La clasificación final del Gran Premio de Bélgica sólo entrega una sentencia clara.
Franco Colapinto llegó penúltimo con su Alpine luego de haber largado en un expectante 15° lugar beneficiado porque varios autos decidieron romper el parque cerrado. Sólo terminó por delante del francés Isack Hadjar, que la pasó muy mal con su Racing Bulls y, atribulado, casi que no compitió. De no ser por eso, el argentino habría terminado en el último puesto. Y queda claro, una vez más, que
su Alpine no lo acompaña. Se le pueden atribuir errores y algunas distracciones, claro. Pero lo concreto es que
el auto se le hace indomable por momentos y que no tiene ritmo de carrera. Así no solo le resulta imposible sobrepasar rivales, sino que también le impide sostener su posición. El argentino lo sufre.
Y también lo sabe.
"Fue una carrera positiva si pensamos que dimos todas las vueltas, pero no fue nada positiva en cuanto al ritmo. Nos costó mucho con la goma lisa, otra vez, sin ritmo. Con el aire sucio me costaba un montón. Una pena. No fue una buena carrera en general para nosotros. Hay que seguir laburando", aceptó resignado
Colapinto, que dejó atrás los fantasmas de Silverstone -no pudo largar por un problema mecánico y quedó varado en el pitlane-, pero que sigue sin encontrarle la vuelta al Alpine.
Algo que si viene consiguiendo su compañero, el francés
Pierre Gasly, que este domingo
partió 13° y llegó en un milagroso 10° lugar al aprovechar la segunda detención de Nico Hulkenberg con su Sauber y convertirse en un tapón de todos los que lo intentaron pasar.
La pregunta es por qué Gasly puede sacarle rendimiento a un Alpine que claramente no lo tiene. La respuesta es lo misma de siempre. Sin saber a ciencia exacta si la puesta a punto de los autos es diferente -como les sucede a todos los compañeros que desfilaron al lado de Max Verstappen en Red Bull-, el francés hace valer su mayor conocimiento del coche y su enorme experiencia para gestionarlo mejor en la adversidad. Tal vez no gira mucho más rápido, pero fin de semana tras fin de semana lo suele hacer mejor. Y deja a las claras que Colapinto necesita rodaje. Y, sobre todo, tiempo. Un bien que no abunda en la Fórmula 1 más allá de que todo hace indicar que tiene butaca asegurada hasta finales de año.
En Spa Francorchamps, después de que la carrera se demorara casi una hora y media por el tormentón que se desató cuando los autos daban la vuelta de formación, Colapinto mostró su mejor versión en los primeros giros con neumáticos intermedios para la lluvia. Solo el interminable Lewis Hamilton, hecho una tromba con su Ferrari, lo había podido sobrepasar -a él y a varios-. Pero después fue todo cuesta arriba para el de Pilar.