Fabiola pidió perdón por la fiesta en Olivos durante la cuarentena: “me arrepiento profundamente”

Viernes 16 de Mayo de 2025, 19:41

La ex primera dama habló de su distanciamiento con Alberto Fernández y dio detalles de su vida lejos del poder.



Fabiola Yáñez rompió el silencio desde Madrid, donde reside junto a su hijo Francisco. Reflexionó sobre el escándalo de la foto en Olivos durante la cuarentena, habló de su distanciamiento con Alberto Fernández y dio detalles de su vida lejos del poder.

A casi cinco años del escándalo que conmocionó al país, le dio una entrevista a Infobae y se mostró arrepentida por el festejo de su cumpleaños en la Quinta de Olivos durante la cuarentena de 2020. “Fue un error muy grande. Le quiero pedir disculpas a todos los que no pudieron despedir a sus familiares o que sufrieron tanto durante ese tiempo. Yo fui parte de eso y me arrepiento profundamente”, expresó.

En la entrevista, Yáñez explicó que aquellas cenas en la quinta presidencial no eran excepcionales: “En Olivos eso era una normalidad. La Casa Rosada se había trasladado allí y todos los ministros trabajaban desde la Jefatura de Gabinete. De repente te decían ‘hay una cena’, y la cena ya estaba servida”. A pesar de no haber organizado el festejo, reconoció su responsabilidad: “No me quiero desligar de culpas. Soy responsable y pido disculpas”.

Consultada sobre la presencia de una torta y elementos de celebración en esa reunión, respondió: “La torta no la mandé a comprar yo, pero era como se armaba la mesa todos los días. Fue muy doloroso llevarme toda la carga, pero lo asumo. Lo que pasó fue horrible y no debió haber ocurrido nunca”.

Durante la charla, Yáñez también abordó su relación con el expresidente Alberto Fernández, con quien tiene un hijo en común. Habló de infidelidades y de una convivencia marcada por el maltrato emocional. “Él llegó a decir que yo estaba mal psiquiátricamente. Es una acusación del siglo XVIII”, afirmó.

La ex primera dama denunció que aún hoy enfrenta distintas formas de violencia, incluyendo lo que identificó como “violencia vicaria”: “Hay amistades que, por ayudarme, terminan siendo perjudicadas laboralmente o socialmente, y se alejan”.

En cuanto al rol de Fernández como padre, Yáñez fue tajante: “Duele su ausencia. El día del cumpleaños de Francisco dijo que iba a venir y, a último momento, avisó que no podía porque no tenía pasaje”. Aclaró que el niño habla con su padre tres veces por semana, aunque hubo interrupciones provocadas por decisiones judiciales que ella no compartió.

También cuestionó las declaraciones públicas del expresidente tras la muerte del Papa Francisco, cuando mencionó a su hijo como parte de su dolor personal: “Me pareció muy bajo que utilizara un momento tan sagrado como la Semana Santa para victimizarse. Había hablado con su hijo y luego dijo que no podía hacerlo”.

Desde hace más de un año, Yáñez reside en Madrid junto a Francisco, quien asiste a un colegio donde, según relata, es tratado como un niño más. “Vivo en un lugar donde él puede tener una vida sana, lejos de la exposición. No es ‘el hijo de’ para sus amigos ni para sus docentes”, aseguró.

Aclaró también que no cuenta con chofer ni custodia, y que su sustento proviene de su trabajo personal. En relación a la polémica por la custodia que continuaba siendo financiada por el Estado argentino, detalló: “Renuncié a esa custodia a fines del año pasado. Fue una medida dispuesta por la Justicia en el gobierno de Milei, por cuestiones de seguridad, pero con el tiempo entendí que ya no era necesaria”.

Respecto a los recursos económicos, afirmó que no recibe dinero como expareja del expresidente. “Nunca me casé y, además, se encargaron de que pasaran los seis meses desde la separación para que no pudiera reclamar compensación económica. Lo único que recibo es lo que la Justicia dispuso para Francisco, como corresponde a cualquier niño”, aclaró.

Finalmente, justificó su permanencia en España como una decisión tomada en común con el padre de su hijo. “Aquí puedo llevar a Francisco al colegio, ir al supermercado, salir a caminar de la mano con él sin custodia ni fotos. En Argentina no podría tener esa tranquilidad”, cerró.