La justicia de EEUU confirmó que la joven tucumana que murió en una base militar fue asesinada

Viernes 30 de Mayo de 2025, 07:18

CRIMEN. Lucila Nieva fue asesinada, según lo que dictaminó la justicia norteamericana, y todas las sospechas recaen en Preston Sullivan, el militar con quien convivía bao un régimen de estricto control, según sus allegadas.



Lucila Nieva, de 22 años, había llegado a Estados Unidos en junio del año pasado, ilusionada por comenzar una nueva etapa. Participaba de un programa para cuidado de niños en Houston, donde conoció a una joven que la presentó a Preston Sullivan, un miembro del Ejército de EE.UU. Tras unos meses de noviazgo, la pareja se casó y se mudó a Fort Cavazos, una de las bases militares más grandes del país.

En sus redes sociales, Lucila compartía imágenes de su nueva vida: su casa dentro de la base, sus mascotas, sus nuevas amistades —en su mayoría mujeres latinas, esposas de otros soldados—, y su creciente interés por los autos de carrera. Todo parecía marchar bien hasta el viernes 21 de junio, día en que sus familiares en Tucumán perdieron contacto con ella.

En un principio, la familia no se alarmó: era habitual que Lucila y su pareja se tomaran los fines de semana para viajar. Pero el domingo, al no llamar para saludar a su ahijado en su cumpleaños, comenzaron a sospechar. El lunes, utilizaron un sistema de geolocalización para rastrear su teléfono. La señal los llevó a un número que resultó ser de la policía de Killeen, donde un oficial les informó que Lucila había fallecido.

El reporte oficial fue escueto pero contundente. Según informó la policía de Killeen en un comunicado publicado por el Killeen Daily Herald, el 21 de junio a las 22:48, se recibió una alerta por una mujer herida de bala en la calle Bacon Ranch Road. Al llegar al lugar, encontraron a Lucila inconsciente. Fue trasladada al hospital local, donde falleció minutos después.

Tras más de dos meses de hermetismo, las autoridades confirmaron que se trató de un crimen. Una autopsia ordenada por la jueza Nicola James y realizada por el Instituto de Ciencias Forenses de Dallas determinó que la joven tucumana fue asesinada. Aún no se ha revelado oficialmente la causa ni el móvil del homicidio.

Sin embargo, versiones cercanas a la víctima alimentan la hipótesis de un posible femicidio. Larissa Denman, esposa de un compañero de Sullivan, declaró que el militar era excesivamente celoso y controlador. “La llamaba cada 10 minutos cuando salíamos y le hacía videollamadas para ver con quién estaba”, señaló.

Aunque no se informó oficialmente si Sullivan está bajo investigación, sí se confirmó que personal del Departamento de Investigación Criminal del Ejército colabora en el caso. Una situación que genera suspicacias, ya que el crimen ocurrió fuera de la base militar, pero la participación del Ejército sugiere que el entorno más cercano de la víctima está siendo analizado.

Fort Cavazos (ex Fort Hood) no es ajena a las denuncias por violencia de género. En 2020, el caso de Vanessa Guillén, una joven soldado asesinada dentro de la base, derivó en una crisis institucional que terminó con la remoción de una docena de oficiales. Desde entonces, la confianza en el manejo de este tipo de casos por parte del Ejército ha sido puesta en duda.

En este contexto, la muerte de Lucila Nieva revive temores y reclamos. “Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de un familiar del Ejército y continuaremos apoyando a las fuerzas del orden y a la familia Nieva durante esta investigación”, expresó un comunicado oficial de la base militar.

El cuerpo de Lucila fue repatriado a Tucumán tras más de un mes de trámites. Su familia, golpeada por el dolor y en medio de ataques injustificados en redes sociales, optó por el silencio. “Es un momento de duelo y respeto”, manifestaron allegados.

Mientras la investigación avanza, la comunidad espera respuestas claras. El caso de Lucila Nieva no sólo conmovió a Tucumán, sino que se suma a una preocupante lista de femicidios en contextos institucionales, donde la verdad parece esconderse entre jerarquías y silencios. La pregunta sigue vigente: ¿quién mató a Lucila?