Concretamente, el papa vistió la tradicional sotana blanca de algodón, ajustada con una faja de seda muaré blanca con flecos dorados y encima un roquete de lino.
Encima se colocó la muceta roja, que simboliza la autoridad del papa, que fue adornada con la clásica cruz pectoral.
También se lo pudo ver con el solideo blanco en su cabeza y, sobre sus hombros, la estola roja con bordado dorado que representa la consagración sacerdotal. Asimismo, lució el clásico anillo del pescador, símbolo de su autoridad como sucesor de San Pedro.
Según el protocolo, estos colores representan su disposición al martirio y su firme compromiso con la Iglesia.
Los sastres del papa
Las vestimentas del papa salen tradicionalmente de las manos expertas de los sastres Gammarelli de Roma, tienda fundada en 1798.
Durante generaciones, los sastres preparan tres sotanas para que el nuevo pontífice pueda salir vestido ya de blanco al balcón de la basílica de San Pedro sin importar su tamaño, sea alto, mediano o bajo.
En los minutos siguientes a su elección, el nuevo papa se coloca apresuradamente el atuendo que mejor le quede para hacer su primera aparición tras el esperado grito de “Habemus papam”.
“Hemos vestido a cada papa desde al menos el inicio del siglo XX”, dijo Gammarelli a la AFP.
Los nuevos pontífices visten la sotana con una esclavina o capa corta, un fajín de seda blanca y un solideo blanco.
Toma normalmente unos tres días y medio para cortar la tela para una sotana completa, prepararla y coserla a mano.
“Como no sabemos quién será el nuevo Santo Padre, miramos a los posibles contendientes, tomamos las medidas de los que podemos y hacemos trajes más o menos adecuados”, dijo Gammarelli.
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