manual y también con drones: WCS
Argentina, CESIMAR-CONICET, Universidad San Juan Bosco, Universidad de
California-Davis, Fundación Vida Silvestre Argentina, Dirección de
Conservación de la Municipalidad de Puerto Madryn, guardafaunas del
Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de la Provincia de Chubut y
guardaparques de la Administración de Parques Nacionales.
Según el informe que se elaboró, el número de animales presentes en las costas de Valdés cayó entre un 16 % y un 66%.
Puntualmente,
entre las hembras adultas ese número se redujo entre un 30 % y casi un
70%. Y con respecto al recuento de 2022, la cantidad de crías cayó 82%,
aunque todavía no se contabilizaron los nacimientos de esta temporada.
Sin embargo, no hubo casos de gripe aviar detectados.
“Este
censo fue importante para entender la reducción de animales. El año que
viene lo vamos a tener que volver a hacer para entender lo que pasó y
tener una idea más clara. Pero van a pasar décadas hasta que la
población se vuelva a restablecer”, explicó Julieta Campagna, coordinadora del Paisaje Valdés de WCS Argentina.
Acerca
del impacto para el ambiente de esta pérdida tan drástica, Campagna
explicó: “El elefante marino es un predador tope que tiene un rol muy
importante en el ecosistema. Una reducción así puede afectar el
ecosistema. Tiene un impacto. Lo que muestra esto es que un virus puede
diezmar a la población, puede llevarla a la extinción. Si se sigue
presionando a la población por otros lados puede seguir disminuyendo”.
Campagna
se refiere a las presiones producidas por el hombre en áreas que no
están protegidas: los elefantes marinos salen a la costa en su momento
de mayor vulnerabilidad. Es para reproducirse y luego parir y amamantar a
sus crías durante tres meses. En todo este proceso, los animales ayunan
y no nadan en busca de alimento. Cada elefante tiene solo una cría y la
puede abandonar si se ven perturbadas por algún factor externo.
En
Península Valdés la colonia se distribuye a lo largo de 300 kilómetros
de costa y conviven con el hombre. “Donde no hay protección en la costa
pasan un montón de cosas: cuatriciclos, perros, si la población fue
impactada por una enfermedad y encima se la molesta son presiones que
pueden sumar a que la población tarde más en recuperase”, aseguró la
investigadora.
Recomendaciones para quienes visitan playas con elefantes marinos
Mantenerse a más de 30 metros de distancia de los animales.
No arrojarles piedras para provocar que se desplacen.
Impedir que los perros se les acerquen.
Nunca interponerse entre los animales y el mar. /TN
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