Domingo 18 de Mayo de 2025, 08:19

CUENTAPROPISMO. Desempleados, sin posibilidad de reinsertarse en el mercado laboral, a la mayoría no le queda otra salida que la autogestión laboral.
En un nuevo informe que expone con crudeza las falencias estructurales del mercado laboral argentino, el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea, alertó sobre el preocupante avance de la informalidad y su directa incidencia en el mantenimiento de altos niveles de pobreza. Según el estudio, al cierre del cuarto trimestre de 2024, el 42% de los trabajadores argentinos se desempeñaban en la informalidad, una suba leve pero persistente respecto al 41,4% del mismo período del año anterior.“La informalidad laboral es el combustible de la pobreza”, afirma sin rodeos el reporte, que analiza el panorama laboral argentino desde una óptica crítica. El documento señala que esta precariedad se consolidó como una característica estructural del empleo, golpeando con mayor fuerza a los jóvenes y a los trabajadores por cuenta propia, entre quienes seis de cada diez no tienen acceso a derechos laborales ni cobertura de seguridad social.
El estudio también pone la lupa sobre los indicadores del Gran Tucumán-Tafí Viejo, donde el 51,4% de los asalariados no fueron inscriptos por sus empleadores en 2023. En términos absolutos, esto implica que unas 149.000 personas trabajan sin descuentos jubilatorios ni aportes patronales, consolidando al empleo informal como la segunda fuerza laboral más importante de la provincia, por encima del empleo público y apenas por debajo del empleo privado formal.
Entre 2014 y 2024, el empleo total en Argentina creció un 20%, sumando 3,6 millones de trabajadores. Sin embargo, el crecimiento no se tradujo en calidad: el empleo asalariado privado registrado se mantuvo estancado en torno a los 6,2 millones de puestos, lo que deja en evidencia la incapacidad estructural del sistema para generar trabajo decente y sostenible.
El crecimiento se explica, principalmente, por el aumento del cuentapropismo y de figuras como el monotributo, cuya cantidad de adherentes aumentó un 40%. Según la economista Laura Caullo, responsable del área de Empleo y Política Social del IERAL, esta modalidad muchas veces encubre relaciones laborales sin derechos, y no garantiza estabilidad ni beneficios para los trabajadores.Un informe complementario del Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa) advierte que la baja tasa de desocupación actual en realidad esconde otra problemática: el reemplazo del desempleo por cuentapropismo forzado. “Quien no consigue empleo formal se ve empujado a autoemplearse”, sostiene el estudio. Este fenómeno se potencia con las nuevas tecnologías, que permiten a muchas personas usar sus vehículos para transporte o entrega de productos, o bien vender por redes sociales.
Sin embargo, la falta de regulación adecuada y el estancamiento en la modernización institucional impiden transformar ese dinamismo en trabajo de calidad. “La Argentina sigue atrapada en un marco normativo obsoleto”, señala el informe, aunque reconoce avances parciales como la reciente eliminación de algunos regímenes que multiplicaban los costos por despido.
La persistencia de esta informalidad tiene consecuencias profundas: limita el acceso a derechos básicos, erosiona la recaudación del sistema de seguridad social y debilita las bases de un crecimiento sostenible. “Sin un cambio de rumbo claro, el empleo de calidad seguirá siendo una excepción en vez de la norma”, concluye el informe.
En plena transición política y con reformas laborales en el horizonte, el informe del IERAL vuelve a poner sobre la mesa una deuda histórica del sistema argentino: la urgente necesidad de promover empleo formal, con derechos y en blanco, como única vía para reducir la pobreza de forma estructural. Mientras tanto, más de cuatro de cada diez argentinos siguen trabajando en la sombra del mercado laboral.
Más leídas hoy
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Más leídas en la semana
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10