Sobrevivió a 30 cuchilladas en una pizzería de Núñez: “No me mató, pero arruinó todo lo que tenía”

Domingo 02 de Febrero de 2025, 09:09 |

Adriana Barrionuevo (45) volvió a su trabajo, aunque todavía tiene secuelas de las lesiones que le provocó su ex, Sergio Sarria (40).



Adriana no entiende todavía cómo zafó. Pudo haberse convertido en la víctima de otro femicidio. Su ex la atacó a cuchillazos donde ella trabajaba, en una pizzería de Núñez. Todo quedó registrado por las cámaras de seguridad. Pero la víctima vive. Como puede. Fueron más de 30 heridas. "No me mató, pero arruinó todo lo que tenía", dice angustiada.

Sergio Raúl Sarria (40) mostró su verdadera cara apenas un mes después de ponerse de novio con Débora Adriana Barrionuevo (45). "Me dio un cachetazo porque yo lo contradije en algo", le cuenta la mujer a Clarín. Después de eso, su vida se transformó en una pesadilla, aunque ella nunca se animó a denunciarlo.

"Pensaba que lo podía perjudicar en su trabajo. Estaba tan absorbida en su violencia que no pensaba en mí. Me tenía dominada mentalmente, pero no lo veía. Y también creía que si me iba de su casa, no iba a poder salir adelante", explica en varios diálogos vía WhatsApp.

En febrero de 2023, cuando ya no eran pareja, un compañero de trabajo de ambos en un teatro le dijo: "Está linda tu mujer eh". Sarria le ordenó a Adriana: "Agarrás tu cosas y te vas. Le diste confianza a este pelotudo, se viene a hacer el pillo, a cargarme, así que agarrá tus cosas, te vas a casa, que cuando llegue yo vamos a arreglar las cosas".

"Arreglar las cosas" fue darle una paliza terrible. "Me empujó a la cama de mi hija, pegándome piñas con el puño cerrado, yo me cubrí. Él tenía unas pesas en la casa, como de 5 o 10 kilos. Me dijo: ’ah, encima te cubrís’, y me pegó con una de las pesas en la mano izquierda con la que yo me estaba cubriendo”, declaró la mujer ante la Fiscalía de Saavedra y Núñez, a cargo de José María Campagnoli, que ya elevó el caso a juicio.

Si bien ya estaban separados desde hacía más de seis años, allí recién decidió irse de la casa.

Los dos se conocieron porque Sergio era amigo de su hermano. El hombre trabajaba para los teatros de la avenida Corrientes, como volantero, llevando gente a las obras o los shows de stand up. En sus redes sociales, decía ser actor, comediante, standapero, instagramer y creador de contenido.

En su canal de YouTube, cuenta con más de 1.800.000 visualizaciones y 15.200 suscriptores. Se define como "influencer de segunda marca", con contenido "retro" y sobre la vida de personajes como "Nico de Brigada Cola, Randolph McClain, Héctor Echavarría, Paolo el Rockero y más". Por las dudas, aclara: "Si no entienden mi humor, problema de ustedes".

Sergio Raúl Sarria, el actor y standapero que quiso matar a su ex en una pizzería de Núñez.
Sergio Raúl Sarria, el actor y standapero que quiso matar a su ex en una pizzería de Núñez.

Humillaciones en un vínculo de sometimiento

A lo largo de los 23 años de relación, Adriana soportó humillaciones y violencia: "Me denigraba todo el tiempo. Todos los días. Me decía ’mediocre, campesina, pobre mental, ridícula’...". También que era "una sucia" que "nunca iba a salir de Kilómetro 30", el barrio de González Catán (La Matanza) donde vivía.
Sergio Raúl Sarria, el actor y standapero que quiso matar a su ex en una pizzería de Núñez.Sergio Raúl Sarria, el actor y standapero que quiso matar a su ex en una pizzería de Núñez.

El pasado lunes 18 de noviembre, a las 20.45, estaba cumpliendo sus tareas como ayudante de cocina en el local de "Big Pizza", de Quesada al 2300, esquina avenida Cabildo, una zona muy concurrida de la ciudad.

Adriana estaba en pareja con el cajero desde hacía un año. Su ex llegó y sacó un juego de llaves con una tijera plegable que ella le había comprado años antes "como para que tuviera algo para defenderse" si lo asaltaban, ya que trabajaba de noche.

