Lunes 12 de Mayo de 2025, 04:24
Detrás de cada accidente de tránsito en Tucumán hay una cadena de emergencia que se activa con precisión quirúrgica: sirenas que rompen el silencio, médicos que corren entre camillas, batas blancas entremezcladas con lágrimas.
Es la cara menos visible —pero devastadora— del caos vial que se vive en la provincia. Cada motociclista lesionado, cada víctima con traumatismo craneal, cada vida que pende de un hilo, representa también una erogación millonaria para el sistema público de salud.
Según datos oficiales revelados en la antesala del Segundo Foro Tucumán Responsable, solo en el último mes, los hospitales de la provincia atendieron a más de 1.000 motociclistas heridos. Y el dato más preocupante: ocho de cada diez no llevaban casco.
El Ministerio de Salud informó que, en promedio, se registran 27 ingresos diarios por siniestros viales, cifra que escala a 45 durante los fines de semana. Los domingos se convierten en jornadas críticas para las guardias.
Marcela Dive Mohamed, directora de Gestión Sanitaria, advirtió que el 80% de las 13.000 personas atendidas en 2024 por choques son motociclistas, muchos de ellos jóvenes varones de entre 15 y 30 años. La mitad de los lesionados requiere internación, el 40% necesita cuidados intensivos y el 30% debe someterse a cirugías complejas, principalmente neuroquirúrgicas.
Cada paciente con lesiones graves representa un gasto promedio de $ 430.000 por día. Si la internación se extiende 15 días, como ocurre en muchos casos, la cuenta supera los $11 millones.
Con un promedio de más de 1.000 accidentados al mes, el Estado destina más de $ 14 millones diarios en recursos hospitalarios públicos solo para siniestros viales. Durante todo 2024, Tucumán destinó aproximadamente $5.500 millones a la atención de estas víctimas.
El hospital Padilla, epicentro de las emergencias viales en la provincia, registró un incremento del 35% en heridos durante los primeros cuatro meses de 2025 en comparación con el mismo período del año pasado. Solo en marzo, se asistieron 492 personas lesionadas en accidentes.
El informe del subdirector del centro, Marcelo Vásquez, revela que el 82% de los heridos viajaban en moto. El politraumatismo es el diagnóstico más común (42%), seguido por traumatismos craneales (36%).
Pero el impacto no es solo sanitario: es también económico y social. El tránsito se ha convertido en la principal causa de muerte en menores de 35 años en Tucumán y la tercera en la población general.
En 2023, según datos del Sistema Nacional de Información Criminal, murieron 217 tucumanos en siniestros viales. Sin embargo, la ONG Luchemos por la Vida sostiene que fueron 345. En 2024, la cifra fue de 335 fallecidos. En promedio, una persona muere cada 26 horas en las rutas o calles tucumanas.
Estas estadísticas alarmantes se debatirán en el Foro Tucumán Responsable, un espacio que buscará visibilizar no solo el dolor humano, sino también la dimensión estructural de un problema que atraviesa a toda la sociedad. “El tránsito se ha convertido en una máquina de mutilar vidas y devorar presupuestos”, advirtió una fuente sanitaria. La radiografía es clara: Tucumán enfrenta una crisis vial que requiere respuestas urgentes y coordinadas.
El desafío no es solo mejorar la infraestructura o endurecer controles: es cambiar una cultura profundamente arraigada de imprudencia, negligencia y desidia. Mientras eso no ocurra, las sirenas seguirán sonando, las salas de emergencia seguirán colapsadas y el costo de cada vida salvada —o perdida— seguirá subiendo.