Miércoles 16 de Julio de 2025, 00:36

"La Loca Teresa"
En Tucumán, “La Loca Teresa” era en realidad Juan Peralta, un personaje emblemático de la hinchada de San?Martín entre las décadas de 1970 y 1980. Se hizo famoso por aparecer en las tribunas del estadio de La Ciudadela, donde se lo veía cantando y realizando agitadas coreografías desde los alambrados, una forma de alentar con talento y picardía.Con el tiempo, Juan se ganó el apodo de “La Loca Teresa” —o simplemente “Teresa”— tanto por su carisma como por su estilo estridente y auténtica presencia en la hinchada. Incluso décadas después de sus apariciones en la cancha, volvió a llamar la atención en 2017 mediante un video en el que envió un saludo amistoso a los hinchas de Atlético Tucumán, en tono de broma y con humor, mostrando que seguía siendo un personaje vigente .
Lamentablemente, Juan vivió sus últimos años en la pobreza en una pensión cerca de la ex Terminal de colectivos (“El Bajo”) y trabajaba de maletero, hasta que sus problemas de salud le impidieron continuar. Fue hallado sin vida el 30 de junio de 2022, en soledad, y su fallecimiento pasó casi inadvertido en la ciudad.
Sus coreografías desde el alambradoDurante los clásicos entre San Martín y Atlético, Teresa se subía a los alambrados de La Ciudadela y comenzaba a bailar con movimientos enérgicos y contagiosos. Lo hacía exactamente al ritmo de los cánticos, utilizando un estilo propio que mezclaba agitación, pasión y humor. Su presencia daba ánimo a la tribuna y se convirtió en un símbolo de la hinchada durante los ’70 y ’80.
Una paliza que lo sacó de las tribunasDicen quienes lo conocieron que, en un partido particularmente caliente, alguien lo “patoteó brutalmente” golpeándolo en un ojo o la mandíbula, dejándolo golpeado y con sangre en el rostro. Atravesado por la agresión, ese fue el día en que decidió que no volvería más al estadio
Su mensaje a los hinchas de AtléticoA pesar de haber sido un ferviente sanmartinista, en 2017 apareció en un video saludando —en tono bromista pero sincero— a los hinchas de Atlético Tucumán. Ese gesto, lejos de generar polémica, fue celebrado como una muestra de su carácter simpático y su humor piquetero.
El fin de sus días, con dignidad y dignidadEn sus últimos años trabajó como maletero en la vieja y la nueva terminal de ómnibus, empujando carritos, vendiendo alfajores y sosteniéndose con una pequeña jubilación. Varias veces caminó hasta una estación de servicio cercana solo para escuchar los relatos de los partidos por radio, fiel a su pasión por San Martín
Estos episodios muestran a un personaje único, auténtico, con carisma, resiliencia y buena onda. Hubo quienes lo vieron como excéntrico, otros lo chicaneaban, pero para quienes entendían de fútbol y sus leyendas, él fue el ícono de una hinchada con corazón y contrapunto divertido.
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