Jueves 22 de Mayo de 2025, 01:00
En Yerba Buena se respira tensión política. A dos años de las próximas elecciones municipales, el espacio CREO empezó a dejar atrás la diplomacia y prepara su ofensiva: competir por la intendencia y sacar del poder a Pablo Macchiarola, a quien muchos vecinos acusan de haber convertido a una de las ciudades más ricas del norte argentino en un caos cerca del abandono.
El radical Machiarolla, apadrinado por Mariano Campero, ha sido el rostro visible de una gestión marcada por la ineficiencia, el abandono y el desprecio por las necesidades básicas de los vecinos. Su paso por la intendencia podría ser recordado como uno de los períodos más opacos de la historia reciente de Yerba Buena. En lugar de aprovechar el impulso del sector privado, que sigue apostando con inversiones millonarias en desarrollos inmobiliarios, comercios y servicios, el municipio quedó paralizado, sin respuestas, sin planificación y sin gestión.
En Yerba Buena falta agua potable en varios barrios, hay calles sin asfaltar a metros de complejos de lujo, la recolección de residuos es intermitente, y los servicios públicos son prácticamente inexistentes en zonas clave. Lo que podría ser una ciudad modelo hoy es un ejemplo doloroso de lo que ocurre cuando la política se reduce a sellar pactos vacíos y cargos repartidos entre amigos.
CREO fue parte de ese pacto. En elecciones anteriores, la decisión fue no disputar la intendencia para preservar la alianza con la UCR y evitar una interna. Sin embargo, hoy Sebastián Murga y Paula Omodeo ya no ocultan su hartazgo. “Basta de callar frente a la inoperancia”, se escucha decir en voz baja, pero cada vez más fuerte dentro del espacio. La paciencia se terminó, y los resultados de la gestión Macchiarola —o la ausencia de ella— están a la vista de todos.
El intendente se ha vuelto invisible. No hay obra pública, no hay planificación urbana, no hay atención a los problemas reales de la gente. Y peor aún, no hay intención de corregir el rumbo, sino más bien de esconder los problemas. Mientras tanto, Yerba Buena se hunde en un modelo de desigualdad creciente: barrios de lujo sin calles pavimentadas, inversiones privadas rodeadas de basurales y ciudadanos que pagan impuestos de ciudad rica para recibir servicios de municipio colapsado.
En este contexto, CREO afila su estrategia electoral con un objetivo claro: terminar con el letargo político de la gestión radical y recuperar para la ciudad un proyecto serio, moderno y con sentido de responsabilidad. 2027 ya empezó, y Macchiarola, cada vez más solo, será el primer nombre en la lista de cuentas pendientes.