Lunes 28 de Abril de 2025, 08:56
Como sucede con marcas de otro tipo de artículos a la venta, las de vino no están exentas del riesgo de ser falsificadas. En Argentina, afortunadamente, no se ha registrado ni difundido un número significativo de casos, pero un video compartido por un usuario en redes sociales este mes encendió la alarma.Diego Merena, director de una consultora empresarial y aficionado al vino, mostró en su cuenta de Instagram dos botellas similares y señaló las sutiles -aunque evidentes- diferencias.
“Compré una botella de Enemigo Malbec 2022 y cuando lo abrí y lo puse en la copa no era el vino de Alejandro Vigil y Adrianna Catena”, comenzó, para después exponer que en la etiqueta frontal las letras eran ligeramente diferentes y, en la contraetiqueta, había faltas de ortografía y habían cambiado el nombre Adrianna por "Adianna".
“Hago este video para alertar de que esto está circulando y que ninguna otra persona vuelva a comprar un vino que no es”, advierte Merena en su posteo, que fue compartido más de 700 veces y tuvo más de 1.600 comentarios.
Los vinos El Enemigo surgen del proyecto personal de Alejandro Vigil -reconocido enólogo de Catena Zapata y dueño de diversos emprendimientos gastronómicos- y Adrianna Catena, hija menor de Nicolás Catena. Juntos fundaron Bodega Aleanna, que cuenta con viñedos en Gualtallary, El Cepillo, Los Chacayes y Agrelo, Mendoza.
Aunque en Aleanna el foco está puesto en los vinos de alta gama (que incluye los multipremiados ejemplares de Gran Enemigo), también ofrece otros que pertenecen a una categoría de entrada y son los que se pueden adquirir en supermercados a un precio que oscila entre los 15.000 y 20.000 pesos.
Entre estos últimos está El Enemigo Malbec, que Lerena compró en un supermercado chino de la ciudad de La Plata, según le cuenta a Clarín.
“Cuando lo probé me di cuenta por el gusto, pero pensé que el problema podía estar en esa botella en particular”, dice Lerena. “Entonces fui y compré otra de la misma añada 2022 en otro supermercado y, mirando con más atención, empecé a encontrar los errores en la etiqueta, el corcho pésimo, el sabor…”, enumera.
Enterado de la situación a través de las mismas redes, Alejandro Vigil se lo tomó, en principio, con humor. “Lo bueno es que ya somos Louis Vuitton”, bromea, en alusión a la icónica marca de lujo de la que se pueden copias ilegales de sus productos en gran parte del mundo. De todos modos, aclara: “Tenemos nuestro equipo de Legales detrás de eso. Lo ideal es que no pase”.