Para quienes conocen su estilo frontal y relajado, la frase no fue sorpresa. Colapinto es conocido por su manera suelta de comunicarse, algo que incluso lo llevó a recibir entrenamiento en comunicación por parte de la escudería Alpine. Con su ingeniero Stuart Barlow, con quien lleva apenas cuatro carreras compartidas, comienza a construir una relación de confianza que se nota incluso en este tipo de intercambios.
En lo deportivo, el argentino terminó en el puesto 13, tras haber largado desde la décima posición. Su paso anticipado por boxes en la vuelta 14 lo dejó atrapado detrás de pilotos que no habían parado aún, obligándolo a circular con aire sucio y sufrir una rápida degradación de neumáticos. A eso se sumaron las conocidas dificultades del motor Renault, que ya es un dolor de cabeza constante para Alpine.
Actualmente, la escudería francesa ocupa el último lugar en el Campeonato de Constructores con apenas 11 puntos, todos aportados por Pierre Gasly. Sauber, que había comenzado la temporada por debajo, ya la superó con 20 unidades.
Aunque los resultados no lo acompañen, Colapinto sigue sumando experiencia en su primer año en la élite del automovilismo. Y cada vez que habla —dentro o fuera del auto— deja claro que no le tiembla el pulso para decir lo que piensa.