Miércoles 04 de Junio de 2025, 00:35
En una entrevista que prometía análisis político y terminó siendo un ejercicio de vanidad, el diputado radical Mariano Campero estuvo este martes por la noche en Panorama Tucumano, donde habló durante más de media hora sin dejar una sola idea clara o relevante para los tucumanos.
Campero no dio certezas sobre a quién apoyará en las elecciones. La declaración que quedó flotando fue una sola: “Mi sueño es ser gobernador”. Un mensaje directo al ego, no al electorado. Sin proyectos, sin propuestas concretas y, sobre todo, sin conexión con los problemas urgentes de Tucumán, Campero pareció más enfocado en su futuro personal que en el presente colectivo.
Lejos de cuestionar con firmeza al gobierno nacional, evitó confrontar directamente con Javier Milei, pero sí dejó ver cierta incomodidad con las nuevas alianzas del oficialismo. Lo hizo con tibieza y sin nombres propios. Eso sí: no perdió la oportunidad de autoproclamarse “héroe” por no haber seguido a Martín Lousteau en la crítica frontal al Presidente. “Fui el primer diputado de Juntos por el Cambio en apoyar a Milei”, dijo, como si esa fidelidad automática fuera una medalla en lugar de una señal de sometimiento político.
En un intento de encabezar un armado provincial, pidió una alianza entre la UCR y La Libertad Avanza en Tucumán, con el objetivo de derrotar al gobernador Jaldo. Pero no ofreció detalles, ni estructura, ni estrategia. Apenas una vaga intención de ser él quien “lidere la transformación”. Curiosamente, minutos después admitió que esa unidad probablemente no ocurra porque —según sus palabras— “hay muchos intereses personales”.
Esa contradicción dejó en evidencia que ni siquiera él cree en la viabilidad de lo que plantea.
Para completar el desconcierto, no descartó una alianza con Ricardo Bussi, otro dirigente con pasado polémico y discursos extremos. “Yo se lo dije: podemos ser una opción para disputar el poder”, comentó, como quien reparte cargos entre conocidos sin mayor análisis.
La entrevista no dejó diagnósticos, ni propuestas, ni visión de futuro. Solo un mensaje: Campero quiere ser gobernador. Cómo, cuándo, con quiénes o para qué, sigue siendo un misterio. En tiempos de crisis y desgaste social, Tucumán no necesita más sueños personales: necesita líderes con los pies en la tierra.