Encontró en su casa un tesoro de U$S 4.000 millones pero una inesperada decisión lo dejó pobre

Lunes 23 de Junio de 2025, 15:14

Lo que para Michel Dupont comenzó como un día más en su rutina, terminó con uno de los descubrimientos más increíbles de las últimos años en Francia. Este agricultor de 52 años, de un pequeño pueblo en la región montañosa de Auvernia, encontró un tesoro valuado en 4000 millones de euros. Sin embargo, una decisión le hizo perder todo el dinero.
El descubrimiento de un tesoro millonario en Francia: “El milagro de Auvernia”

Dupont vivía hace varios años en una finca alejada de las ciudades, entre sus campos repletos de cultivos y ganado. Conocía casi de memoria cada rincón de sus terrenos. Por eso, cuando vio algo que brillaba en el fondo de un arroyo, supo que se trataba de algo fuera de lo común. Entonces, se agachó, removió el barro con una pala y halló una pepita de oro del tamaño de una nuez. Luego apareció otra. Y otra más.

La noticia rápidamente comenzó a extenderse por el pueblo. En tan solo unos pocos días, la propiedad de Dupont estaba repleta de funcionarios, vehículos oficiales y equipos técnicos. También había periodistas de diferentes medios de comunicación que llegaron a cubrir lo que comenzaba a conocerse como “el milagro de Auvernia”.
La región montañosa de Auvernia, en Francia.
Lo que Michel no sabía es que, en Francia, el subsuelo no pertenece a quien es dueño de la superficie. Por ley, todos los recursos minerales están bajo dominio del Estado. Los minerales del subsuelo pertenecen a la nación, incluso si se encuentra en terrenos privados. Existe una compensación para el descubridor, pero mínima: apenas el 0,5% de valor total. En este caso, significaría 20 millones de euros.

Es por eso que, apenas confirmaron el hallazgo, las autoridades le prohibieron hacer cualquier tipo de intervención en el terreno hasta nuevo aviso. En específico, comenzaron a llevar a cabo estudios ambientales y patrimoniales que evaluaran el posible impacto de una explotación minera de ese tamaño en esa zona.

Asimismo, el Ministerio de Transición Ecológica y el Bureau de Recherches Géologiques et Minières (BRGM) comenzaron a hacer informes técnicos sobre la extensión del yacimiento y la posibilidad de explotarlo. Hasta que no concluyeran esos análisis, nadie podía hacer nada.

Por lo tanto, la situación dejó a Michel en una especie de limbo legal. Su nombre estaba en los titulares de todo el país, pero en su cuenta bancaria no había cambiado nada. La finca estaba cerrada al público, bajo vigilancia, y él seguía sin poder trabajar la tierra por las restricciones impuestas. Por eso, lo que en un principio parecía un golpe de suerte rápidamente se convirtió en un dolor de cabeza.

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