Más detenidos y nuevos detalles acrecientan el halo de horror en torno al crimen que conmociona a todo Santiago del Estero

Miércoles 11 de Junio de 2025, 08:25

CRIMINIS CAUSA. Para la justicia santiagueña, los detenidos asesinaron a Juan Marcelo Ferrufino y quemaron su cuerpo para ocultar otro delito.



La causa por el brutal asesinato de Juan Marcelo Ferrufino, el comerciante peruano que fue hallado calcinado a fines de mayo en Santiago del Estero, dio un giro clave esta semana: la Justicia rechazó dos pedidos de eximición de prisión e incorporó como sospechosos a dos familiares del principal acusado, Alexis Maldonado. La hipótesis que ahora toma fuerza es que el crimen habría sido motivado por la intención de apoderarse de una suma cercana a los $ 30 millones que la víctima llevaba consigo.

La fiscal Alejandra Sobrero, que conduce la investigación, centraría ahora la acusación en tres personas: Maldonado, su hermano Nahuel y su tío José Luis Acevedo. Este último es dueño del vehículo en el que Ferrufino habría sido conducido a su destino fatal. Según fuentes del caso, peritos encontraron rastros de sangre en distintos compartimentos del automóvil, lo que refuerza la teoría de un asesinato premeditado y ejecutado en conjunto.

La causa tuvo su punto de quiebre tras la denuncia inicial por estafa presentada por puesteros de Mailín, quienes aseguraban que Ferrufino había desaparecido llevándose su dinero, tras haber subalquilado terrenos a comerciantes de la zona. Algunos testimonios indican que fue Nahuel Maldonado quien tomó el liderazgo del relato ante los puesteros, asegurando que la víctima se había fugado con el dinero. Esa versión fue la que sembró confusión en los primeros días, hasta que el cuerpo calcinado del comerciante fue hallado, lo que obligó a redireccionar la investigación.


Una testigo clave habría señalado que Nahuel fue quien informó al grupo de comerciantes sobre la supuesta desaparición y que incluso habría mencionado una cifra concreta: $ 30 millones. Los rumores sobre esa suma comenzaron a ganar terreno y, en paralelo, la evidencia forense y tecnológica terminó de incriminar al entorno familiar de Maldonado. El hallazgo de sangre en el coche, el análisis de los celulares y los testimonios reunidos llevaron a la Fiscalía a abandonar la idea de una estafa aislada y a avanzar hacia una imputación por homicidio triplemente agravado.

Alexis Maldonado fue el primero en quedar detenido. Su defensa, encabezada por el abogado Fabián Vottero, presentó pedidos de eximición de prisión para los otros dos implicados, pero estos fueron desestimados por la jueza de Control y Garantías, Gladys Liliana Lami. Según trascendió, los nuevos sospechosos no permanecían en sus domicilios privados al momento del fallo, lo que podría dificultar su localización.


Los investigadores creen que el crimen fue ejecutado por los tres acusados con el objetivo de quedarse con el dinero que Ferrufino traía de otras ferias, ya que era conocido por operar sin cuentas bancarias y movilizarse con efectivo. La víctima había alquilado un terreno a los Maldonado y lo subalquilaba en pequeñas parcelas, una dinámica comercial que lo mantenía en contacto frecuente con los ahora acusados.

La brutalidad del crimen continúa generando conmoción: el cuerpo fue hallado quemado en un 90%, pero la cabeza permanecía reconocible. Aún no está claro si Ferrufino fue atacado directamente en el monte o si fue llevado allí a punta de pistola. La mecánica del asesinato es uno de los últimos misterios que intenta esclarecer la Fiscalía, que en paralelo prepara una acusación formal contra los tres presuntos coautores.

Mientras tanto, el abogado defensor trabaja en una estrategia múltiple para hacer frente a lo que considera una investigación aún frágil, cuestionando el procedimiento que derivó en la detención de Alexis Maldonado, inicialmente citado como testigo. Sin embargo, para la Fiscalía, el caso avanza hacia una imputación firme: homicidio criminis causa, con alevosía y ensañamiento, sustentado en evidencia pericial, tecnológica y testimonial.

La autopsia, los videos, los mensajes recuperados de los teléfonos y los relatos de los puesteros conforman un rompecabezas que la Justicia busca cerrar con una sola hipótesis: un crimen por codicia, perpetrado en familia.