Sábado 10 de Mayo de 2025, 09:35
El papa León XIV, cardenal Robert Francis Prevost, obtuvo más de cien votos en la cuarta votación, cuando momentos antes parecía muy difícil que lograra el ganador llegar a los 89 necesarios para sumar los dos tercios de los 133 electores votantes. Es una versión firme de lo que ocurrió en la elección del nuevo Pontífice, que viene de varios lados.Antes de comenzar los escrutinios, los cardenales se juramentaron uno a uno (se vio por televisión) a no revelar nada de lo que ocurriera en el encierro obligatorio a que se someten en la elección del nuevo Papa. Es una tradición que muchos no cumplen. Esta vez brotaron al regresar las primeras versiones de qué pasó dentro de la Capilla Sixtina.
Ya ayer hubo algunas filtraciones. Hoy la prensa internacional publica más. Tras dos votaciones con fumata negra, el cardenal Pietro Parolin, favorito en los pronósticos, se dio cuenta que su candidatura era perdedora. De inmediato propuso al candidato que más sonaba: el norteamericano y peruano Robert Prevost había acumulado consenso en la segunda y tercera votación, las de la mañana.
La iniciativa del Secretario de Estado Parolin revolucionó a muchas ánimas terrestres que estaban recibiendo los efluvios del Espíritu Santo, según la convicción católica.
Fue una corrida hacia Prevost. En primer lugar de los cardenales norteamericanos, conservadores y progresistas, El cardenal Robert McElroy, arzobispo metropolitano de Washington, dijo que “un gran movimiento ocurrió en el segundo día dentro del cónclave y no podía ser sino la Gracia de Dios tanto consenso”.
Según el cardenal Reinhard Mark, la mayoría sintió que soplaba “el espíritu de unidad". Otros creen que la mayoría comprendió que había que elegir sin perder más tiempo. Y así fue.
Ahora que el flamante Papa los ratificó en el cargo hasta nuevo aviso, los jefes de la Curia Romana con Pietro Parolin a la cabeza como Secretario de Estado, el número dos del Papa, están contentos porque uno de ellos es el nuevo Pontífice.
Jorge Bergoglio, de venerada memoria por su heredero León XIV, lo había nombrado “ministro” del dicasterio de los obispos y presidente de la Comisión de América Latina. Un cargo estratégico para un futuro Pontífice. De ahí deben haber llovido votos.
Los norteamericanos superaron los conflictos internos. Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, lider de los conservadores, y Blaise Cupich, arzobispo de Chicago (lugar de nacimiento del nuevo Papa), el capo de los progresistas, votaron juntos por Prevost.
Los latinoamericanos votaron en masa por el ahora León XIV. También los asiáticos y muchos europeos. Los africanos, todos conservadores, los siguieron. Así se habría logrado el milagro del centenar de votos al nuevo pontífice.
Dicen que en realidad los votos convergieron sobre un compromiso que no descontenta a los cardenales que temían los cambios. Pero que fue recibido como una continuidad por los que levantan las banderas de la Iglesia de la sinodalidad que construyó en sus doce años de pontificado el papa argentino Jorge Bergoglio.
Como Francisco, el flamante Papa Prevost se expresó varias veces contra la ordenación femenina. Pero que a la vez cree, como Francisco, que la Iglesia debe avanzar en las innovaciones. Y León XIV también había apoyado el nombramiento de tres mujeres en el dicasterio que dirigía, el de los obispos.
El nuevo Papa, además, es un promotor de la sinodalidad de la Iglesia. Sinodo quiere decir caminar juntos y la asamblea de obispos está siendo reforzada en la asamblea sinodal por las mujeres y los laicos, un cambio revolucionario.
León XIV había dicho sobre el papel de los obispos que “no hay que caer en la tentación de vivir separados, aislados, en un palacio. Sobre el futuro de la Iglesia, mantiene la línea del Papa Francisco. En las esas cuestiones de género sexual su visión es similar a la de Jorge Bergoglio.
El cambio profundo que esgrime el nuevo Papa es la sinodalidad, combatida fieramente por los conservadores. Internado en el hospital Gemelli en febrero, el Papa Francisco firmó la prórroga hasta 2028, del Sínodo de Obispos iniciado hace cuatro años y que debía concluir ahora.
El todavía cardenal Prevost escribió: “Iglesia sinodal, que camina, que busca siempre la paz, la caridad y la vecindad a quien sufre". Significa unir y escuchar a todas las componentes de la Iglesia católica. Obispos, sacerdotes, laicos. También involucrar a las periferias, servir a una Iglesia que represente y valorice a las Iglesias locales, global e unificante. Todo un programa, que ahora quiere realizar como pontífice. /
Clarín