Domingo 22 de Junio de 2025, 23:25
Mantener
decenas de pestañas abiertas en el navegador no es solo una costumbre sin importancia. Aunque en los celulares suele tener un impacto menor, este
hábito digital dice mucho sobre
cómo pensamos, organizamos nuestra información y enfrentamos la sobrecarga de tareas. La inteligencia artificial nos ayuda a entender por qué lo hacemos.
Un hábito que va más allá de lo funcionalTanto ChatGPT como Gemini coinciden en que tener múltiples pestañas abiertas no es solo un hábito, sino una manifestación de cómo funciona nuestra mente en la era digital. Detrás de esta práctica hay una necesidad de atender simultáneamente diversas tareas, investigar varios temas o comparar fuentes, lo que convierte cada pestaña en una pieza del rompecabezas mental de quien la mantiene abierta.
Gemini explica que muchas personas usan las pestañas como sustituto de sistemas de organización más estructurados, como marcadores o gestores de tareas. En lugar de cerrar o guardar una página, la mantienen abierta como recordatorio visual de algo pendiente o interesante. ChatGPT observa este comportamiento especialmente en estudiantes y trabajadores del conocimiento, quienes necesitan acceso rápido a múltiples recursos mientras cambian de tarea constantemente.
El navegador como memoria externa
Este uso del navegador como una especie de memoria activa refleja tanto una estrategia funcional como una falta de métodos más eficientes para organizar la información. Abrir pestañas se convierte en una acción automática, sin mucha reflexión, que termina formando parte de la rutina cotidiana.
Cognición saturada y efectos colateralesTener muchas pestañas abiertas puede afectar tanto al rendimiento del dispositivo como a la concentración. Según ChatGPT, estudios en neurociencia cognitiva, como los de la investigadora Gloria Mark, indican que cambiar constantemente de ventana o pestaña genera lo que se conoce como “conmutación de contexto”, que desgasta al cerebro y reduce la productividad. De hecho, se estima que se requieren unos 23 minutos para retomar completamente la concentración tras una interrupción.
Gemini añade que esta acumulación consume grandes cantidades de memoria RAM y procesamiento, lo que puede ralentizar el navegador y todo el sistema. A esto se suma la fatiga mental que produce el desorden visual, la dificultad para encontrar lo que se busca y la sensación de caos creciente.
Ansiedad, FOMO y procrastinaciónOtro factor clave detrás de esta conducta es la ansiedad. Gemini relaciona el hábito con el FOMO (Fear of Missing Out), ese temor a perderse algo valioso. En este contexto, las pestañas abiertas funcionan como una colección digital constante de artículos, ideas o productos que no se quiere dejar pasar.
ChatGPT aporta una visión psicológica, vinculando el fenómeno con la procrastinación. Las pestañas abiertas actúan como recordatorios de tareas pospuestas, y su acumulación puede generar una sensación abrumadora de pendientes sin resolver. El resultado es un ciclo de evitación que alimenta la ansiedad y el descontrol sobre la información diaria.
Un símbolo cultural de la hiperconexiónAmbas IA coinciden en que esta práctica ha trascendido lo individual para convertirse en un fenómeno cultural. En redes sociales y memes, el tener decenas de pestañas abiertas se ha convertido en un símbolo compartido del agotamiento, la sobrecarga mental y la vida hiperconectada.
La figura del “coleccionista de pestañas” representa a una generación expuesta a estímulos constantes, atrapada en la búsqueda infinita de información y con dificultades para cerrar ciclos. Como resume ChatGPT, la imagen de tener “87 pestañas abiertas” refleja una realidad cada vez más común: la sensación de que simplemente no se puede con todo.