Creó una marca icónica, renegaba de ser multimillonario y regaló su fortuna de millones de dólares

Viernes 29 de Noviembre de 2024, 13:00

Yvon Chouinard se quedó con una parte de su fortuna.



Yvon Chouinard creció con los deportes extremos como vocación y jamás imaginó que se convertiría en uno de los grandes empresarios del mundo de la moda: el norteamericano, asiduo escalador, tuvo varios trabajos antes de emprender un nuevo desafío de la mano de la marca Patagonia, aquella que le permitió amasar una fortuna reconocida en la prestigiosa revista Forbes.

El oriundo de Lewinston, que nació el 9 de noviembre de 1938, recibió una educación franco-canadiense por parte de su familia y tenía dificultades para hablar inglés, por lo que su adaptación tras su mudanza a California fue tormentosa.
De hecho, sus propios compañeros de escuela se burlaban de él y bromeaban con su nombre, al que consideraban de mujer.

Su etapa como estudiante tampoco fue del todo fructífera y, entre clase y clase, practicaba contener la respiración para despuntar el vicio como buceador los fines de semana. Luego, se insertó en una comunidad de alpinistas y ofició como detective privado de la leyenda de Hollywood Howard Hughes, aunque en sus tiempos libres se alejaba del mundo.

Ya durante su adolescencia, cuando se volvió mayor de edad, adquirió una foja de carbón con el objetivo de aprender herrería de manera autodidacta, llevando a cabo sus primeras experimentaciones. Así fue como construyó sus propios pitones trepadores, hechos de acero con la cuchilla de una cosechadora, y las vendía a precios altos por sus características.

Regaló su fortuna de 300 millones de dólares: del préstamo de su padre al negocio con remeras importadas

Su creación, aún así, era más asequible debido a que eran reutilizables y mucho más sólidos. En 1957, el futuro empresario le pidió a su padre un préstamo de 825 dólares para montar su taller en un gallinero cerca de la casa de sus progenitores, aunque su negocio no fue rentable en un principio: vivía a base de comida para gatos mezclada con avena, papas y animales silvestres en las Montañas Rocosas.

Inspirado por el paisaje y el mar, junto a su esposa Malinda fundó Patagonia, una compañía enfocada en equipos de escalada que después se diversificó a la ropa deportiva. A su vez, rediseñaban y mejoraban los equipamientos para tornarlos más resistentes. Luego, el surfista Roger McDivitt, que también era graduado en economía, los ayudó a incursionar en las operaciones minoristas.

Si bien en la década del ‘70 ya eran los mayores suministradores de esos productos en tierras norteamericanas, con el 75% del mercado total, solo obtenían un 1% de ganancia. Cuando Chouinard descubrió que los pitones les hacían daño a las rocas, ideó el excéntrico, una pieza hexagonal de aluminio que encaja en grietas y las deja intactas.

El éxito tocó su puerta recién cuando vio una camiseta de rugby en Escocia y quedó obnubilado: la adaptó para el mercado estadounidense, fue furor en ventas y descubrió que las prendas le otorgaban un mayor margen de beneficio. La innovación, claro, era el principal sello de la marca, que se transformó en un estilo de vida.

A los 40 años, Yvon ya era millonario y priorizó un modelo que prácticamente no tenía precedentes: contrató a un director de arte para darle lugar a la fotografía documental, con escaladores reales, siendo también un modelo de sostenibilidad. La firma se comprometió, además, a donar el 1% de sus transacciones a causas ecológicas.

Los desafíos económicos y las constantes crisis, como la recesión de 1991, hirieron pero no abatieron a la empresa, que siguió siendo referencia. Después de un largo período de bonanza, Patagonia alcanzó resultados netos positivos por 800 millones de dólares en 2017, cuando Forbes incluyó al empresario entre los más ricos del mundo. En ese momento, el ecologista le puso punto final a su ambición.

El hombre que regaló su fortuna de 300 millones de dólares: la donación que sorprendió al mundo

Tras analizar diversas opciones, sorprendió a propios y extraños al anunciar, en 2022, la venta del 100% de las acciones de la empresa -equivalentes a 3.000 millones de dólares, 100 millones por año calendario-, a diversas entidades encargadas de combatir el calentamiento global: todas ellas eran sin fines de lucro, para evitar que se vendieran los títulos o salieran a bolsa.

El empresario supo ser un aficionado de la escalada.
El empresario supo ser un aficionado de la escalada.

La propia tirada financiera calculó que, de todas maneras, el norteamericano se quedó con 100 millones de dólares y dos casas, una de ellas en las que supo residir desde hace más de seis décadas. “La Tierra es ahora nuestro único accionista”, concluyó, dejando en claro que el proyecto ya estaba concretado. /TN