Cómo afectó el intenso frío a la producción azucarera tucumana

Domingo 06 de Julio de 2025, 08:22

ADVERTENCIA. El informe agrometeorológico de la EEAOC detalló cuáles fueron las zonas más afectadas por las heladas, lo que esperan, ayudará a morigerar los daños en el rinde de la caña aún en pie.



El invierno golpeó temprano al sector agroindustrial tucumano. Desde el 29 de mayo, se vienen registrando heladas meteorológicas de diversa intensidad en casi todo el territorio provincial, con especial impacto en zonas clave para la producción de caña de azúcar, cítricos y otros cultivos. Así lo detalla un informe preliminar elaborado por especialistas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), que advierte sobre las posibles consecuencias en el rendimiento agrícola y la disponibilidad de materia prima.

El reporte, firmado por Jorge Forciniti (Área de Agrometeorología) y María Fernanda Leggio Neme (Agronomía de Caña de Azúcar), analiza el período comprendido entre el 1 de mayo y el 4 de julio, y destaca que las heladas de este 2024 no solo se anticiparon respecto a años anteriores, sino que también alcanzaron niveles de intensidad y frecuencia inusuales, especialmente en el este provincial.

En la llanura norte, se reportaron temperaturas mínimas de entre -1?°C y -4,3?°C, con una duración acumulada de más de 25 horas bajo cero en las zonas más afectadas, como Monte Redondo, cerca del oeste santiagueño. Estas heladas, si bien catalogadas entre leves y moderadas, se repitieron entre dos y ocho días.

En la llanura sur, los registros fueron más severos: temperaturas de hasta -4?°C en localidades como Los Altos (Catamarca), y hasta 12 días con heladas en lugares como Cejas de Aroca, en el departamento Leales. Las bajas temperaturas se sostuvieron por casi 40 horas acumuladas en algunos puntos, generando preocupación por su efecto en el cultivo de caña.

En el pedemonte, donde se concentra la actividad citrícola, las heladas fueron generalmente leves en el norte y centro, y moderadas hacia el sur. Se registraron mínimas entre -0,2?°C y -2,9?°C, con eventos más intensos en los departamentos cercanos a Cruz Alta y Leales.

La zona cañera tuvo entre uno y nueve eventos de heladas desde el 29 de mayo. El informe destaca temperaturas mínimas de hasta -3,6?°C en Leales, y duraciones acumuladas superiores a 35 horas bajo cero en partes del este de Cruz Alta, Graneros y el propio Leales. En Burruyacú, en contraste, las heladas fueron más suaves y de corta duración, sin superar en general las 5 horas.

Aunque los efectos aún no son totalmente cuantificables, desde la Eeaoc se insiste en la necesidad de monitorear la evolución del clima durante las próximas semanas. Las condiciones ambientales —temperaturas, lluvias y posibles quemas— serán determinantes para saber si las heladas comprometerán la disponibilidad de caña o afectarán las yemas utilizadas para semilla.

En paralelo, el avance de la zafra azucarera se ubica en torno al 60% de lo proyectado por la Eeaoc, con exportaciones de fruta fresca que podrían extenderse hasta fines de agosto. Según datos del Instituto de Promoción del Azúcar y del Alcohol de Tucumán (Ipaat), en 86 días de zafra los 14 ingenios provinciales molieron más de 5,47 millones de toneladas de caña de azúcar bruta, mientras que se produjeron más de 85 millones de litros de alcohol en los primeros 70 días de la campaña sucroalcoholera.

Aunque los ingenios y productores avanzan con normalidad, el temor a un impacto retrasado de las heladas persiste. La Eeaoc pone especial atención en el estado de las yemas de caña para semilla, un factor crítico que podría condicionar la campaña del año próximo si las bajas temperaturas han dañado tejidos vitales.

Comparado con 2023, el presente ciclo muestra una mayor recurrencia e intensidad de heladas, con fenómenos que se prolongaron incluso en zonas citrícolas donde no son habituales. La situación pone a prueba la capacidad de respuesta del sistema agroindustrial y renueva la necesidad de políticas activas de prevención, inversión en infraestructura térmica y vigilancia climática.

A la espera de un informe final, los especialistas coinciden en que el monitoreo climático y agronómico será clave para evitar pérdidas mayores en una campaña ya marcada por la incertidumbre.