Jueves 05 de Junio de 2025, 11:33
A medida que van pasando las horas, se van conociendo más detalles acerca de lo que ocurrió antes del fatal desenlace que terminó con la vida de una familia completa en la ciudad bonaerense de Tres Arroyos.Según pudo saber Ecos Diarios,
Fernando Dellarciprete (40), quien pasado el mediodía de ayer asesinó a Rocío Villarreal, su pareja de 34 años, venía tomando medicación psiquiátrica desde hacía un tiempo, pero algunos días antes de cometer la masacre, la había dejado.La historia se remonta a la salida de Fernando de la conocida maltería de Tres Arroyos, Quilmes, donde había tenido algunos problemas con su entorno laboral.
Fuentes cercanas indicaron que habría sufrido intenso “bullying laboral” y eso habría desencadenado su alejamiento en malos términos de la empresa.
Así fue que
Fernando Del Archiprete terminó comprando un camión y comenzó su vida de transportista.Sin embargo, cuando comenzó a tomar la medicación psiquiátrica que le habían recomendado, él y su familia notaron que se tendía a dormir manejando el camión en la ruta, lo que representaba un riesgo para él y para terceros.
Por este motivo había dejado de tomar la medicación, a pesar de que las recomendaciones profesionales indicaban que no estaba apto para dejarlas y que, por el contrario, era mejor intensificar las medidas de control.
Según trascendió,
un familiar cercano incluso habría recibido el pedido de “seguirlo de cerca”, porque no estaba bien. Ese familiar también habría recibido un llamado telefónico en el que el propio Fernando habría indicado que estaba cometiendo o a punto de cometer una locura. Y así fue. Asesinó a su pareja y luego a sus hijos de 4 y 8 años, en circunstancias que todavía deben esclarecerse, para luego intentar quitarse la vida en cuatro oportunidades: primero con un cuchillo, luego estrellando su Renault Duster contra un monte, luego pidiendo un arma de fuego que no obtuvo en un campo y, finalmente, arrojándose debajo de un camión.
El camión circulaba en dirección Necochea-Tres Arroyos, a unos 20 kilómetros de la rotonda de Energía. El camionero, de apellido Luna, colega de Fernando y a quien conocía por ser también oriundo de la misma ciudad, no pudo hacer absolutamente nada.