Luego se acercó al mostrador mientras la mujer hablaba con un compañero. "¡Ah! ¿Vos podés charlar?", le reprochó él, quien les tiró gas pimienta en la cara a los dos, manoteó una cuchilla, la agarró del cuello y comenzó a darle puñaladas sin parar en el piso.

Azorados, el empleado, un repartidor y un vecino intentaron defenderla con lo que tenían a mano. Le tiraron con una bandeja de aluminio, con un palo y hasta con un taburete. Hasta que uno tomó una barra de hierro que le alcanzaron y logró intimidar al atacante, un hombre corpulento.

La secuencia fue brutal y la intervención de los agentes de la Comisaría Vecinal 13B, de la Policía de la Ciudad, fue clave para evitar un femicidio.

"¡Mi hija no me quiere. Me voy a matar!", gritó Sarria, que vivía en San Justo (La Matanza), cuando se vio arrinconado por los oficiales. Le recriminaba a la mujer que la chica de 19 años la quería más a ella que a él. Luego se hizo cortes en el cuello con un cuchillo Tramontina. Se desvaneció y lo detuvieron.

La cuchilla con la que el hombre agredió a su ex es la que ella usaba para poner la muzzarella y cortar las pizzas. Por eso no estaba muy afilada.

"Supongo que quiso decir que yo estaba bien, y él estaba mal. Hacía una semana me había bloqueado en WhatsApp. Fue al local solo a lastimarme. Salió de su trabajo y fue al mío a hacer el desastre que hizo. Me pegaba y pinchaba por todos lados", recuerda la víctima.

La dura vuelta al trabajo

Adriana recién pudo volver a trabajar de manera fija la semana pasada. Primero fue solo por algunas horas. Y no fue fácil. Cuando estaba en la estación de trabajo, el lugar donde su ex la atacó, le temblaban las manos. Pero ella necesita el dinero para subsistir. Ahora se le venció el contrato de alquiler y no sabe cómo juntar la plata para mudarse.

"El brazo me duele mucho todo el tiempo, de un ojo no veo y tengo bastante miedo de estar en el local, más por la noche. Por los cortes que me hizo, me dieron 30 puntos", señala. La atendieron en el Hospital Pirovano, el mismo donde, a metros suyo, curaban a su ex.

La denuncia en el Hospital Pirovano.
La denuncia en el Hospital Pirovano.

Sobre las heridas, amplía: "Tengo muchos puntazos en las costillas, una puñalada en la espalda a la altura de las costillas que es más profunda que las otras en la mejilla, una que me atravesó el labio y me perforó la encía y otra que me comprometió el ojo derecho, que me dejó la pupila dilatada. Sin contar las que tengo en la pierna y el enorme corte del codo".

Sarria está detenido en la Alcaidía Comunal 4 Bis Anexo de la Policía de la Ciudad, en Vélez Sarsfield 170, barrio de Barracas. Solo lo visita su mamá. A ella le dice estar "muy mal" y "arrepentido".

"Él no hablaba con su padre ni con su madre. Se consideraba superior a todos los demás", advierte ahora Adriana.

Cómo son los días de la víctima

Desde lo que pasó, la vida de la víctima dio un giro. "Nunca pensé que realmente iba a vivir esto. Me da mucho miedo y vergüenza todo lo que pasó. Psicológicamente me está costando mucho encararlo. Yo me pregunto todos los días por qué ese día no se fue a su casa. Solo causó un inmenso desastre: perjudicó a mí compañero de trabajo, a mi hija, a mi pareja, a mi jefe, se arruinó la vida. ¿Y todo por qué? ¿O para qué?", plantea.

Adriana enumera los problemas sufridos a partir del hecho, entre ellos que la ART (Aseguradora de Riesgos de Trabajo) no le quiere reconocer el "accidente de trabajo".

Revela que vio una sola vez el video del brutal ataque que sufrió. "Y aún no sé qué me salvó", admite. También destaca que "la Justicia actuó rapidísimo".

"Todo este desastre lo ocasionó este tipo el día que, en su egoísmo, narcisismo y machismo, vino a lastimarme. Siempre pienso que quiso destruirme. No me mató, pero arruinó todo lo que tenía", insiste.

Y completa: "Estoy muy agobiada por todo esto. Extraño la vida que tenía. No me faltaba nada, estaba tranquila, trabajaba bien. Además de arruinar mi vida, se arruinó él mismo, aunque tuvo más suerte él que yo: le hice el favor de no morirme, porque si me moría, aún peor sería su vida y su condena". /Clarín