Sábado 26 de Julio de 2025, 09:24
A siete días del bombardeo que alcanzó la
Iglesia de la Sagrada Familia, la única parroquia católica de
Gaza, la situación en la zona de Zeitun continúa siendo crítica. Así lo denunció el
sacerdote argentino Gabriel Romanelli, párroco del templo atacado, quien habló desde el enclave palestino con el diario La Nación y detalló el drama humanitario que se vive allí:
“Los bombardeos siguen, las esquirlas siguen cayendo, y el shock entre nuestros casi 500 refugiados es enorme”.
El ataque, ocurrido durante una
operación militar israelí, dejó
tres muertos y al menos 15 heridos, entre ellos el propio Romanelli, que sufrió lesiones menores en una pierna. Según una
investigación interna del Comando Sur de las
Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el bombardeo habría sido un
“accidente” producto de un
disparo fallido.
“El impacto contra el frente de la iglesia fue tan fuerte que abrió un boquete en la estructura de cemento y piedra. La cruz de dos metros que adorna el tímpano fue alcanzada directamente”, relató el sacerdote, nacido en el barrio porteño de Villa Luro, al medio argentino. Además, denunció que
la situación humanitaria “ya no es sostenible” y calificó los hechos como
“moralmente inaceptables”.
Refugiados y dolor entre los fieles
Romanelli, miembro del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), permanece en Gaza desde hace tres décadas y actualmente coordina la asistencia a las cerca de 500 personas que se refugiaron en la parroquia. “Ver que entre los heridos hay jóvenes que soñaban con consagrarse a Dios, como un chico de 19 años que debía ir al seminario en Italia pero quedó bloqueado por la guerra, es devastador”, afirmó.
La comunidad cristiana en Gaza es pequeña y muy unida, según describe el sacerdote. Por eso, el golpe emocional fue profundo: “Es el mismo lugar donde uno reza, vive y canta... ver que murió un amigo, un familiar, es muy fuerte”.
La vida bajo fuego constante
A pesar del ataque, la vida continúa dentro del predio. “Después de casi dos años de guerra, uno se acostumbra a seguir. Pero hoy es difícil incluso organizar actividades para los niños: las esquirlas siguen cayendo”, dijo Romanelli. También confirmó que siguen distribuyendo víveres acumulados durante el alto al fuego de hace cinco meses, pero la situación es crítica: “Hay necesidad de todo: comida, agua, medicinas”.
Sobre el envío de ayuda, denunció problemas graves en la distribución. “Se habla de camiones que entran, pero muchos alimentos no llegan a la gente. Algunos fueron robados. Mientras tanto, la Fundación Humanitaria de Gaza, creada por Israel y EE.UU., no alcanza a cubrir las necesidades básicas”, señaló.
Llamados del Papa y reclamos a la comunidad internacional
Tras el bombardeo, el papa León XIV —quien mantiene contacto frecuente con el padre Romanelli— alzó su voz con firmeza durante el Ángelus dominical. Pidió el fin inmediato de la “barbarie de la guerra” y llamó a respetar el derecho humanitario, condenando los castigos colectivos, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzado de la población civil.
“Esperamos que el llamado del Santo Padre sea escuchado. El alto al fuego debe ser el primer paso. Después, el fin de la guerra, y finalmente, la paz”, expresó Romanelli, quien también destacó la reciente visita del cardenal Pierbattista Pizzaballa a Gaza. El patriarca latino de Jerusalén definió la situación como “una condena a muerte lenta” y aseguró que “cada hora sin comida, agua o medicina causa un daño irreversible”.
Para quienes deseen colaborar, Romanelli recomendó canalizar donaciones a través del sitio oficial del Patriarcado Latino de Jerusalén, que incluye a Palestina, Israel, Jordania y Chipre.
“Nosotros seguimos rezando y pidiendo por la paz. La paz es posible, en Palestina, en Israel y en todo el mundo”, concluyó Romanelli, con voz entrecortada pero firme.
Fuente: Diario La Nación / Entrevista a Gabriel Romanelli