Jueves 03 de Julio de 2025, 18:07
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la Cumbre del Mercosur que se realizó en Buenos Aires, señaló que
“el Mercosur, actualmente, tiene obstáculos que superar, como la inclusión de los sectores automotriz y azucarero en nuestra unión aduanera. Posponer esta tarea significa sacrificar el potencial estratégico del bloque en la producción de vehículos eléctricos y biocombustibles”.
Estas declaraciones elevaron la alerta entre los distintos actores de la agroindustria sucroalcoholera de Tucumán, Salta y Jujuy.
En un comunicado conjunto, el Centro Azucarero Argentino (CAA), Unión Cañeros Independientes de
Tucumán (UCIT), el Centro de Agricultores Cañeros de Tucumán (Cactu),
Unión Cañeros Independientes de Jujuy y Salta, Cañeros Unidos del Este
(CUE) y Unión Cañeros del Sur (UCS) expresaron el rechazo a los dichos de Lula da Silva.
“La intención manifestada por el presidente de Brasil de incorporar el libre comercio de azúcar en el ámbito del Mercosur resulta inadmisible para el sector azucarero argentino en su conjunto. De concretarse, significaría un grave perjuicio para la economía del NOA al tener que competir en condiciones muy desiguales con la producción de Brasil, que viene de largos años de subsidios”, indicaron.
Lula da Silva y Javier Milei, durante la Cumbre del Mercosur.
Recordaron que el objetivo del Plan Proálcool (Programa Nacional do Álcool), implementado por Brasil en 1975, “fue sustituir parcialmente las importaciones de combustibles fósiles mediante la producción y uso masivo de etanol derivado de caña de azúcar.
El programa implicó décadas de subsidios directos e indirectos, financiamiento estatal a tasas preferenciales, incentivos fiscales y precios regulados, generando una estructura productiva fuertemente apalancada por el sector público”, añadieron.
Las consecuencias de esas políticas incluyeron
la creación de una capacidad productiva excedente sostenida artificialmente; la acumulación de capital y tecnología en el sector, que no hubiese sido posible sin la intervención estatal; y la generación de un mercado cautivo y protegido, con acceso prioritario de la caña al mercado energético interno y con subsidios cruzados entre el azúcar y el etanol.
En el sector azucarero remarcaron que
ese proceso “produjo distorsiones competitivas a nivel regional e internacional”, y que en el seno del Mercosur “han sido formalmente reconocidas como asimetrías que justifican tratamientos arancelarios diferenciales".