Jueves 08 de Mayo de 2025, 18:04
El nuevo Papa Leon XIV es estadounidense de nacimiento, pero con una extensa relación con Latinoamérica y, además, con Argentina y con el Papa Francisco. Incluso visitó a Bergoglio en Buenos Aires, y dio misa en el colegio de su orden, el San Agustín.
“Yo fui el culpable de que viniera a la Argentina”. Monseñor Alberto Bochatey recuerda con esas palabras el 9 de marzo de 2013, el día de su ordenación como obispo auxiliar de La Plata, cuando entre los invitados y cocelebrantes estuvo Robert Prevost, el nuevo papa León XIV.
De aquella visita, que no fue la única, queda el recuerdo de su paso por la catedral platense y por el colegio de San Agustín, en Las Heras y Austria, donde ofició una misa con Bochatey y tocó la campana.
Bochatey, agustino como él, estudió junto a Prevost en Roma. Lo describe como un “hermano” de la orden. “Hasta hace poco, cuando terminaba de trabajar en el Vaticano, comía en la comunidad agustina y hasta ayudaba a levantar la mesa”, relató el obispo en una entrevista con Cadena 3.
Prevost aceptó la invitación de Bochatey para su ordenación como obispo auxiliar de La Plata. Era entonces el superior general de la orden de los agustinos y vivía en Perú. Asistió el sábado 9 de marzo a la misa celebrada en la Catedral de la ciudad, que encabezó monseñor Héctor Aguer. Faltaban apenas cuatro días para que, en Roma, Jorge Bergoglio fuera elegido Papa.
Concelebraron el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, y 38 arzobispos y obispos de distintas diócesis de la Argentina y de otros de países de América Latina, además de Prevost y otros y 140 sacerdotes diocesanos y religiosos.
De esa celebración sobreviven varias imágenes en las que el actual León XIV posa siempre a la derecha de Bochatey.
El ordenando hizo la profesión de fe y formuló las promesas episcopales. Todo el público de rodillas cantó las letanías de los santos, pidiéndoles “rueguen por nosotros”; todos los obispos impusieron sus manos sobre el electo para el cuerpo episcopal, a quien el consagrante le impuso los Evangelios sobre la cabeza. Prevost participó de la escena.
“Francisco lo quería mucho, lo descubrió y le dio responsabilidades clave”, recordó Bochatey, poco después de la noticia que repercutió en el mundo entero.
Prevost y Bergoglio se habían conocido en una visita anterior del agustino a Buenos Aires.
Según la descripción de Bochatey, León XIV es “un hombre de carne y hueso”, "honesto, sin dobleces, y un gran amigo”. Le encanta manejar autos, jugar ping-pong y compartir una pizza, añadió. “Es muy afable, sabe escuchar, pero siempre vuelve a lo profundo, no es superficial”.
Encuentros en ArgentinaConoció a Jorge Mario Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires, describe algunos aspectos de su carácter, enumera anécdotas: "En los tiempos en que yo era prior general de los agustinos, varias veces, durante las visitas a mis hermanos en Argentina, cuando él era todavía cardenal, tuve ocasión de conocerle y hablar con él, informalmente y sobre asuntos más institucionales".Elegido Papa, Francisco celebró su primera misa pública, el 13 de marzo de 2013, en la parroquia de Santa Ana del Vaticano, confiada al cuidado pastoral de religiosos agustinos, y en esa ocasión Prevost se reencontró con él. "Me pregunté si se habría acordado de mí y cuando llegó y entró en la sacristía, al verme, me reconoció inmediatamente y empezamos a hablar".
El pensamiento Prevost, hoy Leon XIV, se remonta también al primer viaje apostólico del Papa Francisco, a Lampedusa, a su "cercanía a los migrantes, hasta estos últimos meses, incluso cuando escribió", en febrero pasado, "sobre la importancia de estar cerca de los que sufren y de tener el corazón de Jesucristo", cuando se puso en marcha el programa de deportación masiva de inmigrantes ilegales y refugiados.
Con el Papa Francisco, entonces, Prevost, como prefecto del Dicasterio para los Obispos, tuvo una cita fija durante dos años, todos los sábados por la mañana.
"Hasta el final, quiso darlo todo a su ministerio, a su trabajo, a su servicio en la Iglesia", continuó el ahora excardenal, hablando de su encuentro semanal con el Pontífice.
"Al principio era a las 8 de la mañana. Pero a veces llegaba a las 7.30 y ya me estaba esperando, así que empecé a ir un poco antes y a veces se anticipaba". Se trataban temas importantes, pero Francisco añadía a menudo una petición: "Me decía, entre otras cosas, al final de la audiencia: ’No pierdas el sentido del humor, tienes que sonreír’".
Prevost recuerda la oración de Santo Tomás Moro, repetidamente citada por el Papa para exhortar a seguir adelante en "cosas de gran responsabilidad, con gran confianza en la gracia del Señor". Francisco no escatimaba "en servir a la Iglesia", prosigue Prevost, precisando que el Pontífice estaba siempre "muy bien informado de las cosas".
Minutos después de la noticia, por las redes se dio a conocer un video en el que se puede ver al grueso de los obispos argentinos -que se encuentran reunidos en la 126ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal- celebrar el anuncio del nuevo papa.
Se puede ver la tensión previa, la escucha atenta y después, la explosión de aplausos y festejos, tal y como si fuera un gol de un equipo de fútbol. Algunos de ellos repiten "Prevost" y levantan los brazos.
Con posterioridad, redactaron un documento en el que afirman: "Damos gracias a Dios por el don de su persona, por su disponibilidad generosa al servicio del Pueblo de Dios y por su sí confiado a la misión que hoy le ha sido confiada. Lo acompañamos con nuestra oración y afecto, pidiendo al Señor que lo fortalezca con los dones de su Espíritu para guiar a la Iglesia en estos tiempos con sabiduría, misericordia y con un compromiso ineludible por la paz".
La Iglesia, de más está decir, va más allá de los cardenales y obispos. Hay sectores más conservadores que -aunque proclaman obediencia- no están conformes con la elección. En general, esos espacios esperan que sea un papado "moderado".
En ese sentido, destacan que haya calzado los tradicionales atuendos papales y que haya elegido el nombre de Leon, cuyo antecedente más cercano está en las décadas finales del siglo XIV. Ven allí un retorno a la tradición.