El añoso gomero que vio pasar décadas de la historia tucumana frente al cementerio que la atesora, morirá de pie

Domingo 23 de Marzo de 2025, 10:55

ALTERNATIVA. El municipio capitalino decidió dejar de lado la tala del imponente árbol y reemplazarla por una poda que, según los quienes se oponían a acelerar su final, además de brindar seguridad a su entorno, podría prolongar la vida del entrañabl



El viejo gomero de plaza Gramajo Gutiérrez, en el barrio Don Bosco, logró evitar la tala. Tras semanas de tensión, informes técnicos y múltiples asambleas entre autoridades, expertos y vecinos, se decidió que el árbol centenario no será derribado, sino que se le practicará una poda drástica para eliminar sus ramas peligrosas, preservar su tronco y conservar su legado como emblema natural de la capital tucumana.

La Municipalidad de San Miguel de Tucumán había advertido sobre su inminente remoción, amparada en un informe técnico firmado por especialistas de la Fundación Miguel Lillo y la Sociedad Amigos del Árbol. 

El diagnóstico fue contundente: el gomero presenta una infección por hongos, raíces podridas, madera muerta, desequilibrios estructurales y un riesgo “alto a extremo” de caída de ramas de gran porte. 

“El árbol está en un estado senescente avanzado que es irreversible”, decía el informe difundido el 11 de marzo.

Ante la posibilidad de perderlo, vecinos, activistas y referentes ambientales organizaron asambleas abiertas para discutir opciones. En ese marco se acordó una salida intermedia: no cortar el tronco del gomero, pero sí intervenirlo para evitar riesgos.

“El árbol hoy representa un peligro por la caída potencial de sus ramas, lo que claramente puede poner vidas en riesgo”, explicó el secretario de Obras Públicas, Luciano Chincarini. Por eso, se procederá a remover toda la copa, dejando el eje basal como símbolo vivo del antiguo ejemplar. “Además, se mejorará la iluminación, la limpieza de la plaza y se colocará cartelería con imágenes históricas del árbol”, agregó el funcionario.

Desde el activismo ambiental celebraron el consenso alcanzado. “Lo que quiero resaltar es que el gomero no está muerto todavía, y no está muerto quien pelea”, sostuvo Sergio Pérez, del colectivo Revolución Verde. 

“La poda puede ayudar a que el árbol brote nuevamente. Aún tiene vida, y nosotros, esperanza”, expresó con ilusión.

Además, se consensuó un plan alternativo por si el árbol no logra recuperarse: enraizar sus retoños y plantarlos en el mismo lugar, como una forma simbólica de renacimiento. “Mientras ese retoño siga creciendo entre el tronco viejo, va a ir copando el lugar y eso sería como el renacimiento del árbol”, añadió Pérez.

La situación del gomero puso en evidencia no sólo una disputa ambiental, sino una cuestión de identidad urbana. “Quitarlo supondría un vacío paisajístico y cultural”, advirtió Diego Frías, de Pro-Eco. 

En ese sentido, la solución encontrada equilibra las necesidades de seguridad ciudadana con el deseo de preservar un pedazo de la historia verde de San Miguel de Tucumán.

Con raíces debilitadas, pero con una memoria profunda, el gomero de plaza Gramajo Gutiérrez no será olvidado. Morirá de pie, o quizás, volverá a florecer.