Sábado 03 de Mayo de 2025, 13:20

Ficha de inmigración de Joseph Mengele al entrar en Argentina en 1949.
Por Sebastián FestArgentina como paraíso nazi es un viejo asunto, pero sumergirse en los detalles de aquellos años en que el país se convirtió en cómodo y amable refugio de varios de los peores criminales de guerra de la historia es toda una novedad. El Gobierno de Javier Milei decidió en los últimos días hacer públicos los documentos secretos con todos los detalles de la alucinante vida de los nazis en el país.Josef Mengele, el médico apodado Ángel de la muerte que realizó aberrantes experimentos con prisioneros durante el nazismo en Alemania, vivió en Argentina tan apaciblemente que, seis años después de instalarse en el país, decidió abrazar su verdadera identidad: pidió que cambiaran el nombre falso que figuraba en su documento, Helmut Gregor, y recuperar el verdadero, Josefg Mengele. Que ese nombre figurara en una lista de criminales nazis buscados en todo el mundo no era un problema para los gobiernos autoritarios argentinos, que en aquellos años oscilaban entre Juan Domingo Perón y las asonadas militares.
"Causa horror la simple relación de algunos tipos de experimentos, como probar métodos de esterilización masiva, provocar heridas o infecciones a prisioneros y prisioneras para estudiar los efectos y probar tratamientos, realizar cirugías innecesarias e incluso asesinar y diseccionar a prisioneros con fines de investigación o para capacitar a personal sanitario", señaló en un informe Amnistía Internacional.
"Las víctimas de aquellos experimentos pertenecían sobre todo a dos grupos étnicos, romaníes y judíos, a quienes la ideología nazi consideraba "subhumanos" y una amenaza para la "raza superior" alemana", añadió la organización de defensa de los derechos humanos.
Los detalles de las vidas de los nazis en Argentina quedaron al descubierto por la decisión del gobierno de Milei de quitar todas las restricciones para el acceso al resultado de las investigaciones realizadas entre 1960 y 1980 por la Dirección de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y la Gendarmería Nacional. El Gobierno de Carlos Menem había desclasificado esos archivos secretos en 1992, pero hasta ahora solo podían ser consultados en una sala especial y de acceso restringido en el Archivo General de la Nación (AGN). Ahora están publicados en la web, en un gesto de Milei hacia el Gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, con el que mantiene una estrecha alianza. "Mi política exterior es Estados Unidos e Israel", suele decir el presidente argentino.
"Los documentos desclasificados muestran que las fuerzas de seguridad argentinas empiezan a buscar datos sobre Mengele recién a fines de 1959, y piden prohibirle salir del país en junio de 1960", destacó recientemente Héctor Gambini en Clarín. "Un año antes, la Justicia argentina había denegado un pedido de extradición de Alemania -donde Mengele había sido juzgado y condenado en ausencia- por razones formales, aunque los informes secretos desclasificados ahora dicen que extraoficialmente las autoridades argentinas consideraban que los delitos atroces atribuidos a Mengele son de carácter político", añadió.
Mengele vivió entre 1950 y 1960 en Vicente López, un suburbio acomodado limítrofe con la capital argentina, y se integró en la sociedad argentina sin dificultades. "Allí, a veces usando su propio nombre, atendió pacientes y practicó abortos", señaló Gambini.
Otro connotado criminal de guerra nazi, Adolf Eichmann, vivía de forma muy diferente. Tras unos primeros años de vida similar a la de Mengele, se instaló en una casa sin pretensiones en San Fernando, 15 kilómetros al norte de Vicente López. Eichmann, ideólogo de la solución final, el exterminio masivo de los judíos, usó durante algunos años el nombre falso de Riccardo Klement. Diez años después de instalarse en Argentina, los servicios secretos israelíes lo secuestraron y llevaron a Israel, donde fue juzgado y condenado a muerte: ahorcado.
Mengele ya había llegado a la conclusión de que debía abandonar Argentina. Huyó a Paraguay, donde gobernaba el dictador de origen alemán Alfredo Stroessner, y, ya rebautizado como Wolfgang Gerhard, se instaló en Brasil, donde en 1979 murió ahogado nadando en una playa del Estado de Sao Paulo.
Mengele y Ecihmann no eran los únicos nazis refugiados en Argentina, pero sí los más connotados.
Los vínculos entre el peronismo y los ex jerarcas nazis existían al más alto nivel, según se deduce de una extensa entrevista que Tomás Eloy Martínez le hizo a Perón en los inicios de los años 50, recuperada por Gambini. "Algunas evidencias indican que Mengele se habría reunido con Perón en la Quinta de Olivos [residencia presidencial] a principios de los 50, cuando aún usaba su nombre falso. Perón le mencionó a Martínez haber hablado con un genetista alemán y recordaba el nombre Gregor.¿Perón fue engañado por su invitado alemán? ¿Se hizo el distraído? ¿Supo su verdadera identidad después de recibirlo en Olivos?".
La comunidad alemana es amplia en Argentina, un país con una gran cantidad de colegios en los que se enseña ese idioma. Entre los alemanes con los que se relacionaba Mengele figuraba Robert Mertig, que había hecho fortuna con una fábrica de calefones y cocinas, Orbis. Tras la desclasificación de los documentos nazis, actos cotidianos como ducharse con agua caliente o cocinar la cena pueden tornarse incómodos para muchos argentinos. /
El Mundo
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