Rusia advierte que una Tercera Guerra Mundial nuclear “podría estar más cerca que nunca”
Lunes 23 de Junio de 2025, 08:14
El Gobierno ruso emitió una fuerte condena tras los bombardeos ordenados por Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares clave de Irán -Fordow, Natanz e Isfahán-. A través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, Moscú calificó la acción de "irresponsable" y aseguró que constituye una clara violación de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional.
El canciller ruso, SergeiLavrov, advirtió que los ataques llevados a cabo por "un país miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU" resultan especialmente alarmantes. En ese marco, Rusia exigió que se convoque al Consejo de Seguridad de la ONU y solicitó al director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, que emita un informe "objetivo y sin evasivas" sobre el impacto de los bombardeos.
Desde el Kremlin también advirtieron sobre las posibles consecuencias. El expresidente Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, afirmó que "hay países que están listos para entregarle directamente sus propias armas nucleares a Irán", elevando la preocupación por una potencial escalada nuclear.
Más aún, Lavrov advirtió que esta situación podría desencadenar una "Tercera Guerra Mundial", una reacción que refleja la gravedad con la que Moscú percibe la situación.
Estas tensiones impactan en la credibilidad del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Moscú alertó que estos ataques minan la confianza en el sistema de verificación del OIEA y exigió una respuesta internacional firme.
El rechazo ruso se enmarca también en la estrecha alianza con Irán. A pesar de no comprometer apoyo militar directo, el Tratado Estratégico suscripto en enero de 2025 crea una cooperación robusta entre ambos países, incluyendo aspectos nucleares y de seguridad.
Rusia solicitó que se detenga de inmediato la agresión, reoriente la crisis hacia una vía diplomática y frene la escalada. La advertencia llega en un momento de máxima tensión global, en que la división entre apoyo militar y solución diplomática define el futuro del conflicto en Medio Oriente.