Delivery, servicio doméstico e Internet: los permisos, privilegios y prohibiciones en el "hogar-celda" de cuatro dormitorios de Cristina

Lunes 23 de Junio de 2025, 08:08

Cristina en el balcón de su prisión domiciliaria



Si quiere, Cristina Kirchner puede pedir un delivery hasta su departamento de San José 1111, donde cumple el arresto domiciliario. No hay ningún impedimento en la Ley 24.660, que regla la ejecución de las penas, para que un preso en su casa pueda solicitar comida u otros productos a su hogar/celda. Eso sí, para recibirlo tendrá que hacerlo en la puerta del segundo piso o enviar a alguien hasta el palier de entrada ya que tiene prohibido salir de su hogar.

El delivery no es el único beneficio que tiene la ex presidenta (y la mayoría de los presos con domiciliara). Por su condición, también puede contar con un servicio de conexión a internet y el acceso a su teléfono celular para comunicarse con quien quiera. Puede comprar lo que desee por aplicaciones, leer los diarios o ver series y películas en cualquier plataforma de streaming. Son privilegios que no están habilitados para los presos detenidos en una cárcel común.

En principio, según la ley, el uso de teléfonos celulares está prohibido en las cárceles y se considera un falta grave que un preso lo use. Pero en los hechos son varios los condenados que logran acceder a celulares. Incluso durante la pandemia, el gobierno de Alberto Fernández habilitó el acceso a los teléfonos por las limitaciones a las visitas, lo que generó distorsiones posteriores.

El servicio doméstico, por ahora, es una incógnita si podrá mantenerlo. Para eso necesitará la autorización de la Justicia que le dio plazo hasta el lunes para presentar un listado de personas que accederán a su departamento sin autorización judicial. En esa lista debería poner a Zulma y Nancy, madre e hija. Como contó Clarín, la primera la ayuda con la limpieza y la segunda es una asistente todo terreno de la ex presidenta a la que le alquilaron un departamento frente a la casa de Cristina.

Cristina se opone a esos controles y el viernes presentó un escrito para que la Justicia flexibilice aun más sus condiciones de detención y le permita recibir visitas libremente. En el escrito que presentó su abogado Carlos Beraldi, dice que Cristina es la "principal líder política de la oposición al Gobierno nacional y máxima dirigente del Partido Justicialista". Y sostiene: "Lo cierto e incuestionable es que en un sistema democrático no puede limitarse el derecho que tiene un dirigente político a mantener contactos directos con personas que desarrollen esta misma actividad, ya sean de su propia fuerza u otra".

Incluso agrega que es injusto que dirigentes políticos internacionales tengan que pedir permiso para poder visitarla. Un dato que la ex presidenta quizá olvida es que en 2019, cuando Alberto Fernández visitó a Lula Da Silva preso en un penal tuvo que solicitar una autorización para poder verlo.

El caso de sus secretarios es similar al del servicio doméstico. Como contó Clarín, tendrá que ponerlos en el listado que presentará a la Justicia para que ingresen a su casa sin restricciones. Si no lo hace, deberán pedir autorización para entrar. El más cercano a Cristina es Mariano Cabral, que apareció detrás de ella en varias de las salidas al balcón de San José 1111.



Los controles de sus movimientos ya están activos desde que le pusieron la tobillera electrónica la semana pasada. Además, hay un teléfono que ingresó el Servicio Penitenciario Federal que puede sonar en cualquier momento y que debe ser atendido para verificar que está dentro del lugar de detención.

En los hechos, es el Servicio Penitenciario Federal (SPF) el encargado de controlar la detención de la ex presidenta y los accesos a su departamento. El SPF está a cargo de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad cuestionada por Cristina. Ya hubo contactos entre la Policía Federal, el SPF y la Policía de la Ciudad para coordinar los accesos al departamento de la ex presidenta una vez que la Justicia apruebe quiénes pueden entrar sin permisos.

La ex presidenta tiene espacio para moverse en su departamento. El piso de San José tiene siete ambientes, con cuatro dormitorios, cocina y dos baños distribuidos en unos 190 metros cuadrados. Lo compró Florencia Kirchner en 2015 al ex secretario de Cultura Jorge Coscia. Vivió varios años en el lugar, pero hoy lo habita la ex presidenta. Estará ahí durante los próximos seis años. /Clarín