Sharenting: por qué la Justicia le prohibió a una madre publicar imágenes de su hijo en las redes

Jueves 17 de Julio de 2025, 15:02

Un Tribunal de Tucumán determinó que la práctica de subir fotos del menor vulnera su derecho a la intimidad, identidad digital y seguridad.



Un fallo inédito en Tucumán sentó un importante precedente en la protección de la intimidad digital infantil al prohibir a una madre publicar imágenes de su hijo menor en redes sociales sin el consentimiento del padre.

La Justicia hizo lugar a una medida cautelar solicitada por el padre, y ordenó a la mujer que se abstenga de forma inmediata de difundir o permitir la difusión de cualquier contenido audiovisual del niño en plataformas digitales y medios de alcance público.

La acción legal fue impulsada por el papá del nene, que no convive con él, con el objetivo de proteger la intimidad y la imagen de su hijo
. El padre denunció que la madre exponía el rostro del niño a través de fotos y videos para publicitar negocios familiares y promocionar emprendimientos personales. Incluso, el menor era filmado y exhibido en un programa de streaming a cargo de su tía.

El fallo argumentó que la exposición digital sin control no es un hecho neutro, sino que genera una huella digital permanente con potencial lesivo para la identidad futura del niño. Esta práctica, conocida como sharenting, puede afectar su reputación, poner en riesgo su seguridad y limitar su autonomía progresiva sobre cómo y cuándo desea compartir su identidad. Ante esta amenaza, se consideró necesaria una tutela judicial urgente, clara y proporcional.

Sharenting: la Justicia le prohibió a una madre publicar imágenes de su hijo en redes sociales. (Imagen: GeminiAI)
Sharenting: la Justicia le prohibió a una madre publicar imágenes de su hijo en redes sociales.

La Justicia remarcó que la responsabilidad parental no habilita a ninguno de los progenitores a disponer de los derechos personalísimos del hijo, ya que estos derechos no son delegables ni sustituibles por la voluntad de los adultos, incluso cuando exista una relación afectiva o de convivencia.

Además, advirtió que las imágenes de niños en espacios digitales no solo quedan sujetas a la mirada pública, sino que ingresan a un ecosistema donde el contenido se monetiza, se reconfigura y se transforma en vehículo de promoción comercial.

El fallo de la Oficina de Gestión Asociada de Familia N° 1 del Centro Judicial de Monteros, enfatizó que la identidad digital de un niño no puede convertirse en una extensión de los intereses de consumo del mundo adulto. Esta decisión, con escasos antecedentes judiciales, podría sentar un precedente importante en la materia.

Sharenting: la peligrosa costumbre de compartir la vida de los menores en Internet

El caso tucumano pone de manifiesto una problemática creciente conocida como sharenting, un fenómeno que combina las palabras en inglés share (compartir) y parenting (paternidad). Se refiere a la sobreexposición digital de los hijos impuesta por adultos, incluso con intenciones percibidas como afectuosas o familiares.

Esta práctica, que muchos consideran inofensiva para documentar la vida familiar, conlleva importantes riesgos que pueden comprometer la seguridad y privacidad de los menores. Así lo explicó Lucas Moyano, Fiscal especializado en cibercrimen, en diálogo con TN Tecno: “Cada posteo que se sube a las redes perfila una huella digital que supone una pérdida de la intimidad y privacidad de niñas, niños y adolescentes que debe ser resguardada“.

Un estudio de la compañía de seguridad en Internet AVG reveló que el 81% de los niños menores de dos años ya tiene un perfil o huella digital en redes sociales, y casi un cuarto (23%) inicia su vida online con una ecografía prenatal compartida por sus padres. Por otra parte, una encuesta de Nominet en Reino Unido mostró que, al cumplir cinco años, los niños ya tienen una herencia digital de casi 1500 fotografías o videos, legadas por sus padres.

A diferencia de las fotos familiares analógicas, estas imágenes se distribuyen fuera de círculos restringidos, con un público ilimitado y sin control sobre su rastro digital. Los adultos son quienes, inconscientemente, comienzan a crear la huella digital de sus hijos mucho antes de que estos puedan decidir o gestionar su propia presencia online, pasando de guardianes de la información personal a narradores públicos de sus vidas. /TN