Sábado 14 de Junio de 2025, 08:02

RESPALDO. Monseñor José Antonio Díaz, obispo de Concepción, respaldó la gestión de Osvaldo Jaldo en materia de seguridad, al tiempo que remarcó el peligro de permitir el avance del narcotráfico.
Con palabras firmes y una preocupación creciente, la Pastoral Social de la Diócesis de la Santísima Concepción emitió un pronunciamiento contundente frente a la expansión del narcotráfico en el sur de la provincia, en especial tras los recientes hechos ocurridos en Juan Bautista Alberdi, donde se investiga la posible vinculación de autoridades municipales con redes delictivas. “Lo que pasó es una evidencia. Está a la vista de todos”, declaró el obispo José Antonio Díaz, quien además expresó el respaldo de la Iglesia a la intervención dispuesta por el gobernador Osvaldo Jaldo.Lejos de tratarse de un caso aislado, la Iglesia asegura que lo sucedido en Alberdi expone el avance silencioso pero constante de estructuras narco en territorios vulnerables, donde los jóvenes son las principales víctimas. La preocupación no se limita al plano político o judicial: según el mensaje pastoral, el narcotráfico ha penetrado instituciones, desfigurado vínculos sociales, alimentado la marginalidad y minado la confianza ciudadana.
“La sociedad sabe cómo funcionan estos circuitos. Basta con ver a los chicos tirados en las calles, perdidos, atrapados en la droga. También lo saben quienes tienen poder”, remarcó Díaz, quien insistió en que la lucha contra este flagelo requiere algo más que operativos: exige voluntad política, acción concreta y un profundo trabajo social y comunitario.
La Pastoral Social llamó a abandonar la indiferencia y a encarar una cruzada preventiva, orientada a fortalecer las políticas públicas y atender las causas profundas de la vulnerabilidad. La prevención, dicen, es tan urgente como indelegable. En ese sentido, reclamaron mayor presencia del Estado en sus tres niveles y funciones, pero también una articulación más efectiva con las organizaciones de la sociedad civil y las familias, como núcleo esencial de formación y contención.
“Frente a este problema, nadie puede pelear solo. Ni el Estado, ni la Iglesia, ni los vecinos. Hace falta una respuesta unificada”, expresó el mensaje, citando al Papa Francisco sobre los efectos devastadores de las drogas en el desarrollo humano y social. Desde la Diócesis se convocó además a una jornada de reflexión para el próximo 26 de junio, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.
El documento también hizo hincapié en el trabajo que ya se viene realizando en espacios como los Hogares de Cristo, la Granja Santa Mónica, los Grupos Esperanza Viva y distintos comedores parroquiales, donde se asiste a personas con consumos problemáticos. Aunque reconoció que los recursos de la Iglesia son limitados, el obispo reiteró el compromiso de la institución como “hospital de campaña” que debe multiplicar sus esfuerzos de asistencia y acompañamiento.
Díaz valoró particularmente la reciente habilitación de un espacio en Concepción destinado a la recuperación de adictos, señalando que la reconversión de estos lugares es una muestra de que hay caminos posibles si existe voluntad. “Tenemos que generar conciencia no solo entre el pueblo, sino también en quienes toman decisiones. Solo con una acción mancomunada se podrá enfrentar esta problemática”, afirmó.
En un contexto marcado por la indignación social y el avance del crimen organizado, la Iglesia del sur tucumano se posiciona como una voz de alerta y de llamado a la acción, instando a todos los sectores a recuperar el valor de la vida, la dignidad y la justicia, y a no dejar que la indiferencia se imponga ante una realidad cada vez más difícil de ignorar.
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