Jueves 24 de Julio de 2025, 21:41

La actividad que más odian la generación Z y los millennials: el 31% no la hace desde hace más de seis meses.
Una
reciente encuesta de Talker Research ha puesto en evidencia una
tendencia llamativa entre los jóvenes estadounidenses: la limpieza del hogar figura entre sus actividades menos preferidas. El estudio, realizado a 2.000 personas de la
generación Z y millennials, revela que el
45% se sentiría avergonzado si alguien visitara su casa en su estado actual, y un preocupante
31% admite no haber limpiado su habitación en más de medio año.
La relación de estas generaciones con las
tareas domésticas parece marcada por la
evasión y la incomodidad. Según los resultados,
los jóvenes dedican más tiempo a postergar la limpieza (casi tres horas) que a ejecutarla realmente (menos de dos). Lejos de tratarse de simple pereza, el fenómeno apunta a una
resistencia emocional y práctica frente a los hábitos de mantenimiento del hogar.
La aversión se acentúa cuando se trata de
tareas específicas: el
37% detesta limpiar los suelos, seguidos por los
ventiladores de techo (31%) y los zócalos (28%). Estas áreas,
donde la suciedad suele acumularse sin notarse fácilmente, son las más evitadas.

Además,
más del 70% de los encuestados aseguró preferir situaciones incómodas —como mantener una conversación no deseada (19%), quedar atrapado en el tráfico (17%) o encontrarse con una expareja (9%)— antes que enfrentarse a la limpieza del suelo.
Arianna Castro, científica de Swiffer, destaca la falta de conciencia sobre el polvo invisible: “Muchos solo limpian cuando la suciedad es evidente, pero incluso los suelos que parecen limpios pueden albergar polvo y residuos”. Según el informe,
el 52% de los jóvenes solo limpia cuando ve suciedad, y el 36% lo hace exclusivamente cuando espera visitas, una cifra que asciende al 39% en la generación Z.
Los espacios más atendidos son los más visibles: la cocina (88%) y el salón (85%). En cambio, los armarios y rincones menos expuestos suelen ser olvidados: apenas un 48% afirma limpiarlos con regularidad.

En palabras de Castro, la clave está en simplificar la rutina: “La limpieza diaria puede parecer abrumadora, pero con los productos adecuados, es posible combatir la suciedad oculta y ganar tranquilidad, liberando tiempo para disfrutar lo que realmente importa”.
Entre el
desinterés y la presión social, los jóvenes parecen redefinir la limpieza como una
tarea secundaria, solo priorizada cuando hay alguien que la va a ver.
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