Sábado 12 de Abril de 2025, 13:20

El Pontífice hizo una breve aparición para homenajear a la Virgen de la que es devoto
No existen dudas de que el papa Francisco atraviesa una mejoría en su salud y busca estar presente, aunque sea de forma limitada, durante la Semana Santa. Este sábado, en su vigésimo día de convalecencia en la residencia de Santa Marta, tras una internación de 38 días en el hospital Gemelli, el pontífice volvió a salir sorpresivamente.Según informó la Sala de Prensa de la Santa Sede, “a primera hora de la tarde el papa Francisco fue a la Basílica de Santa María la Mayor y, en vísperas del Domingo de Ramos y de la Semana Santa, se detuvo a rezar delante del ícono de la Virgen Salus Populi Romani”.
Imágenes captadas por una periodista de la agencia Ansa lo muestran sonriente, con su habitual hábito talar blanco, cánulas nasales y una botella de oxígeno tras su silla de ruedas, señal de que esta será una nueva etapa en su pontificado. El Papa llevó un ramo de rosas blancas para ofrecerle a su Virgen “preferida”, y estuvo acompañado por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, y el sacerdote argentino Juan Cruz Villalón, uno de sus secretarios. Algunos fieles que estaban en el templo se acercaron emocionados, y alguien gritó: “¡Viva México!”.
Para facilitar el ingreso, se instaló una rampa en la Basílica, donde fue recibido por su arcipreste, el cardenal lituano Rolandas Mackrikas. Ya el pasado 23 de marzo, apenas recibió el alta “protegida” del hospital, Francisco había acudido a esta misma basílica, a la que expresó su deseo de ser enterrado, para llevarle flores a la Virgen.
Esta fue la tercera salida del Papa en apenas una semana. El domingo 6 de abril se presentó sin previo aviso al final de la misa del Jubileo de los Enfermos. Con cánulas nasales, fue aclamado por unas 20.000 personas presentes, a quienes agradeció y bendijo. “Feliz domingo y gracias a todos”, dijo con voz más firme, en contraste con el susurro débil con el que, dos semanas antes, había saludado al abandonar el Gemelli.
El antecedente inmediato de su presencia pública había sido el 9 de febrero, durante el Jubileo de las Fuerzas Armadas. En esa ocasión, debido a una bronquitis ya avanzada, se excusó de leer la homilía. Luego, el 14 de febrero, su estado de salud empeoró y fue internado de urgencia.
Los avances en su recuperación se atribuyen a la fisioterapia respiratoria y motora diaria. Como otra señal de mejora, el miércoles recibió en su suite de Santa Marta al rey Carlos III y a la reina Camilla, quienes celebraban 20 años de casados. Ese encuentro había sido cancelado inicialmente por motivos de salud.
El jueves siguiente, nuevamente sin anuncio previo, Francisco salió a caminar dentro de Santa Marta. Vestía un pantalón negro de cura, una camiseta y un poncho a rayas, y decidió ingresar a la Basílica de San Pedro para rezar ante las tumbas de sus predecesores y observar trabajos de restauración. Esa aparición, aunque breve, generó comentarios por su atuendo “de civil”, sin hábito ni solideo. Mientras algunos se escandalizaron, otros aplaudieron su naturalidad y cercanía en un momento de evidente fragilidad.
La visita de este sábado no solo representó una muestra de fortaleza y devoción, sino también una forma de cerrar el episodio del jueves. Aunque la misa de Ramos será presidida por el cardenal argentino Leonardo Sandri, vicedecano del Colegio Cardenalicio, la intención de Francisco es clara: estar presente. Su bendición, sin duda, será recibida con alivio y alegría por los fieles. /
La Nación
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