Preocupa el estado en el que quedó el canal Yerba Buena tras la tormenta del fin de semana

Jueves 13 de Marzo de 2025, 06:15

DAÑOS. Así quedó el canal Yerba Buena tras la fuerte crecida que causó el fenómeno climático que golpeó a Tucumán el fin de semana.



El temporal del sábado provocó que el Canal Yerba Buena alcanzara su capacidad máxima, generando desbordes en la zona este, donde desemboca en el Canal Sur. Las intensas lluvias arrastraron piedras y residuos, causando bloqueos en distintos tramos y afectando gravemente a los vecinos de la zona.

Brian, un vendedor ambulante que trabaja en la intersección de los canales, describió la magnitud del problema: “Antes era solo agua, pero ahora hay piedras enormes y el canal se tapó en varios puntos”. Romina, quien trabaja en un quiosco cercano, relató que el agua cubrió los puentes, impidiendo el paso de vehículos. “No podían pasar los autos ni las camionetas. El agua arrastraba todo lo que encontraba”, explicó.

El impacto del desborde se sintió especialmente en las viviendas cercanas. Miguel, residente de la zona, sufrió inundaciones en su casa en reiteradas ocasiones. “Tres veces ya se me inundó todo y lo perdí todo. Heladeras, muebles, colchones… cuando entra el agua, no se salva nada”, lamentó. 

También denunció que, tras cada tormenta, la zona queda cubierta de residuos y restos de animales muertos. “Siempre quedan palos, piedras y nadie viene a limpiar”, reclamó. Además, mencionó cortes de luz prolongados. “El sábado nos quedamos sin luz por cinco horas y nadie nos avisó. Siempre es lo mismo”, agregó.

En otros sectores, la erosión del suelo representa un peligro adicional. Máximo, vecino del canal Yerba Buena en el cruce con Zavalía, advirtió que el suelo de la calle está cediendo. “La calle se está cayendo de a poco, está hueca por debajo. Si sigue así, en cualquier momento se hunde”, señaló. Además, denunció la falta de seguridad en el área: “Robaron el alambrado del puente y si alguien se cae ahí, no la cuenta”. También alertó sobre desprendimientos en la estructura de los puentes.

No todas las zonas sufrieron el mismo impacto. Sergio, guardia de seguridad en un country cercano al Parque Prebisch, informó que las lagunas de laminación resistieron bien el temporal. “Esta zona aguantó bien el agua. Estuve de guardia desde la tarde y no se inundó”, aseguró. 

Sin embargo, en sectores residenciales más vulnerables, el problema persiste. Micaela, vecina del canal Yerba Buena, recordó la última gran inundación en su casa. “Fue hace años, cuando tenía ocho. Se llenó todo de agua. Desde que hicieron una canaleta, no pasa tanto, pero sigue siendo un peligro”. Su abuela, que vive en una parte más baja, aún sufre las consecuencias. “Siempre le entra agua, por eso levantó una pared en la puerta para que no pase”, contó.

En el barrio Apolo XIII, al oeste de la avenida Solano Vera, María Fernanda denunció que las zonas más bajas padecen las peores consecuencias. “El agua baja a través del canal Yerba Buena directo hacia el Canal Sur, que ya está saturado. Si llueve fuerte, se inunda todo”, explicó. También criticó la falta de mantenimiento. “Los canales están rotos, los desagües no funcionan y nadie hace nada. Cada tormenta es un riesgo”, advirtió.

El ingeniero Franklin Adler confirmó que el Canal Sur ya no tiene capacidad para recibir más agua. “Fue diseñado para un caudal mucho menor al actual. Con el crecimiento urbano y la impermeabilización del suelo, ahora recibe más agua de la que puede manejar”, explicó. También alertó sobre el deterioro estructural. “Cada tormenta agrava el problema y estamos cerca de un colapso”, sostuvo.

Para aliviar la presión sobre el Canal Sur, se propuso la construcción del Canal La Rinconada, que desviaría parte del agua hacia el arroyo El Manantial. Sin embargo, la obra lleva más de una década sin ejecutarse. “Está en los planos desde hace años, pero nunca se concretó. Mientras tanto, la situación empeora”, concluyó Adler.

Con cada tormenta, el riesgo de inundaciones y desbordes crece en Tucumán, mientras los vecinos esperan una solución que parece postergarse indefinidamente.